En el mapa astral, la Luna habla del mundo emocional. Te proponemos descubrir lo que trae y cómo aprovechar su energía maternal y de cuidado hacia nosotras mismas.
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En la astrología el mundo lunar representa ese universo simbólico conformado por las emociones, la relación con la persona que nos gestó, crió y cuidó de niña, los primeros años de vida, el lado mamífero y animal, el maternar, el cuidar.
“Hay una conexión bastante directa entre la menstruación, la intuición, la canalización, la mediumnidad, las visiones y la Luna” - Lu Gaitán, astróloga y politóloga.
La Luna nos da muchísima información sobre nuestros primeros años de vida, nuestra infancia. Es el indicador astrológico que expresamos, especialmente, durante nuestros primeros siete años. Lo que vivimos en la infancia deja una marca potente en nuestra psiquis y va configurando aspectos de nuestra personalidad que van a acompañarnos durante toda la vida. Nos habla del vínculo con nuestra madre y de nuestra familia de origen. A raíz de esto, en la vida adulta, nos va a mostrar qué significa para nosotros el afecto, el cuidado y el autocuidado, cómo nos vinculamos en la intimidad –por ejemplo, cuando nos vamos a vivir con una pareja o en un vínculo profundo con una amiga–. También habla del cuidado hacia otras personas o seres –animales, ecosistemas– que tal vez no conocemos, va más allá de nuestro ámbito cercano. Lo lunar es la sensibilidad, la protección y el refugio, y no solo es con nosotras mismas, sino con todo lo que existe.
Signo por signo
- Luna en Aries. Independiente, impulsiva, de acción, necesita desafíos constantes. En luz: es buena líder, anima a otros a tomar riesgos, se maneja bien en estado de emergencia. En sombra: es arrogante y soberbia, no mide el impacto de lo que dice o hace.
- Luna en Tauro. Necesita estabilidad, contacto físico, la calidez del hogar, disfruta de los placeres de los sentidos, el dinero le da seguridad. En luz: cariñosa, se toma lo afectivo muy en serio, sabe poner límites, es paciente. En sombra: es súper estructurada, acumuladora, apegada y posesiva, se resiste a los cambios.
- Luna en Géminis. Son comunicativas, racionales, creativas. Se adaptan fácilmente a las circunstancias. En luz: facilidad para ponerles palabras a las situaciones y vincularse, lucidez, diversión. En sombra: hiperanalítica, dispersa, ansiosa, quiere estar en todos lados para no perderse de nada.
- Luna en Cáncer. Protectora, amorosa, maternal, sensible y perceptiva. En luz: detecta lo que el otro necesita antes de que lo pida, capacidad de cuidado, incondicionalidad. En sombra: sobreprotectora o fría y distante para protegerse, ciclotímica.
- Luna en Leo. Está acostumbrada a ser el centro de atención, le gusta liderar, es demostrativa. En luz: alegre, luminosa, brilla ella e incentiva a otros a brillar y a seguir sus pasiones, segura de sí misma. En sombra: dramática, déspota, caprichosa, se ofende fácilmente.
- Luna en Virgo. Mental y analítica, reservada, necesita sus tiempos y rituales, observa y registra todo para ganar seguridad. En luz: ayuda a poner en orden el caos emocional, se adapta fácilmente, es colaborativa y organizada. En sombra: está “sobreadaptada”, no necesita ni pide nada para no molestar a nadie, es extremadamente racional, le cuesta lo espontáneo y abrirse, puede ser pesimista y autocrítica.
- Luna en Libra. Busca la diplomacia, es políticamente correcta, está conectada con la belleza y el criterio estético. Les da mucha importancia a los vínculos, especialmente al de la pareja. En luz: amable, diplomática, gran mediadora y consejera. En sombra: manipuladora, no sabe decir que no, indecisa.
- Luna en Escorpio. Es intuitiva, curiosa, sensible, le gusta llegar al fondo de los asuntos, está conectada al mundo de lo mágico y extrasensorial. En luz: profunda, curiosa, comprende lo que sienten los demás, se la juega. En sombra: intensa, invasiva, manipuladora, esconde lo que siente.
- Luna en Sagitario. Idealista, libre y autónoma, tiene una posición marcada sobre casi todo. En luz: pasional, libre, gran sentido del humor, optimista, generosa. En sombra: intensa, dice sin pensar, se evade. Dogmatismo y rigidez mental.
- Luna en Capricornio. Hacedora, ambiciosa, responsable. La astrología tradicional dice que es la Luna que nunca es niño/a, tiene una actitud adulta desde siempre. Poco afectiva, práctica. En luz: comprometida, sabia consejera, referente, gestiona sus emociones, buena planificadora. En sombra: controladora y perfeccionista, solitaria, no registra sus emociones ni las de otros, workaholic.
- Luna en Acuario. Amiguera, sociable, idealista, focaliza en lo que le interesa, es creativa e innovadora. En luz: es concentrada, se adapta fácilmente a los cambios, pide libertad y la da, favorece lo cooperativo. En sombra: racionaliza e intelectualiza lo que siente, está ausente mentalmente hablando, se desconecta de sus emociones.
- Luna en Piscis. Altamente empática y sensible, perceptiva, romántica, soñadora. Tiene un mundo interno muy rico. En luz: tiene la capacidad de amar al otro tal como es, de fluir y poder soltar. Relaja solo con su presencia, es intuitiva. En sombra: se retira a su mundo de fantasía, no soporta la tensión, el conflicto o la demanda. Ghostea.
Las dos caras de la Luna
Hay una versión más psicológica de la Luna, y es que es un mecanismo de defensa, que aparece cuando estamos en una situación de estrés. Mi forma de reaccionar ante lo que acontece dependerá de mi Luna (por ejemplo, una Luna en Capricornio se aislará o trabajará un montón, mientras que una Luna en Leo lo vivirá como un drama).
Es importante entender que en todo lenguaje simbólico, dependiendo el contexto, ese símbolo puede estar en luz o en sombra. Una manifestación de lo lunar puede ser a través del cuidado amoroso hacia algo o a alguien o, en su contracara, a través de la manipulación (la madre devoradora es un lugar lunar). Conectarse con la propia Luna pide hacer un trabajo muy profundo con nuestra historia de vida, nuestro lado emocional y nuestro pasado. Si no hacemos una revisión de nuestra historia, de nuestros traumas, no podemos percibir asertivamente lo que nos sucede porque vamos a estar bajo ese velo lunar y sus condicionamientos.
La Luna también aparece desde lo esotérico: es la bruja. Hay una creencia que dice que la Luna genera un campo de protección a la Tierra, que filtra energía que viene de la galaxia. Habla de lo intuitivo, la canalización (en el tarot, por ejemplo, está representado por los arcanos de la sacerdotisa y la Luna). Los grandes canalizadores, generalmente, tienen algo lunar destacado en la carta –o en Cáncer, signo cuyo regente es la Luna–.
¿Por qué es clave conocer nuestra Luna natal?
- Para saber lo que nuestra niña interna necesita para sentirse segura. La Luna representa nuestro lado mamífero, que necesita contención, contacto, amor y cuidado. Pero no es para todos igual: dependerá de cada Luna, según el signo ante todo (y luego, profundizando, la casa en que se encuentre y los aspectos que haga a otros planetas).
- Para repensar nuestros vínculos. La Luna es un símbolo que ocupa un lugar fundamental en este proceso de cambio vincular que estamos atravesando como sociedad. Muchas veces les exigimos a nuestros vínculos que cumplan funciones que no les corresponden y eso genera conflictos y angustia. En ese sentido, desarrollar la Luna de nuestra carta le saca carga al otro. Y como tenemos más registro de lo que significa el cuidado y el amor para nosotras, podemos reconocer que, posiblemente, no sea lo mismo para un otro. Y ahí puedo decidir si me quedo o me voy. Un ejemplo simple podría ser que, en una pareja, una Luna en Géminis sienta que estuvo presente porque mandó mensajes por WhatsApp... y que a una Luna en Tauro eso no le alcance, que no se sienta querida y reclame que esa persona no haya estado presente físicamente.
- Es interesante pensar lo lunar más allá de lo tradicional: no es solo tu madre –biológica o no, puede ser la persona que te haya maternado–, tus hijos, la red de amigos y tu pareja. Es también un vínculo íntimo que existe con otros seres no humanos –nuestras mascotas, por ejemplo, los animales en peligro, los bosques, la naturaleza– y con la sociedad misma, trascendiendo los vínculos sanguíneos.