En Puerto Pirámides, una experiencia sin igual para conocer, de cerca, las ballenas que llegan a los mares argentinos.
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El Yellow Submarine no solo es un barco único, sino que es también de construcción y diseño argentino. Fue creado en Mar del Plata, en el legendario Astillero Contessi. “Creo que ahí se juntaron dos personajes hermosos, Federico Contessi que era el dueño del astillero en ese momento, un italiano que a los 80 y pico de años seguía yendo a trabajar todos los días a las 7 de la mañana, estaba enterado de todos los proyectos”.
Cuando Tiño Resnik le cuenta a Federico Contessi su idea de hacer “un submarino para avistar ballenas”, no pensó que a la semana siguiente recibiría una llamada desde Mar del Plata, una invitación de Contessi para que fuera a ver la quilla de su futuro submarino busca ballenas. “Vos fijate cómo hacer el proyecto, yo ya lo empiezo a construir”: esas fueron las palabras del dueño del astillero. Tiño tuvo que hacerle caso, y salió a buscar el financiamiento.
Julitte Decré es otro eslabón fundamental del proyecto Yellow Submarine. Francesa radicada en el territorio y enamorada de un argentino hace muchos años, fue primero pasajera de Tiño y como tenía “cabeza de soñador” le dijo que cuando hiciera un proyecto propio, la convocara para trabajar juntos. Hoy el Yellow Submarine es el proyecto conjunto de la familia Resnik y Decré, que siguen siendo muy amigas.
Pasaron 10 años desde que Tiño Resnik presentó la primera licitación antes las autoridades de Puerto Madryn para permitir este tipo de avistajes, y el momento en que el barco terminó de construirse. Llevó un año y dos meses el armado. Hoy no existe otro barco igual en el mundo.
En el 2013 fue la primera salida. “Estábamos haciendo una inversión gigantesca en un barco que no sabíamos si iba a funcionar porque tal vez a las ballenas les daba miedo esa embarcación, esa superficie debajo del agua”, recuerda Lara Resnik.
Ballenas en el golfo
Según el laboratorio de Mamíferos Marinos del CENPAT, la tasa de permanencia en la región es de entre 1800 a 2000 especímenes de ballena; esa, se calcula, es la base que regresa cada año. Hacia fines de noviembre se empiezan a retirar del golfo para empezar la migración en busca de alimento.
Las condiciones del Golfo Nuevo -un accidente costero ubicado al noreste de la provincia del Chubut en la Patagonia de Argentina- son especialmente óptimas para el encuentro con estos animales porque las ballenas están tranquilas y sociables. Así mismo, la falta de oleaje permite que las embarcaciones puedan acercarse más, y que se tenga mayor visibilidad a través del agua, incluso en los avistajes tradicionales, desde arriba. En otras partes del mundo, se hacen desde los 15/20 metros, y suelen verse solo sus saltos. En el Golfo Nuevo, las ballenas se pueden observar a menos de un metro.
“Si la ballena se aleja, la idea es buscar otra madre con cría, o grupo de cópula que sí esté sociable”, me explica Lara cuando le pregunto si solo se ve una ballena durante el avistaje, “entonces vas viendo varias ballenas a lo largo del recorrido. Incluso, si una ballena está extremadamente sociable, la idea es no pasar un hora y media al lado de la misma ballena para no molestarlas tanto. Nos mantenemos 20 min con esa ballena y nos retiramos hacia otro grupo”.
La experiencia del Yellow Submarine
- Viajás hasta Puerto Pirámides (único lugar habilitado para las salidas de avistaje, y único centro poblado y de servicios dentro de Península Valdés) por una ruta asfaltada, ingresás a la península, y si vas con tiempo, podés hacer una parada en el Istmo Ameghino que tiene un centro de interpretación. También hay una lobería cerca de la entrada a Puerto Pirámides que podés visitar a la ida o a la vuelta del avistaje.
- ¡Embarcás! Como no hay puerto, te subís al barco directo, ubicado arriba de un tráiler que te va metiendo, con barco y todo, en el agua. Vas ir viendo como el agua sube por la ventana en la cabina inferior hasta quedar completamente sumergido. La duración de la navegación es de 1h 30 min, más 15 min. de embarque y desembarque. No tenés que navegar mucho para ver ballenas: ya podés empezar a verlas apenas sale la embarcación porque están muy cerca de la costa.
- Los guías balleneros van explicando los comportamientos de la ballena durante la navegación, y predicen dónde harán los saltos. Se puede ir hablando con los guías en la cubierta externa, pero en la cabina submarina se pide silencio porque los ruidos bajo el agua se transmiten más rápido y son más percibidos por las ballenas. Solo hay un mini parlante desde donde el capitán indica de qué lado se va a poder observar a la próxima ballena.
- Lo mejor que podés hacer para vivir la experiencia completa es estar un rato en la cubierta y un rato en la cabina, ya que hay algunos comportamientos que se ven solo desde el exterior (saltos, movimientos de cola). El comportamiento más habitual de la ballena bajo el agua es ponerse de costado y acercar el ojo a las ventanas para ver qué está pasando adentro.
La experiencia es para todas las edades, desde bebés hasta gente mayor, pero no es apto para personas con movilidad reducida por las escaleras que conectan la cabina con la superficie, entre otras cosas. De todos modos, podés hacer el avistaje tradicional que está más preparado para esos casos.
Dónde quedarse, cuándo ir y cómo llegar
Reserva única
Podés quedarte en la variada oferta de alojamientos de Puerto Madryn. Pero si querés un lugar especial, podés reservar en El Pedral. Es una reserva ubicada a 75 km de Puerto Madryn, que tiene una colonia de pingüinos de Magallanes, muy nueva y en pleno crecimiento. La casa que funciona como hotel de campo está por cumplir 100 años. Desde el 2015, la sociedad creada por las familias Resnik y Decré manejan la propiedad que compraron. Tiene pocas habitaciones: la idea es poder vivir la experiencia de la estepa y la fauna patagónica en tranquilidad. La temporada arranca desde mediados de septiembre hasta mitad de abril. Es ideal si estás buscando un servicio exclusivo.
Para el avistaje
Agosto es un muy buen momento para hacer el avistaje de ballenas, pero todavía no llegan los pingüinos. Las vacaciones de invierno y el fin de semana largo de octubre son los momentos donde más gente viaja. Agosto, septiembre y noviembre tienen muy buenos días para hacer el avistaje, hay buen clima y muchas actividades al aire libre pueden realizarse sin problemas. En noviembre se puede incluso hacer buceo con lobos marinos.
Cómo llegar
Actualmente, hay vuelos y micros hacia Puerto Madryn (de todos modos, es conveniente chequear las páginas de los aeropuertos y de las compañías por si hay cambios). En ambos casos se pide para viajar un pcr o test de antígeno negativo. Se puede hacer en el aeropuerto, o gratis en la Rural si se viaja desde CABA. También se puede viajar en auto particular. La provincia para ingresar no pide requisitos. Tenés que llevar la aplicación Cuidar en tu celular, y el certificado de vacaciones que se tramita por la misma app.
Acá podés ver la web del Yellow Submarine, y seguirlos en Instagram: @yellowsubmarinearg.