Después del escándalo mediático que tuvo como centro de atención a Wanda Nara, Mauro Icardi y la China Suárez, abrimos el debate sobre las nuevas formas de amor y engaño.
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“No somos los mismos que fueron nuestros padres” es una frase que tiene cierto poder y, además, muchas verdades. Es que, junto con los cambios sociales, también se transforman los distintos paradigmas que nos atraviesan como individuos. Cambió desde la estructura de la familia hasta las formas de amor, la concepción del placer, así como también qué hoy se define (y se siente) como una infidelidad. Es que -seamos honestos- en un momento en donde nuestras vidas enteras son mediatizadas por la tecnología, las formas de relacionarnos con el otro se transformaron de manera contundente.
Poniendo sobre la mesa otras reglas de juego, no deja de ser necesario crear el espacio para preguntarnos qué tipo de pareja queremos, cuál es la estructura familiar con la cual nos sentimos cómodos y hasta qué, realmente, consideramos como una infidelidad. “Pensar el engaño en una sociedad que ya no está atada al matrimonio es, sin duda, una situación que amplifica este conflicto. Pensemos en esto: los roles simbólicos de la pareja se vuelven más volátiles y hasta resulta difícil establecer una definición estricta entre -por ejemplo- una esposa, un marido y amantes“, reflexiona Luciano Lutereau, psicoanalista y doctor en Filosofía y Psicología, y agrega: “Es en este sentido que todos nosotros agregamos a la infidelidad el miedo al abandono y, dentro de las relaciones o vínculos más líquidos, ese engaño se convierte y potencia con el hecho de que cualquier muestra de deseo del otro se vuelve traición”.
En tanto qué es lo que duele de una infidelidad, además del sentimiento de la pérdida de confianza y el engaño, Luciano refuerza la idea de abandono y de pérdida: “Pensémoslo desde la estructura familiar tradicional en donde estaba ese pensamiento de ‘Me engaña porque... pero en última instancia vuelve a casa’. Como decía la esposa de Roberto Goyeneche cuando una vez le preguntaron sobre las salidas del Polaco y respondió ‘Yo solo sé que todas las noches vuelve a casa’ ¿No? Entonces, en última instancia, lo que duele en la infidelidad hoy es el miedo a que el otro no vuelva, siendo el telón de fondo de todo en engaño el temor a la pérdida del vínculo”.
Razones para ser infiel
“Más que razones, hay deseo ¿No?”, nos plantea Luciano y agrega: “El deseo es el tercero de toda relación. Digamos que en todo vínculo -ya desde la definición- estamos vos, yo y el deseo; porque incluso deseando lo mismo, no lo deseamos de la misma manera. Y acá encuentro un punto importante: el vínculo entre dos personas como forma de relacionarse puede ser monógamo, pero el deseo nunca lo es. Entonces mientras sigamos pensando vínculos atados al deseo y más en el contexto actual en donde el deseo pesa más, también se amplifican las razones o motivos de la infidelidad”.
El impacto de las redes sociales
Desde aplicaciones de citas hasta chats que se autoeliminan ¿La persona infiel tiene más escenarios parar moverse o las nuevas plataformas ponen estimulan de manera constante a nuestros deseos? “Lo que ocurre es que la infidelidad se virtualizó. Hoy en día, siguiendo con esto de la amplificación que hablábamos antes, para algunas personas es una infidelidad que su pareja le de like a una foto o chatee. Entonces tenemos que los gestos más diversos o que en otro momento no eran considerados así, hoy pueden llegar a ser calificados como engaño. La virtualidad y las redes sociales nos dejan ver cosas que antes no veíamos y, en última instancia, toda esa ganancia va de la mano de mayores temores y menos actos concretos ¿verdad? Pasamos de la infidelidad-acto a la infidelidad como cualquier gesto que represente el interés del deseo en otra cosa que no sea yo”.
¿Mitos o verdades?
Existen muchos prejuicios alrededor de las parejas y las infidelidades. Sin embargo, hay dos ideas que tenemos tan arraigadas que hasta resulta difícil deconstruirlas y preguntarnos sin son tan ciertas como creemos:
- Los hombres engañan más que las mujeres. “Hay algo que todo psicoanalista sabe y es que esto no es cierto”, nos dice Luciano y reflexiona: “Quizá lo que sí existe es que la estructura del deseo de los hombre está más asociada a la culpa y es muy posible que después de una infidelidad hagan algún gesto que los traicione y el resultado sea que ellos mismos se mandan al frente. Algo así como que los varones son más proclives a dejar pistas y, entonces, antes que más infieles, son más fáciles de descubrir”.
- La mujer engaña por amor, mientras que el hombre lo hace por sexo. “Creo que acá -más allá de la infidelidad- lo que plantea este prejuicio es la relación de las mujeres con el amor y de los hombres con el sexo. Es decir, se trata más bien de una idea tradicional alrededor de la infidelidad”, analiza Luciano y suma: “Creo que este prejuicio habla de una época más patriarcal, en donde los hombres estaban más cercanos a tener que demostrar su virilidad (y acá te sumo esa idea de ‘Los hombres le dan a cualquier cosa’) y para las mujeres estaba más a disposición la infidelidad desde la fantasía del galán de las telenovelas”.
- No dejes de seguir a Luciano Lutereau en Instagram y te invitamos a conocer algunos de sus libros: “El fin de la masculinidad”, “No hay relación sexual. Amor, deseo y goce en psicoanálisis” o “El goce de la mirada”.