Nació en París, llegó a la Argentina en 1900 y se mudó en 1932 a Alta Gracia, donde dejó una fabulosa colección que hoy se exhibe en la casa museo que lleva su nombre.
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“Mi abuelo Gabriel Simonnet Dubois fue un artista parisino que dedicó su vida al arte. A los 10 años comenzó a estudiar y a trabajar en el atelier del escultor francés Carrier Belleuse (maestro de Rodin)”, cuenta Gabriela Simonnet, nieta del escultor, pintor y dibujante nacido en 1873.
El artista llegó como polizón a Argentina en 1900, vivió en Buenos Aires y se mudó en 1932 a Alta Gracia, donde dejó una fabulosa colección que hoy se exhibe en la casa museo que lleva su nombre.
Dubois no era Dubois hasta que lo adoptó como seudónimo. En París lo llamaban “Petit Dubois”, en referencia a Paul Dubois, el director de la Escuela de Bellas Artes.
Se radicó en las sierras cordobesas junto a su esposa María Luisa y a su hijo Emilio, y construyó la casa que se convirtió en centro de reunión de amigos y artistas. La bautizó La Peña. Allí vivió hasta su muerte a los 94 años.
Cuando se instaló en el valle de Paravachasca, Gabriel ya era el gran artista que había esculpido la impresionante araña del Congreso de la Nación, realizada en bronce y cristal; el plafonier del Teatro Colón y los candelabros del mausoleo a San Martín en la Catedral de Buenos Aires. Dubois trabajaba los metales repujados; modelaba nácar, oro, plata, madera, piedra y arcilla. Era escultor, dibujante, pintor de óleos y acuarelas. Un artista polifacético.
En Alta Gracia se enfocó en trabajar personajes criollos, aborígenes, serranos e incaicos en arcilla con una maestría y calidad desconocidos para la época. “Sus terracotas tienen un sello único, la pátina creada por él imitaba la madera”, remarca Gabriela.
El museo exhibe unas 200 pinturas y esculturas de Dubois y cerca de 230 moldes de yeso que guardan la información de las obras.
“Las luminarias de la casa, los muebles y herramientas, los armarios, los bancos de trabajo, los marcos de los cuadros, todo se hacía acá”, cuenta Marcos Ponce, guía del museo.
Una de las piezas más destacadas es la biblioteca incaica completamente tallada y con herrajes de bronce artesanales. Vale la pena detenerse en los detalles: el culto al sol, las ofrendas, la vida, la muerte, y descubrir elementos que aparecen en otras esculturas.
El recorrido por el museo comienza en el comedor en un sentido circular. Hay pinturas y esculturas en piedra, metales y madera, retratos familiares y de amigos, personajes de historietas, de artistas como la bailarina Antonia Mercé, que danzaba las piezas de Manuel de Falla, y varios desnudos en terracota de María Luisa, su mujer y modelo.
Una bailarina se destaca en una vitrina; es una pieza de art nouveau en movimiento con un único ángulo en el doblez de la rodilla. “Estaba todo lleno de cosas arriba de los muebles. Todo el mundo podía ver y si quería podía comprar”, cuenta Ponce.
Hay obras de estilo europeo y americanistas. “Hay que hablar de la aculturación de Dubois; se convierte en argentino, en cordobés. Cuando empezamos a revisar la colección, aparecen paisajes de Alta Gracia como la gruta de la Virgen de Lourdes y elementos como la cabra, el biguá, el arroyo con el burro, la iglesia, los personajes del momento, espinales”, detalla el guía. Los jarrones están pintados con la flora autóctona; en una acuarela aparece la casa de Manuel de Falla y en una de las salas sobresale una pequeña escultura de Eva Perón a los 16 años, al salir de Los Toldos.
“La casa tiene mucha magia, un dejo melancólico y de tristeza, pero la gente que la visita siente energía”, piensa Marcos.
Después de recorrer la sala americanista, la de Córdoba y Alta Gracia y el baño con objetos de temática grecorromana y desnudos, se llega a la despensa, donde se exhiben pinturas religiosas que el autor realizó en sus últimos años; incluso hay un autorretrato que pintó prácticamente ciego.
El taller tiene encanto. Todo se conserva en el mismo lugar, desde el banquito hasta las latas de época donde guardaba los químicos para las pátinas, los cuadros, elementos de arte funerario como ánforas, los jarrones, la torneta y la silla.
En el patio están los hornos y los piletones y la réplica de la imponente tumba de María Luisa. Su hijo Emilio inició la donación al municipio en 2007. El museo abrió en 2010.
- Casa Museo Gabriel Dubois Gabriel Dubois 343, Alta Gracia. T: (03547) 42-1478. Todos los días, de 9 a 19.
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