Online u offline, todos tenemos cerca algún gurú verde que nos guía en nuestra transformación. ¿Sabés quién es el tuyo?
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Cuando tenés alguna consulta laboral, algún dilema amoroso o una duda financiera..., seguro se te viene a la mente esa persona a la que acudís ante cualquiera de estas disyuntivas. Y si de la Madre Tierra se trata, es lógico que tengamos “madrinas” eco (o, por qué no, padrinos también). ¿Qué son? Son esas personas que nos guían en este nuevo despertar consciente que busca procurarnos un ambiente más sano, un planeta más limpio y, en síntesis, un mundo mejor.
No es casual que en los últimos tiempos escuchemos hablar tanto de cambio climático, el peligro del plástico, la extinción de especies, por solo nombrar algunos de los tantos problemas que aquejan a nuestra pobre Pachamama. Y es que estas amenazas (que, en definitiva, son también hacia nosotros como humanidad) son cada vez más reales e incluso palpables (como el hecho de que nos “comemos” una tarjeta de crédito por mes en microplásticos. ¡¿Qué?!).
Por suerte, ante este tsunami abrumador de desafíos que cada día crecen y parecen arrasar, hay personas que se embanderan con el propósito de acompañar a otros en su camino hacia mejores hábitos. Y es que, justamente, cambiarlos no es nada fácil (mucho menos a medida que nos hacemos más grandes). Por eso es clave sentirse acompañadas en ese viaje..., y por eso es tan fundamental el rol de los padrinos eco para ese empujón inicial y para ayudarnos a no desviarnos de la ruta.
No es solo oficiar de call center y responder preguntas o dar consejos. Los padrinos eco son personas que suelen estar a la vanguardia, probando esas opciones de consumo responsable que comienzan a surgir más silenciosas y que luego, de repente, vemos por todos lados. ¿No te pasó con la copita? ¿Con el compost? ¿Qué tal con el champú sólido? Siempre vas a tener a alguien cerca que ya esté un paso más adelante de esas “tendencias” que, en realidad, se terminan transformando con el tiempo en hábitos para muchos. Lo fundamental es ser receptivas ante estos sabios consejeros que, en definitiva, se podría decir que le hacen un favor a la humanidad, de a poquito y desde lo más micro.
Como ser una madrina (y no morir en el intento)
¿Qué pasa cuando nosotras nos convertimos en esas personas a las que acuden otros? Por ahí estás todo el tiempo contando tu propia experiencia sobre cómo encarás algunos hábitos (puede ser desde pedir el bolsón de frutas orgánicas hasta dar tips para separar los residuos). Si el medioambiente es una causa que te importa o incluso te apasiona, es muy probable que ya estés cumpliendo los deberes de una madrina eco... y quizá no lo sepas.
Y en este rol en el que estás mucho tiempo “evangelizando” a tus pares, también hay algo de complicidad. No es solo dar cátedra e impartir buenas prácticas, sino que hablar desde la propia experiencia hace que el aprendizaje sea más compartido. Está buenísimo que existan tutoriales para absolutamente todo o que Google siempre tenga la respuesta, pero el exceso de información puede confundir y está bueno que alguien de carne y hueso aclare los tantos.
Sin embargo, este rol que va sembrando semillas de nuevas costumbres más amigables con el planeta puede conllevar un peligro: ¡volverte densa! Nadie quiere ser quien esté siempre marcando el error o no deje pasar la más mínima “infracción”. Entonces, procurá regular tus reacciones, siempre poniéndote en el lugar del otro y entendiendo que hay procesos que llevan tiempo y que, en definitiva, quien no está abierto a cambiar tampoco va a cambiar si tiene a alguien encima diciéndole todo el tiempo que hace las cosas mal. Deciles a tus “ahijados” que en estas cosas hay que darse tiempo para asimilar todo. De esa manera, evitás que se frustren y abandonen.
Por otro lado, siempre es mucho mejor contagiar desde el ejemplo. Es una manera mucho más efectiva de que tus acciones cobren visibilidad y, también, de inspirar. Quizá no tomen acción de inmediato, pero al menos van a saber que algo puede hacerse de una manera distinta. Después está en los demás y en sus tiempos con qué deciden quedarse.
Entonces, ¿la clave de los padrinos y madrinas eco? Comunicar desde la empatía, la humildad y la propia experiencia para ubicarnos todos en un mismo nivel. Nadie nace sabiendo. La vida es aprendizaje. Los comienzos a veces cuestan, pero después todo fluye, en la vida y en este camino de la sustentabilidad que nos necesita a todos y todas. •
Seguí estos padrinos y madrinas eco
- @lalocadeltaper. La diseñadora se convirtió en una de las activistas en redes más conocidas por sus tips sobre consumo responsable. Ahora también tiene una web con contenidos y dicta talleres de compostaje. lalocadeltaper.com.ar.
- @cuidaralatierra. Franco Chiaravini tomó su propia experiencia para enseñarles a otros y que todos puedan descubrir su camino hacia la soberanía alimentaria y mejorar su huella ambiental. En su web tenés un curso gratuito. cuidaralatierra.com.
- @verdeyconsciente. Manuela Orbe se enteró hace unos años del impacto de la industria ganadera en la crisis climática y el calentamiento global y nada fue lo mismo. Hizo el “clic” y hoy difunde la transformación gradual de hábitos de consumo y tratamiento ecológico de alimentos y consumos cotidianos.
- @blondaverde. Economista y concientizadora ambiental, Agus Legasa comparte información y consejos sobre reciclaje, compostaje y sustentabilidad. Se considera una activista imperfecta. También da capacitaciones.
Los centennials: ¿padrinos eco naturales?
“¡Cómo se atreven!”, protestaba Greta Thunberg en Nueva York. Greta quizá sea el símbolo, pero definitivamente hay algo en las nuevas generaciones que ya no se piensan como del futuro, sino del presente. Sienten la necesidad de dejar atrás la zona de confort e incluso practicar algún tipo de activismo, como sea y con los canales que tienen a mano (léase: las redes sociales). Y, desde esa mirada, ser padrinos eco es una manera de advocar por el medioambiente.
Experta consultada: María Castro. Periodista especializada en sustentabilidad.