Se conocieron en el colegio y crearon una cuenta de Instagram con fotos insólitas de parajes y lugares bizarros más allá de la General Paz, que hoy tiene más de 200.000 seguidores.
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Son cuatro, son de Berazategui y juntos inventaron una cuenta de Instagram que explora sitios inversomímiles del Conurbano Bonaerense. Hoy tienen miles de seguidores y cientos de historias contadas, todas transcurren a minutos del obelisco.
A veces para encontrar tesoros no hay que ir muy lejos, solo es necesario abrir los ojos. Algo de eso deben haber pensado los cuatro fundadores de The Walking Conurban cuando en aquellas sobremesas de Berazategui imaginaban el Gran Buenos Aires como el escenario de sus sueños.
Entonces fantaseaban con territorio invadido por seres extraterrestres donde ocurrían luchas intergalácticas y algunas otras ficciones, esas que surgen en las charlas interminables de amigos. Luego dieron un paso más y se propusieron encontrar las imágenes, siempre pensando en un escenario post apocalíptico. Con esa consigna se lanzaron a explorar lugares abandonados, raros, algo decadentes. Después subieron las fotos a Instagram, solo para compartir entre los íntimos, pero la cosa estalló y hoy tienen más de 200.000 seguidores en esa red social y están llegando a los 47.500 en Twiter.
Historias en los bordes
En el partido de Tres de Febrero están los tanques de agua más llamativos del país. Parece que hubo una suerte de “guerra” entre los inmigrantes italianos que llegaban a vivir a la zona, allá por los años ‘50, y competían para dejar su impronta en el techo de la casa. Un elefante, una pava, un caballo, incluso un mocasín y un cohete, todos de proporciones considerables, son algunas de las figuras que pueden verse en la cima de varias viviendas, que por cierto son numerosas, para almacenar el agua de uso diario.
En el frente de un chalet quilmeño hay un genio gigantesco de fibra de vidrio. Sus dueños lo instalaron allí luego de un negocio fallido con la intención de venderlo, pero el genio causó sensación: la gente comenzó a fotografiarse a su lado, incluso se corrió la voz que cumplía deseos y más de uno llegó a pedirle algo. Al final, el genio de Aladino se quedó ahí para siempre. El dueño de casa lo pinta cada año para mantener viva la ilusión.
Estas son algunas de las historias que descubrieron los Walking Conurban y sus seguidores porque tanto en la cuenta de Instagram como en la deTwitter la idea es compartir información y experiencias que ayuden a pensar este vasto territorio que comienza donde termina la ciudad de Buenos Aires.
“Queremos mostrar otro conurbano, complejizarlo. Existe una construcción de este espacio como un lugar de padecimiento, pobreza, narcotráfico que, por supuesto existe, pero también hay otras cosas, señala Diego Flores, uno de los creadores del sitio. Es que somos algo más que el Far West.”
Los cuatro de Berazategui
Diego Flores, Guillermo Galeano, Angel Lucarini y Ariel Palmiero se hicieron amigos en la secundaria y desde entonces son inseparables.
La cuenta que hoy es un boom comenzó como una juego, una suerte desafió entre ellos. Hoy cada uno tiene su trabajo, pero dedican el tiempo libre a seguir con esta suerte de aventura fotográfica que aspira a ser algo más que buscar imágenes insólitas.
En un principio la cuenta se nutría de los posteos que hacían sus fundadores, imágenes que encontraban en los caminos de todos los días. También comenzaron a organizar misiones especiales, para relevar sitios elegidos, que estudiaban con detalle y les resultaban muy, muy singulares. Después, sobre todo a partir del aislamiento, las colaboraciones comenzaron a tomar relevancia, hoy son una parte fundamental del contenido. “Hay muchas tomas que jamás podríamos haber conseguido porque solo se producen en un momento único, son esas fotos de situación, por ejemplo un amanecer en la estación de Ezpeleta, solo la podés conseguir si estás ahí en el segundo preciso”, cuenta Diego . Hoy The Walking Conurban recibe cincuenta fotografías diarias de todo el cinturón bonaerense.
Entre las muchas historias que les tocó protagonizar está la vez que fueron a una usina hidráulica en Berisso, “Un sitio divino de la década del ‘30 en ruinas donde encontramos a Cristián, un chico que vive allí en situación de calle pero que se convirtió en nuestro guía de sitio”. Después descubrieron que Cristián oficia de lazarillo para todos los que llegan allí, sobre todo estudiantes de cine que eligen la usina para hacer sus primeros cortos o chicas que cumplen 15 y arriban al lugar con el fotógrafo para hacer el albúm. Después del recorrido los chicos compartieron unos sándwiches con Cristián y volvieron varias veces a charlar con él porque la gente también forma parte de esta búsqueda.
Las cosas no siempre son tan idílicas, muchas veces los vecinos se asustan al ver cuatro muchachos bajar de un auto y curiosear un buen rato. La policía llegó más de una vez para averiguar quiénes eran. En sitios más complicados les pasó al revés , la gente del barrio pensó que eran ellos los policías, pero hasta ahora están indemnes.
Apocalipsis bonaerense
Un paraíso post apocalíptico a pasos del obelisco, anuncia el perfil de la cuenta. “La idea es conjugar la tensión entre lo que uno entiende como paraíso y la idea del post apocalipsis, un contrapunto pensado en relación con la centralidad de la ciudad de Buenos Aires, porque estamos a minutos de Caba”, afirma Diego.
“Nosotros creemos que el Conurbano es un lugar donde la ley llega con demora y la norma estética es una de ellas, por eso aquí es más permisiva. Vos tenés ganas de hacer una casa con forma de castillo medieval y la hacés. Quizá en Caballito no te animarías o tendrías miedo al ridículo, acá se celebra o se convierte en una referencia”, cuenta Flores.
A modo ejemplo nos refiere el cabildo que encontraron construido sobre un local comercial en La Matanza. Preguntando se enteraron que el vecino precisaba una vivienda sobre su negocio y eligió hacer un cabildo en lugar de un departamento común y corriente. “Podría haber hecho algo más fácil y económico, pero no. Aquí hay una intención de dejar algo, de trascender, los mismo ocurre con la historia de los tanques de agua . Todos se convierten en referencias del barrio que contribuyen a la identidad del lugar.”
Buscar la historia detrás de la imagen disruptiva es una de las intenciones de la cuenta. Así con la ayuda de los seguidores han desvelado historias asombrosas, solo basta curiosear entre los comentarios que generan las fotos.
La geolocalización de las imágenes está ausente porque la idea es generar debate entre los seguidores y ahí es donde surgen charlas muy ricas que a veces muestran la similitudes en un territorio diverso: “Descubrimos que hay un montón de torres Eiffel en todo el conurbano, lo mismo ocurre con otras imágenes y eso lleva a pensar en que existen fenómenos similares que le dan cierta unidad territorial a toda esta zona.”
Este no es el único hallazgo de una réplica criolla a nivel local, existe una Torre de Pisa en Ituzaingó, un Jardín de las Delicias en Tigre, varios castillos medievales, palacios y palacetes que fueron antiguas glorias y decenas de “tesoros” que se descubren con solo scrolear en la cuenta.
Maravillas maravillosas
Las 8 maravillas del Conurbano es un proyecto que vio la luz hace unas pocas semanas luego de una compulsa entre sus seguidores. El resultado son ocho postales bonaerenses que nos invitan a un recorrido casi, casi, surrealista y que pintan el perfil de este territorio diverso pero con muchas cosas en común. Aquí las compartimos para que las conozcas y te animes a visitarlas.
Feria Persa. Hoy es un paseo de compras en la localidad de San Miguel, un edifcio que antiguamente albergó al boliche Sain Kaleh, construido con una arquitectura digna Las mil una y noches.
La libertad bailable. En Quilmes Oeste existe una réplica de la Estatua de la Libertad newyorquina, que alguna vez formó parte del mítico boliche bailable Daytona, famoso a finales de los ‘90.
El Tanque absoluto. Ubicado en Monte Grande, se trata de un tanque de agua intervenido artísticamente por Leandro García Pimentel y varios colaboradores que protagoniza la Plaza de los Fundadores.
El Elefante Blanco. Una gigantesco complejo a medio construir, actulamente abandonado, que fue conocido como Las torres Estrella del Sur en Avellaneda.
La puerta de Pereyraburgo. Es la entrada del Parque Pereyra Iraola en la “triple frontera de” villa Elisa, Florencio Varela y Berazategui.
La pava de Goliat. En Villa Raffo, Tres de Febrero, fue construida por un inmigrante italiano fabricante y vendedor de objetos de aluminio y oficia de tanque de agua.
El castillo olvidado. También conocido como castillo Sniafa está en Berazategui. Fue propiedad de la familia Ayerza, unos carlistas exiliados que llegaron de España y se dedicaron a la cría de caballos árabes . Hoy es parte de un complejo municipal recreativo.
El Tanque de Troya. Un tanque de agua construido a imagen y semejanza de un caballo, emplazado en el barrio San Jorge de Florencio Varela.
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