En 2016 Florencia Gallino creó Sitopia, un emprendimiento sustentable que promueve, educa y facilita el cultivo urbano.
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“¿Dónde, cómo y quién produce mi alimento?”, se preguntó Florencia Gallino (34) en 2016. Nació en Entre Ríos, vivía en Ciudad de México cuando decidió empezar su propia huerta urbana en una terraza con una amiga. Así nació Sitopia, con el objetivo de crear espacios de regeneración urbana y alimentos. “Con la cosecha hacíamos comidas para amigos y familia. Ahí nos dimos cuenta de que había muchas personas interesadas en tener su huerta y que necesitaban ayuda”, relata.
A principios de 2019, regresó a la Argentina. Si bien el fuerte de Sitopia es la capacitación, también cuentan con líneas de productos que complementan la parte educativa, como semillas agroecológicas y macetas de materiales sustentables. Durante la pandemia, capacitó a más 2000 personas, además de ofrecer creación de huertas en domicilios y empresas como ICBC, Gobierno de la Ciudad y Colgate. En 2021, recibió la distinción de la Ciudad de Buenos Aires como mejor emprendimiento en el rubro ambiental y sustentable del año.
Los primeros pasos
En México empezaron con los talleres. “Fue clave conseguir un lugar físico, donde podíamos invertir para generar nuestra propia comunidad. A partir de estar en contacto con las personas, nos dimos cuenta de cuál era la demanda”, relata. Les pedían que les instalaran las huertas en sus casas, por lo que esa fue la primera salida de negocio. Ya en el país y sin socia, observó que los argentinos preferían hacer su propia huerta. Como le preguntaba dónde podían comprar buenas semillas y sustratos, generó una tienda de productos. “Siempre fue escuchar al público”, explica Flor.
Para crecer, tuvo que aprender a delegar y armar equipo. Sumó a Rosario Méndez Casariego, Camila Márquez y Luciana Pasión. “Acá el proyecto tiene otro color. Invierto mucho en comunicación y redes”, señala. En esa línea, a fines de 2019 decidió dar un curso online. Casi como si hubiera previsto la pandemia, para marzo de 2020, ya tenía todo listo. “Fue un desafío transmitir lo que es hacer huerta desde lo virtual, pero creo que se logró”, afirma.
La naturaleza en la ciudad
“La huerta es una excusa para volver a conectar con la naturaleza, dentro de un espacio reducido: balcón, terraza, ventana incluso”, afirma Flor, Licenciada en Relaciones Internacionales, pero que luego se formó en Producción Vegetal Orgánica en la UBA. “Te ayuda a entender las temporadas de los alimentos y a conocer otras variedades de hortalizas que no encontrás en la verdulería, porque son más difíciles de comercializar. En tu casa podés producir cosas diferentes”, agrega.
Los consejos de Flor
- “Armar un equipo es clave. Para crecer rápido y de manera estable hay que confiar en delegar. Contratá personas que saben más que vos en determinadas áreas para que te complementen”.
- “Sea el rubro que sea, pensá en términos más generales y no te cases con un producto o idea. Es fundamental ser muy flexible en ver si eso es realmente lo que resuena con la comunidad a la que vos querés llegar.”
- “Animate a invertir. Una buena página web, hacer una buena marca, que realmente exprese y represente lo que querés vender. También, en un lugar físico. El tema de la oficia es fundamental, para mí. Ahí ocurren las cosas.”
- “Es importante tener capacidad crítica. Si algo no va, no va. A veces lanzamos un producto o curso nuevo y quizás no pega tanto y no pasa nada. Hay que tener esa flexibilidad.”
- “Es fundamental cuidar a tus clientes y a los que confían en vos. Ofrecerles descuentos o algo que les sirva para seguir perteneciendo a la comunidad.”
En números
- 4 mujeres dedicadas full time al proyecto
- Desde $1500 es el precio de los cursos y talleres
- + 2000 alumnos en los cursos virtuales durante la cuarentena + 800 personas pasaron por los talleres presenciales
- Cuentan con 2 oficinas: una en Villa Crespo y un “jardín secreto” de 900 metros en Recoleta
- Los productos van desde $185 a $4000
- Desde $9000 salen las huertas a domicilio