Daniela Velázquez armó este refugio para tres con rincones inspirados en sus cuentas de deco preferidas.
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Daniela Velázquez estudió instrumentación quirúrgica y trabaja en un laboratorio multinacional, pero desde siempre la apasionó el mundo de la arquitectura y la decoración. En cada momento libre, busca inspiración en libros, revistas y redes sociales de ese universo para poner manos a la obra: remodeló su primer depto de soltera, un PH que compró con su marido y este dúplex en Florida que tiene a la venta, ¡porque ya tiene otro en vista! Porque a Dani le encantan los cambios constantes y, sobre todo, los procesos de remodelación; sean grandes o chiquitos, le gusta estar en movimiento, proyectar, crear y disfrutar del resultado.
Si bien este departamento estaba en buenas condiciones, ella quiso darle su impronta. Cambió los pisos de todos los ambientes, remodeló los baños, hizo la cocina a nuevo y decoró cada rincón con paciencia y amor: “Todo lo hago con el corazón. Lo siento y sale”. Así, busca inspiración en sus cuentas de Instagram preferidas y compra a emprendedoras locales que conoció a través de las redes. Salir con amigas a recorrer locales de decoración –con almuerzo incluido, en algún restó de moda– le resulta un programón y ahora, en pandemia, comprar online también.
Su casa, como ella, sigue las tendencias. Pero siempre con su toque personal y sus manos creativas. “Los detalles –asegura– hacen magia”. Así como busca inspiración en otros, Dani siente que ella misma también puede inspirar con sus elecciones deco, que comparte en su cuenta de Instagram @decoinfluence. “Me gusta hacer fotos de casa y armar espacios que a mí me gustaría ver en las redes. De todas maneras, es una cuenta joven que recién está saliendo del cascarón”, dice.
La nueva cocina
La reforma estuvo a cargo del arquitecto Samuel Szusterman, de SZ Arquitectos. Era una cocina chiquita y oscura con un lavadero que se transformó en un comedor diario súper funcional. En este espacio, pasan mucho tiempo en familia: a Dani le encanta cocinar con su hijo Santino, de 6 años, que es fanático de Masterchef: “Quiero que le queden los olorcitos de la casa. Esos recuerdos que te salvan en momentos no tan lindos de la vida”. Porque así lo vivió ella en su infancia, y ahora también. Su mamá es chef y les prepara comida para freezar de su emprendimiento @marcelaweil. Los platos de tradición judía son los favoritos de Dani: “¡Siempre comí rico!”, dice. En el comedor diario, además, ella encontró su lugar para hacer home office durante la pandemia: “Aunque tengo el escritorio, me encanta trabajar acá, porque me siento cómoda y contenida”.
Espacios compartidos
Para el escritorio, buscó integrar sus gustos con los de su marido y logró un espacio con mucho equilibrio visual: “De un lado están mis cositas de deco y del otro, las suyas. Él es fanático de los Rolling Stones”. Como recurso, eligió estantes de madera natural con soportes de hierro negro y sillas que siguen la línea; blancas para el sector de trabajo y una negra, en un rinconcito, para los momentos de relax: “Me encanta hacerme un café y sentarme a mirar mis libros de decoración”.
El ambiente tiene varios espacios de guardado, porque Dani es muy fan del orden y le gusta tener todo bien organizado: guarda en contenedores los juguetes de su hijo y también sus pinturas, props para fotos y géneros que ama: “Los miro, los toco, los pruebo”, dice. Así, hizo los almohadones del escritorio con telas de su colección de Casa Almacén, un emprendimiento que para ella es pura inspiración, sobre todo por su paleta de colores tan original.
"Soy muy fan del orden, porque creo que los espacios ordenados ayudan a ordenar la cabeza."
Escalera arriba
El hilo conductor de la planta alta es el color. Dani lo usó para el playroom y los cuartos: “Me hace vibrar y me genera endorfinas”. Para su dormitorio, eligió tonos tierra, muebles de madera de líneas simples y una pared vibrante, en dos tonos de rosa, súper protagonista: “Es el corazón del cuarto, la miro y me hace feliz. Surgió de una tela de Casa Almacén, que amo”, cuenta Dani.
En el cuarto de su hijo, repitió el recurso de la pared en dos colores y agregó una arcada como tendencia. “El gordo hizo colecho hasta los dos años y medio. Pasó directo a esta camita baja. ¡Vendí la cuna sin uso!”, se ríe. Sobre ella, combinó tres almohadones: aqua pastel (House of Gringa), naranja teñido por ella y uno blanco, hecho por su mamá. Otra idea que se repite en todos los ambientes de la casa es el uso del color en las cortinas: blancas con una base diferente o teñidas por completo. •
Producción de Flor Vicente Lago.