A veces sentir que no estás a la altura de tus responsabilidades no tiene que ver con la realidad, sino con una trampa de tu propio ego. Te ayudamos a desafiar esas creencias erróneas para volver a confiar en vos.
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¿Alguna vez te sentiste poco capacitado para el rol laboral que ocupás? ¿Aún a pesar de tener un montón de credenciales y experiencia previa en el rubro? ¿Sentís que otros podrían hacer tu trabajo mejor que vos y pensás que en cualquier momento los demás se van a dar cuenta? ¿Creés que llegaste a donde estás por mera suerte? Si la respuesta a todas estas preguntas es afirmativa, puede que sufras del comúnmente conocido síndrome del impostor, un fenómeno que se da mayoritariamente entre las mujeres y que tiene mucho que ver con creencias erróneas y muy poco que ver con la realidad.
Para que logres superarlo, además de invitarte a ver los videos que hicimos para el aula virtual de OHLALÁ! Makers junto a Alejandra Marcote, te proponemos que completes este ejercicio que diseñó Alejandra (@alemarcote), especialmente pensando para desafiar esas ideas lapidarias que se alojan en tu mente y que no te dejan disfrutar de tus logros como te merecés.
Lo primero que vas a tener que hacer es recordar esos momentos en los cuáles te hayas encontrado ante una situación desafiante (un ascenso, el comienzo de un proyecto, un pedido de beca, un auditorio lleno de gente al que le ibas a dar una charla, una reunión con un cliente que aspirabas conseguir, etc). Bien, ahora contestá estas preguntas (podés ir haciéndolo en el cuadro que está mas arriba:
1. ¿Cuáles son las frases más comunes que se te vienen a la mente? ¿Cuáles de esas frases te desincentivan o boicotean?
Para cada una de ellas:
2. Escribí la/s frase contraria.
3. Del 1 al 100%... ¿En qué % podría afirmar que eso es verdad para mí?
4. Escribí una lista de tus logros, experiencias, habilidades y lo que consideres, que puedan apoyar esta frase (contraria a la original).
Una vez que creas que hayas terminado la lista, quédate 5 minutos más observándola y preguntándote ¿Qué puedo observar que antes no veía? ¿Qué me podría decir a mí mismo/a la próxima vez que lleguen a mi cabeza las frases que me desincentivan? ¡Escribí y ensaya en voz alta varias frases! Dejalas en algún lugar donde puedas tenerlas bien presente. A partir de este ejercicio ¿Qué podría hacer diferente?
LA NACION