La invención de esta bióloga salteña promete revolucionar el mundo del embalaje utilizando materia prima local y biodegradable.
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En la búsqueda de una alternativa a los plásticos de embalaje de un solo uso, Ayelén Malgraf (47) fundó Fungipor. El emprendimiento genera materiales biodegradables y compostables, a base de hongos, que reemplazan al telgopor. En 2019, recibió la mención “Emprendedora del Año” por la solución innovadora y sustentable de extremo a extremo, ya que el hongo se obtiene de desechos agrícolas.
A Ayelén el amor por la naturaleza le viene de sus abuelos, en su Salta natal. De chica salían juntos a recolectar hongos y de ellos aprendió sobre el mundo vegetal. De su abuelo también heredó la veta emprendedora. “Estudié biología, pero siempre tuve claro que no quería ser la clásica científica ni quedarme adentro de un laboratorio. Quería aplicar lo estudiado en algo que sirviera al mundo y que me diera independencia”, asegura.
¿Cómo lo hizo?
Se especializó en micología y hace diecisiete años fundó su primera empresa “Hongos del Valle”, donde producen hongos comestibles. Allí descubrió una veta para crear su segundo emprendimiento: Fungipor, dedicado a la realización de packaging biodegradable y compostable. “Con los hongos hacemos un bloque, donde se prepara el sustrato para producir en un invernadero. Cuando desarmábamos esos bloques, quedaban estructuras similares a un ladrillo. Esto me llamó la atención y me hizo pensar la posibilidad de generar material de embalaje ecológico con ellos”, explica Ayelén.
Descubrió una empresa en Estados Unidos que realizaba este trabajo en biomateriales, pero en Argentina no existía nada igual. “Investigamos qué hongos utilizaban y sus características, cómo podíamos manejar el sustrato, moldes, formas”, señala. En 2019 ganaron “Emprendé Conciencia”, un programa que potencia emprendimientos que utilizan la ciencia y la tecnología como herramienta para la transformación social. Pudieron perfeccionar el material y plantear los procesos de forma ordenada. Esto les permitió escalar y proponer otro tipo de negocio. La pandemia les dio el tiempo para acelerar los procesos y llegar al mercado.
La sustentabilidad del proyecto comienza en la materia prima: trabajan con la paja del poroto para los hongos, un cultivo muy abundante en el Valle de Lerma. “Una de las ventajas es que podés utilizar los descartes agrícolas de cualquier zona”, asegura la bióloga salteña. Sobre este material, se generan los hongos que luego forman los bloques que se utilizan como embalaje. No solo reduce la utilización de poliestireno expandido (telgopor), sino que es 100% biodegradable. “Si vos lo enterrás en el suelo, se va a hacer tierra. Esa es una ventaja en comparación a otros materiales”, añade.
Para que la gente conozca y entienda qué son los biomateriales y para qué sirven, crearon macetas para venta minorista. Además, producen esquineros para empresas. “Hay un cambio de conciencia de parte de las empresas y de los consumidores. Buscamos productos que sean amigables con el medioambiente, porque ya nos dimos cuenta que lo necesitamos”, sentencia.
Los consejos de Ayelén
- Seguí adelante. “El camino emprendedor es difícil y lleva tiempo. Pero si realmente es lo que te gusta, seguí. Hay altos y bajos, pero si lo hacés con pasión, se puede lograr”.
- Conectate con otros. “Los programas como NAVES, no son solo un reconocimiento, sino que abren puertas. La calidad humana de los emprendedores es enorme. Muchas veces, de allí surge la posibilidad de asociarte con otro”.
- Capacitate. “Desde biología no sabía nada sobre emprender, tener un negocio, o cómo llevarlo adelante. Una aprende, se actualiza y, por eso, busco siempre las capacitaciones”.
- Utilizá las redes sociales. “Cuando empecé hace más de 15 años, no había redes sociales. Había que ir a tocar la puerta de los restaurantes, para enseñarles el producto y mostrarles cómo se usaba. Hoy es mucho más fácil a través de las redes sociales”.
En números
- Inversión inicial: $470.000.
- 2.000 kilos de descarte agroindustrial reemplazan 10.000 piezas de poliestireno expandido.
- 30 días tardan los productos en compostarse.
- Una tonelada de Fungipor reduce 8,92 toneladas de Co2 (equivalente a unos 300 kilos de desechos plásticos).
- Entre $50 y $80 pesos salen los esquineros, con la compra de más de 500 unidades.
- $590 es el precio de las macetas.