Conciencia y propósito son los dos valores que reinan en el nuevo paradigma centennial, y que, con el paso del tiempo, se volvieron fundamentales a la hora de concretar una venta.
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Por Eliana Motolo, cofundadora de la plataforma Mujeres que Emprenden, periodista especializada en emprendedorismo y redes sociales, con más de nueve años en agencias de comunicación digital.
La incipiente ola digital cambió por completo la manera de darle vida a un negocio. Si lo pensamos bien, una de las primeras cosas que hacemos cuando se nos ocurre emprender, es abrir un perfil de Instagram para promocionarlo. Es un acto que nace casi como un reflejo involuntario. Es que internet hoy atraviesa todo lo que hacemos.
La realidad es que ya no tenemos ese sueño casi “noventero” de ir a la inmobiliaria, hacer un scouting de locales y elegir en qué barrio vamos a instalarnos. Básicamente porque se trata de un gasto que muchas emprendedoras no queremos hacer: implica invertir plata en un entorno de crecimiento cada vez más desafiante. Las redes sociales, en ese sentido, son esa zona de confort que elegimos para probar la idea antes de salir a la cancha.
Hoy por hoy, todo lo que hacemos está atravesado por el mundo digital, y ya son dos generaciones completas (además del híbrido que representamos los Millennials) las que investigan online antes de tomar una decisión de compra. Los “Generación Z” o “Centennials” directamente nacieron con un celular bajo el brazo y tienen una conciencia que va más allá de resolver una necesidad de consumo: también piensan en el impacto de lo que compran. Se preguntan si es bueno lo que consumen para su cuerpo, para su estilo de vida y para el mundo en el que vivimos.
Este nuevo paradigma nos exige ir más allá a la hora de emprender, porque si los queremos cautivar, sí o sí vamos a tener que pensar en la creación de un negocio con conciencia. Según un informe llevado a cabo por Deloitte global, a la hora de elegir una marca, las nuevas generaciones 2020 prefieren apoyar aquellas que generan algún tipo de impacto positivo. Por eso es tan importante que hoy, a la hora de emprender en serio, pensemos también qué aporte le estamos haciendo al mundo para convertirlo en un lugar mejor.
Esto no significa que además de emprender tengamos que ponernos la capa de “Mujer maravilla”. Significa más bien ser conscientes de lo que es importante para nuestros clientes actualmente y poner nuestro granito de arena para dejar una huella positiva.
Pero... ¿cómo logramos impactar con nuestro emprendimiento?
Creá un propósito que te motive
A la hora de darle vida a un emprendimiento, además de pensar en lo que “yo quiero vender”, tenemos que pensar en lo que queremos dejarle a nuestros clientes y al mundo. Es decir, pensar en el mensaje que hay detrás de cada producto o servicio. Eso nos va a ayudar a crear una comunidad que tenga los mismos intereses que queremos promover. Por ejemplo: una relación más sana con el cuerpo, una ideología, mayor conciencia medio ambiental, etc.
Una vez que encuentres el propósito, te va a ser mucho más fácil comprender qué querés decir y cómo ofrecérselo a tus clientes. Tenerlo en claro funciona como un imán para las nuevas generaciones, así que no te olvides de reflejarlo en todo lo que salgas a decir. ¡Hacé que te escuchen! ¿Un buen ejemplo? La marca Hello Bali, que nació con una visión body positive.
Creá un impacto real y visible
Para eso es clave que te preguntes genuinamente cómo podés impactar de manera social, ambiental o económica sobre tu cadena de producción. Desarrollar alguna de estas tres aristas te va a ayuda a alinearte con esta nueva naturaleza empresaria, y también va a ayudar a mitigar el daño que generaron las generaciones anteriores.
Lo bueno es que podés trabajarlo desde el momento cero del emprendimiento: seleccionando el packaging de tus productos, eligiendo proveedores responsables con el medio ambiente y que ejerzan el comercio justo, o seleccionando empleados de forma ética y responsable. ¿Un buen ejemplo? PAPA, una marca triple impacto que hace objetos de diseño de uso cotidiano a partir de materiales de descarte.
Generá nuevas oportunidades y alianzas
Emprender con propósito e impacto te va a guiar en tu forma de hacer negocios, lo que le abre la puerta a una familia de emprendimientos que resuenen con el mismo lema. También puede hacer que recibas fondos o apoyo, lo que a su vez puede ayudar a tu emprendimiento a subir al siguiente nivel.
Teniendo una visión clara, vas a poder encontrar proveedores, empresas, organismos y hasta otros emprendedores que pueden funcionar como una red de apoyo para seguir trabajando en pos de tus objetivos y crecer. ¡No te olvides que la unión hace a la fuerza! Un gran ejemplo son las empresas B, que trabajan en el desarrollo de una visión empresarial que mide su impacto.
LA NACION