Tras más de una década en el país, Cecile Adam se consolidó como referente del turismo en Mendoza con su hotel boutique Entre Cielos. Dejó atrás su carrera familiar en la industria bioquímica para emprender en la tierra de los vinos y la inmensidad de la Cordillera de los Andes. “Este país tiene corazón, algo que no se encuentra en otros lados”, asegura.
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Cuando Cecile Adam llegó a Mendoza en 2009, sintió una conexión especial que la atrapó. Algo que la capturaría definitivamente: la magia de lo indecible. Lo que no imaginaba, tal vez, era que ese paisaje de montañas, sol y vinos se convertiría en un imán tan potente. Desde hace casi 15 años, comanda allí su exitoso emprendimiento —el bellísimo hotel boutique Entre Cielos— y un viñedo. Y que Argentina se transformaría en su hogar permanente junto a su familia, lejos de su Suiza natal. “Mucha gente piensa que afuera todo es mejor, pero este país tiene algo que pocos tienen: corazón y solidaridad, a pesar de los vaivenes políticos”, resume.
Hija de una noruega y un empresario suizo, Cecile nació en Berna y tuvo una infancia feliz rodeada de naturaleza entre Suiza y Noruega, marcada por varias mudanzas, que crearon en ella una rápida capacidad de adaptación a nuevos destinos y entornos. Su amor por la pedagogía la llevó a estudiar esa carrera, con el deseo de aprovechar sus habilidades en el contacto humano. Luego se formó en gestión general de empresas, mientras trabajaba en este momento en la compañía de su padre.
Desde joven, Cecile buscaba trazar su propio camino. “Yo no voy a ser tu sucesora”, le dijo un día a su padre, fundador de una exitosa compañía de diagnóstico bioquímico en Friburgo. A pesar de haber comenzado a trabajar (mientras completaba sus estudios) en la empresa familiar entrenando en todas sus áreas, sentía que su vocación era otra. “Necesitaba encontrar otra senda”, cuenta. Así, se unió durante cinco años a un proyecto innovador en el ámbito educativo junto a uno de sus profesores.
Un viaje de 11 meses en plan sabático la llevó de vuelta a la empresa de su padre, que atravesaba una situación difícil tras la salida de uno de sus socios. Él le pidió que tomara el control del área de recursos humanos. “Tenía 34 años, ganas de desafiarme, pero sabía que me gustaban mucho más las cosas humanísticas, me encanta estar con gente, darle semillas a los adolescentes para que crezcan por el buen camino. La industria bioquímica no contenía mi propósito”, confiesa.
Ni Cecile ni su hermano querían continuar el legado de la empresa familiar. “No había nadie alrededor para seguir, y mi papá ya tenía 80 años”, explica. La venta de la empresa y una herencia anticipada por parte de su padre abrieron un nuevo capítulo para Cecile, quien vio la oportunidad de empezar algo propio.
La llegada a Argentina
De repente, Cecile tenía delante suyo un mundo de oportunidades. Junto a sus íntimos amigos de entonces, iniciaron lo que ella denomina “proyecto de un desafío personal, una aventura de hacer algo nunca pensado: cómo inventarse de nuevo en una hoja en blanco”. Primero recalaron en Perú, donde se vincularon con la construcción de una escuela en un pueblo que había sufrido una serie de aludes. Allí mismo, se cruzaron con un argentino que les dijo: “Tienen que conocer Argentina”. El grupo enfiló entonces hacia Buenos Aires con la idea de conocer la capital, pasar por Córdoba y recalar en Mendoza.
“Mi amiga Daniela tuvo el sueño de ser host en su propio hotel, otros de hacer su propio vino y yo, entusiasmada de poder realizar con ellos estos sueños” relata. Ella también visualizó su propósito de crear conexiones humanas en el espacio y nuevas experiencias.
Cecile dice que sencillamente la cordillera de los Andes los “atrapó”. “El clima y esta chispa que tiene Mendoza me atrajo”, continúa. Además, claro, se sintieron a gusto con la cultura mendocina, y todo el mundillo vinculado al vino. “Y como veníamos a hacer una inversión, nos acogieron con los brazos abiertos”, agrega.
Si bien contaban con un importante capital para iniciar el emprendimiento, Cecile remarca que el objetivo era concretar un proyecto rentable para poder sostenerlo a largo plazo. Entonces pensaron en la combinación entre el enoturismo, un hotel boutique, restaurante, spa y viñedos. “Era la correcta visión”, dice Por aquellos años, los hoteles boutique comenzaban a ser tendencia y Entre Cielos marcó un antes y después en la hotelería mendocina. “Entre Cielos se plantea como un negocio de bienestar holístico, que además beneficia a todos los integrantes de nuestro pequeño ecosistema; llegamos justo cuando nacía esta ola en la que empezaron a aparecer también otras propuestas de alta gama”, explica.
Cecile no había pisado nunca antes el suelo argentino, pero aquí encontró tierra fértil para su espíritu aventurero y su fascinación por hacer y conocer cosas significativas y profundas : “De la Argentina, me impactó la inmensidad, la convivencia de culturas diferentes, me gustó aprender un nuevo idioma y encontrarme con una sociedad cordial y acogedora, de la cual aprendí a abrir mi corazón”.
“Nunca he vivido tanto tiempo en un lugar como en Argentina: en Berna viví durante siete años, acá voy 14, soy más argentina que suiza”, dice, entre risas. Sin embargo, el camino no estuvo exento de subidas y bajadas con su grupo de amigos. Durante la pandemia, se quedó sola a cargo del hotel, mientras sus socios permanecían en Europa. “Tomé las riendas de todo y me gustó”, asegura. Fue un punto de inflexión en su vida y en su relación con el hotel.
Decidida a seguir adelante, compró las acciones de sus socios y se convirtió en la única dueña. “Encontré a una gerente que me ayudó a cambiar la cultura con valores con los cuales me pude identificar y me enseñó a estar orgullosa y agradecida de mi emprendimiento”, relata.
¿Podría haber sido ese momento de quiebre un fin para la experiencia de Cecile en la Argentina? Ella dice que no y da sus razones: “Primero, mi amado marido es de esta tierra, además me siento responsable por nuestra gente de Entre Cielos, y valorizo estas conexiones humanas más que nada. Sé que lo digo con un proyecto exitoso a cuestas, que costó mucho construirlo, pero en la balanza hay muchas más cosas que una carrera exitosa”. Y reflexiona: “Me causa pena que muchos profesionales se vayan de un país con tanto potencial, y nosotros lo sentimos en el momento de buscar personal calificado”. “Muchos no ven futuro, espero que pronto esto se de vuelta, que vuelva un poco la esperanza y puedan proyectarse con carreras en su país; el argentino piensa que afuera es todo mejor, entiendo que los jóvenes lo vean así, pero la calidad de vida acá, por ejemplo en Mendoza, es bien diferente, y tiene algo que no se encuentra en todos lados: corazón y conexión humana incondicional. En Suiza y otros países de Europa hay mucho individualismo. Es más difícil conectar y conseguir afecto”, agrega.
Entre Cielos Wine Hotel & Spa
Desde sus inicios, Entre Cielos ha logrado una combinación extraordinaria entre arquitectura y paisajismo, con sus habitaciones innovadoras, inmersas entre viñedos y la cordillera como telón de fondo. La calidad de su atención y la gama de actividades -como degustaciones privadas y picnics entre las hileras-, le valieron reconocimientos como el galardón “Hotel Boutique líder en Argentina” de los World Travel Awards, en 2021. Un premio que ganaron en otras cinco oportunidades. “Hoy la naturaleza alrededor del hotel ha crecido y el jardín está precioso. Eso es lo más lindo, más allá de la arquitectura que acompaña. Y la vista es impagable”, dice Cecile.
El restaurante del hotel resalta los sabores locales con maridajes de las mejores bodegas de la región. La experiencia se complementa con un spa turco de 650 m2, un santuario de relajación que honra los rituales tradicionales del hamam.
“Mendoza es un hotspot, tenemos bodegas, gastronomía, hoteles y emprendimientos turísticos que se suman por la demanda que ha generado el destino. Debemos ser más innovadores para atraer más turismo. Yo creo que solo tenemos por delante crecer, si se ordena el país”, concluye Cecile. Y agrega, con optimismo: “Este país es precioso. Hay pocos destinos en el mundo que transmiten lo que se transmite acá: la simpatía, la inmensa diversidad de naturaleza virgen… ese atractivo no va a parar de atraer a más personas”.