Cuando identificamos un desequilibrio en alguno de estos sistemas, podemos incorporar alimentos y prácticas de estilo de vida, mental, emocional y espiritual, para energizar o balancear ese centro.
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En nuestro cuerpo hay siete sistemas en funcionamiento, y cada uno de ellos se corresponde con nuestros siete chakras, es decir, los centros energéticos de nuestro cuerpo físico y emocional. Cada sistema tiene un color: raíz (rojo), el fluir (naranja), fuego (amarillo), amor (verde), verdad (azul claro), intuición (azul oscuro), espíritu (violeta); y a su vez cada sistema se basa en una glándula endócrina y las partes del cuerpo que la acompañan, que finalmente se conectan a una variedad de funciones fisiológicas.
Lo interesante es que cuando identificamos un desequilibrio en alguno de estos sistemas, podemos incorporar alimentos y prácticas de estilo de vida, mental, emocional y espiritual, para energizar o balancear ese centro. Temas que, a priori, vemos como separados hacen un todo inteligente: lo nutricional, lo anatómico, lo psicológico y lo espiritual se benefician al ser tratados juntos.
El principio general de la dieta de los 7 colores es consumir un espectro pleno de alimentos (vegetales y frutas) con diversos colores para cubrir el espectro completo de nuestros sistemas biológicos físicos y sutiles. Aportando este abanico de luz a nuestros sistemas, vamos a estar energizadas por todas las variaciones de la luz del sol. Ahora bien, si analizamos cada sistema y su chakra correspondiente, vamos a poder orientar mejor nuestras elecciones alimentarias y nuestros hábitos. A continuación, la explicación chakra por chakra.