Te contamos cuáles son algunos de los indicios de la presencia de estos bultos benignos. Y también si es aconsejable tratarlos.
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Hay unos tumores benignos que se generan en tu útero y se conocen como “miomas” o “fibromas”. Su causa es desconocida y, en su mayoría, son “buenos”. Es clave saber eso, ¿no?, porque en temas de salud, la palabra “tumor” asusta mucho. Estos bultos suelen ser asintomáticos y muy chiquitos, aunque bastante frecuentes: afectan a alrededor de un 20% de las mujeres; y en las mayores de 35 años, ese porcentaje asciende al 40%.
Los miomas pueden localizarse en el espesor de las paredes del útero (músculo uterino o miometrio), en las cercanías de la cubierta interna del útero (endometrio) o bien pueden tener un crecimiento hacia el exterior del útero.
Los estrógenos y la progesterona –ambas hormonas vinculadas con la fertilidad– favorecen su crecimiento. Es por eso que los miomas suelen aparecer en edad reproductiva y crecen, por ejemplo, con el embarazo. Por el contrario, una vez que llega la menopausia, su desarrollo es intrascendente.
¿Cuándo consultar?
Los miomas generalmente se detectan en el examen ginecológico, por tacto, y se confirman mediante una ecografía transvaginal. Como en general no producen síntomas, es importante el control anual para conocer su tamaño, ubicación exacta y vascularización. Suelen ser chiquitos y quedarse en 2 o 3 centímetros. Sin embargo, es importante que estés atenta a:
- Sangrados anormales: son esos que aparecen en el medio del ciclo, o bien cuando tenés menstruaciones más largas o abundantes. Por ejemplo, puede ser un signo de alarma si se llena la copa menstrual a cada rato o no te alcanza, si de noche te manchás, si tenés que utilizar más de 7 toallitas llenas al día o recurrir siempre a las nocturnas.
- Dolor: hay miomas que pueden crecer hasta 10 centímetros. Entonces, producen molestias al menstruar, dolor fuera del ciclo y al tener relaciones sexuales.
- Hinchazón: tené en cuenta que el útero normalmente mide 7 centímetros, pero cuando hay uno o más miomas puede pasar a medir entre 11 y 12 (similar a un embarazo de 5 meses), con lo cual es esperable sentir molestias.
- Más ganas de ir al baño: como adelante del útero está la vejiga, si hay miomas, es posible que sientas ganas de ir al baño a cada rato o problemas para ir de cuerpo por el vaciado del intestino, que está detrás del útero. Esos son los síntomas más importantes, junto con el sangrado abundante o el dolor.
Tratamientos
Cuando causan mucho sangrado, se recurre a tratamiento con un DIU hormonal que combate las pérdidas excesivas y disminuye su crecimiento. Pero hay casos en que, más allá del tamaño, la presencia de muchos miomas chiquitos puede generar dificultades para lograr y mantener un embarazo. Asimismo, como en el embarazo los estrógenos y la progesterona aumentan para mantener la gestación, puede ser conveniente sacarlos porque los miomas crecen también, lo que puede causar que el útero crezca todavía más. Por eso, si estás pensando en quedar embarazada y sospechás de su presencia en el útero o querés sacarte las dudas, es importante realizar una consulta preconcepcional para chequear que todo este correcto.
A veces los miomas pueden sangrar y eso también causa mucho dolor. Por eso, si tenés muchos síntomas, se procede a sacar solo los miomas y a colocar el DIU con hormonas.
Miomectomía o histerectomía
Respecto a las técnicas quirúrgicas para solucionar este problema, las hay más o menos conservadoras. ¿Por qué? Básicamente, porque la diferencia entre los distintos procedimientos es la preservación del útero. La miomectomía, que es la más conservadora porque no lo saca, tiene como desventaja la aparición de nuevos miomas y la indicación de cesárea para la finalización de un futuro embarazo. Por su lado, la histerectomía remueve el útero y resuelve definitivamente el problema producido por la presencia de miomas, pero dejás de menstruar a partir de ese momento, aunque eso no significa que empieces la menopausia, ya que no sacan los ovarios. •
Chequeos imprescindibles
Acordate de que, una vez al año, es recomendable que visites a tu ginecólogo para realizar los controles correspondientes. Que ninguno se escape de tu checklist:
- Pap o papanicolau.
- Colposcopía.
- Ecografía transvaginal.
- Ecografía mamaria.
- Mamografía después de los 40 años o antes, en caso de que existan antecedentes familiares, junto con la ecografía mamaria.
Qué miomas deben tratarse
- Los de rápido crecimiento.
- Los de gran tamaño.
- Los que provoquen molestias abdominales o urinarias debido a su efecto compresivo.
- Los que producen menstruaciones abundantes o sangrado intermenstrual.
- Los que impiden la concepción.
“Decidí operarme”
Karina Saens (49 años).
“Hace un año y medio empecé a sentir durezas en el abdomen, más precisamente en la parte baja. Me hicieron una ecografía y salieron 3 miomas de 7, 10 y 11 centímetros. Yo notaba algunas durezas y veía el crecimiento de mi abdomen, que ahora está como el de un embarazo de 5 meses, pero nunca me imaginé esto. Desde los 9 años, cuando menstrué por primera vez, siempre tuve mucha cantidad e incluso llegué a la anemia. Los tratamientos farmacológicos no me dieron resultado, así que finalmente, y tras dos suspensiones, decidí operarme. Me van a sacar el útero, los miomas y parte del cuello. El médico me lo consultó y le dije que sí porque ya tengo una hija y no quiero tener más, estoy en una edad en la que la menopausia está cerca igualmente y tengo antecedentes familiares de cáncer de útero, así que no lo dudé. Las mujeres tenemos que estar atentas a los síntomas, preguntar, buscar médicos y pedir estudios”.
Expertos consultados: Dra. Marta H. Ferreira. Médica obstetra y ginecóloga, miembro plenario de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Buenos Aires (SOGIBA). Dra. Vilma Rosciszewski. Médica ginecóloga. (@ginecoyvos).