El cierre del año tiene el potencial de ser, emocional y mentalmente, agotador. Con el aumento de consultas alrededor de los ataques de ansiedad, te contamos todo lo que tenés que saber sobre ellos.
- 5 minutos de lectura'
“Tengo el cerebro agotado”, “Llego a fin de año con lo último de mis energías”, “Entendeme... es diciembre”. ¿Cuántas veces hemos escuchado estas frases a lo largo de las últimas semanas? Dejenme adivinar: muchas. Es que, más allá de los balances y las oportunidades que puedan presentarse en el nuevo año, llegar al cierre del calendario conlleva un desgaste emocional y mental que resulta agotador. Y no solo eso: venimos de dos años que nos pusieron a prueba como ningún otro y atravesamos cientos de experiencias súper dolorosas.
Ante esto no sorprende saber que en Argentina (y probablemente en el mundo) el número de consultas alrededor de los ataques de ansiedad aumentó y, lo que no es un dato menor, lo hizo sin discriminar rango de edad. Desde los niños hasta los adultos mayores se vieron afectados por esta problemática que cada vez está más presente y que vuelve a poner sobre la mesa la importancia de hablar abiertamente sobre la salud mental.
Sabiendo esto, nos sentamos a charlar junto a Carolina Veneroso, licenciada en Piscología (MN. 32032), para hablar sobre qué es un ataque de ansiedad y cuál es el impacto que puede tener fin de año en nuestra salud mental.
¿Qué significa padecer de ansiedad? ¿Cuáles son los síntomas o signos de un ataque de ansiedad?
Es clave definir qué es ansiedad, algo que podemos pensar como una respuesta defensiva de todo nuestro sistema nervioso ante los estímulos que nos rodean. En este punto me parece importante remarcar que -como toda emoción o sensación- la ansiedad no es ni buena ni mala per se. La ansiedad es, nos está indicando algo y es una respuesta mental y cognitiva frente a determinadas situaciones estresantes.
Si tuviese que describirla deberíamos decir que es una sensación en la que, una de sus principales características, es la preocupación excesiva. El barajar infinitas posibilidades ante un estímulo que nos genera esa preocupación excesiva -fijate bien, que no hablo de miedo, que está más ligado al ataque de pánico-. Es como si todo nuestro organismo le tirara esa información a nuestra mente para que ella resuelva con urgencia esa situación que genera preocupación.
En tanto lo físico, por supuesto que los ataques de ansiedad tienen un impacto en nuestro cuerpo. Un impacto que está relacionado con la taquicardia, el sudor. El sistema nervioso se pone en estado de hiper-vigilancia (alerta absoluta).
¿Qué es importante saber sobre la ansiedad?
Es clave no banalizar el término y darle la entienda que esta problemática merece. Sobre todo hoy, en la era de las redes sociales, que todo parece lo mismo y hasta se usan palabras de manera muy liviana. Hay que ser conscientes de que para la persona que sufre de trastorno de ansiedad generalizada, de ataques de ansiedad, fobia o de ansiedad social, esto es realmente un padecimiento.
Aclarado eso, es fundamental saber que nadie está exento de sufrir de un pico de ansiedad, no es que existe una inmunización a esta enfermedad.
Sabemos que la pandemia potenció esto; ¿fin de año también es un disparador? ¿Cómo se conectan estos dos hechos?
¡Sin lugar a dudas! Está más que confirmado que las fiestas disparan la ansiedad. Ya sea por los conflictos en la organización o porque, por ejemplo, muchas personas no se sienten a la altura de ese ideal de ‘felicidad’ que parece impuesto en las reuniones familiares de esta época. Una situación con la que, en general, es difícil de lidiar pero que al mismo tiempo uno siente cierto compromiso social de ‘estar’ y ‘participar’.
“Hay que juntarse”, “Hay que ser súper feliz”, “Hay que comer un montón”, “Hay que comprar un montón” son todas ideas impuestas que a muchas personas le despiertan un sentimiento de inadecuación que termina generando ansiedad. Escenario que se potencia todavía más con los dos años de pandemia que tuvimos que atravesar y que contradice con esa idea de alegría total ¿verdad? Porque la pandemia es sinónimo de tristeza, pérdidas, aislamiento, miedo y preocupación.
La pandemia generó muchísima incertidumbre. Las fiestas generan siempre muchísima incertidumbre. Esto se convierte en un combo que pone en jaque a la salud mental y, por ende, que explica también por qué las consultas sobre ansiedad tuvieron un pico en este fin de año.
¿Qué debe hacer una persona que sufre ansiedad? ¿Cuáles son tus consejos?
Hay que pedir ayuda profesional. Siempre. Tanto en ciudad de Buenos Aires como en toda la Argentina, hay centros de atención gratuita así como una enorme cantidad de profesionales. En tanto, para lidiar con la ansiedad cotidiana es importante tener un autoregistro -muy consciente- de las respuestas a los distintos estímulos externos. Entender cuándo nuestra reacción está siendo excesiva o exagerada. Hay muchas técnicas (desde la meditación y el yoga, hasta empezar a tejer) que ayudan mucho, pero que siempre tienen que estar acompañadas por un tratamiento de psicoterapia.