En secuencia, como una meditación en movimiento, Juan Pablo Restrepo te invita a desconectarte un ratito de la rutina y cerrar el día en paz.
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Juan Pablo Restrepo
De la mano del Instructor de yoga Juan Pablo Restrepo, te invitamos a practicar esta secuencia de yoga para terminar el día sin tensiones y con la mente relajada.
- Comenzá acostada en el piso, sobre el mat. Entrelazá tus manos detrás de la rodilla derecha y extendé tu pierna hasta que sientas el estiramiento en la parte de atrás del muslo. Quedate cinco respiraciones. Repetí del lado izquierdo.
- Flexioná la rodilla derecha y, con la mano izquierda, llevala al lado izquierdo mientras mantenés el hombro derecho en el piso. Respirá profundo por la nariz cinco veces. Repetí al otro lado.
- Abrazá tus rodillas y acercalas al pecho. Podés quedarte en esta posición o balancearte suavemente a un lado y al otro, dándole un masaje a tu zona lumbar. Quedate cinco respiraciones.
- Apoyá tus pies paralelos al ancho de tus caderas. En la inhalación subí, vértebra por vértebra, tus caderas. Al exhalar, bajá lentamente. Repetí esto cinco veces. En la última repetición quedate con la cadera elevada durante cinco respiraciones.
- Abrazá tus rodillas y llevalas al lado izquierdo mientras mantenés el hombro derecho asentado en la tierra. Quedate cinco respiraciones. Repetí del otro lado.
- Sentate y juntá la planta de los pies. Tomá los tobillos y, en una inhalación, extendé la espalda; al exhalar, acercá el torso al piso. Quedate cinco respiraciones. Podés usar un almohadón o manta abajo de la cola si sentís que la espalda se curva demasiado al sentarte.
- Extendé las piernas hacia adelante, apoyá los pies al ancho de las caderas. Inhalando, extendé la espalda y, al exhalar, doblate hacia adelante acercando el torso hacia los muslos. Podés doblar las rodillas si este estiramiento es muy exigente. Quedate cinco respiraciones.
- Sentate sobre una manta, cruzá las piernas de la manera que te sea más cómoda y extendé la espalda como si un hilo te tirara de la cabeza hacia el cielo. Descansá tus manos sobre los muslos y llevá tus hombros hacia atrás, abriendo el pecho. Relajá tu rostro y respirá por la nariz. En cada exhalación relajá tu cuerpo y mente sin perder la estabilidad de la postura. Podés quedarte ahí unos minutos, permitiendo a los pensamientos seguir su flujo sin darles mucha importancia, antes de volver a tus sentidos, al presente.
* Juan Pablo Restrepo es Instructor de Acro-Yoga @juanrestrepotafur
Por Juan Pablo Restrepo
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