Después de tener un accidente grave compró una librería que estaba por cerrar y la volvió un éxito

Tras vivir una experiencia límite, Cecilia renunció a su trabajo de marketing y se lanzó con su propio emprendimiento.

3 de julio de 2021
15:03
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PARA LA NACION

Cecilia Fanti, creadora de Céspedes libros.

Cecilia Fanti trabajaba como responsable de marketing en una editorial hasta un accidente la inmovilizó por meses. Cuando se recuperó, escribió La chica del milagro (Rosa Iceberg) y compró una pequeña librería en Colegiales. “Descubrí una vitalidad en mí que no sabía que tenía. Siempre fui inquieta, pero se potenció por este cliché de decir ‘¡Hoy estamos y mañana no’”, recuerda. La librería tenía apenas un año en el barrio y cuando Cecilia se enteró de que iba a cerrar, habló con la dueña y le compró el fondo de comercio con todos sus ahorros. Así, nació la nueva Céspedes y Fanti estrenó el título de librera.

Cecilia no solo la reflotó, sino que tres años después, con los enormes desafíos que enfrentó la pandemia al sector cultural, mudó la librería a un local más grande y agrandó el equipo de libreros. “Es un poco decir qué hacemos con lo que tenemos. Si me muero mañana, voy a probar y sacarle el mayor jugo posible. La mudanza y la expansión también nacen ahí”, afirma.

¿Cómo lo hizo?

Cuando surgió la oportunidad de comprar Céspedes, la animó que ya había una estructura armada. En menos de 72 horas era la nueva dueña y con muy pocos libros, anunció la reapertura para el 7 de agosto de 2017. “Tenía claro que mi librería iba a ser literaria. Quería demostrar que es mentira que la literatura no vende”, explica.

Como la librería había estado abierta menos de un año, fue casi empezar de cero. Cecilia le puso su impronta y realizó presentaciones, talleres y cursos para darla a conocer. “La librería de barrio tiende a generar un vínculo con el cliente. Fue un desafío y un aprendizaje, porque ser librera es ser una promotora de la lectura”, asegura.

Céspedes libros, la librería que Cecilia transformó cuando estaba a punto de cerrar.

Los primeros meses, alternaba la librería con trabajos freelance de corrección, por miedo a que no funcionara. Pero luego vio que el negocio lograba pagar los gastos y tener un margen para el futuro. “Me jugó a favor que soy muy prolija y obsesiva. Tenía una base contable clara”, afirma Cecilia. Lo que no sabía, lo aprendió y puso foco en reinvertir todo lo que ganaba.

Expandirse en tiempos de pandemia

El cierre obligatorio dio paso a la virtualidad. Creció el volumen de ventas y le permitió llegar a otras provincias. “Al principio, la demanda fue demencial. Decidimos no dejarnos atrapar por la locura y manejar esos canales como atendíamos a las personas en la presencialidad: entablando un diálogo y dedicándole tiempo a cada uno”, define Cecilia.

Como había tareas que quedaban sin atender, agrandó el equipo (ya había sumado dos libreros cuando nació su hijo). Las cajas cubrían todo y ya no estaban cómodos. Decidió mudarse y en agosto alquiló un local tres veces más grande en la avenida Álvarez Thomas.

Con el margen de los últimos años más un crédito, diseñó su Céspedes soñada. “Fue un salto, en términos de volumen y una apuesta, pero sin perder la esencia. Eso es innegociable y, por el momento, se nos da bien seguir cultivando ese perfil”, concluye.

Los consejos de Ceci

Céspedes libros apuesta por la literatura.

“Armá un plan. Tener paciencia y prolijidad para delinear el proyecto. Es clave pensar los objetivos en un corto plazo, mediano y largo plazo para no correr. Cualquier emprendimiento supone darle tiempo.”
“Ningún negocio funciona sin rentabilidad. Si vas por el lado de las industrias culturales, no ningunees las tareas administrativas; estas hacen que el proyecto funcione. El 90% del tiempo lo más probable es hagas cosas que no tienen que ver con la cultura, para que la cultura ocurra.”
“El mismo emprendimiento en su crecimiento te va a dar la pauta si necesitás incorporar más personas a ese proyecto. La clave principal para no abatatarte y no abrumarte es que sea manejable.”
“En las relaciones laborales, una llamada a tiempo es mejor que un mail o un mensaje. Pero todo lo importante siempre tiene que estar por escrito. Tener un documento de respaldo es clave.”