A media hora de la capital de Mendoza, este hotel con formato de pequeñas villas está hecha a nuevo, pero conserva el estilo de las tradicionales casonas coloniales mendocinas.
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La casa se armó en una finca de cinco hectáreas rodeada de olivos y otros cultivos que varían según la temporada. En verano, por ejemplo, es el tiempo de los tomates.
Fue construida recientemente, inspirada en las antiguas casonas coloniales mendocinas: amplias galerías, techos altos, cuartos espaciosos. En los diferentes ambientes se reconocen muebles de época que sus dueñas, Rosario y Mercedes Díaz Araujo, buscaron con detenimiento. También hay objetos de la herencia familiar.
“La idea fue de mi padre” cuenta Rosario. “Él era un enamorado de las antigüedades, las coleccionaba. Comenzó la construcción de la casa como un modo de darle una nueva vida a esos objetos”. Cuando falleció, sus hijas continuaron el proyecto asistidas por su madre, de ahí el nombre de Trinidad para el lugar.
El sitio se pensó con un formato de cuatro villas y ocho cuartos que pueden albergar de dos a cuatro pasajeros. Solo una de las villas se diseñó con dos cuartos y un baño y resulta ideal para familias. Todas tienen sala y cocina equipada.
Los amantes de los fuegos encontrarán una zona común con hornos de barro y fogonero, especial para aquellos que disfrutan de cocinar, aún de vacaciones.
En Villa Trinidad la idea es integrar la vivencia del hotel con la familiaridad que transmite la casa propia. En este sentido, el sitio también admite mascotas bien portadas. Por dentro, la ambientación de los espacios mixtura la nobleza de los materiales y los objetos, sin perder la esencia rústica, típica de la experiencia rural mendocina que aquí se pretende evocar.
Para el blanco se eligieron los mejores algodones, importados de Egipto. Las toallas y las sábanas son un sueño de suavidad y forman parte de una experiencia más que se busca brindar al huésped.
Las flores que visten los interiores provienen del parque propio, lo mismo que gran parte de los amenities, que se elaboran con las esencias de los olivos del campo. Un jardín florido rodea la piscina y la terraza devuelve unas vistas lindísimas de los viñedos vecinos.
El desayuno se sirve todas las mañanas en cada una de las villas y llega acompañado de pastelería y panes artesanales. Hay opciones para veganos y celíacos.
Algunos servicios están orientados solo a las estadías grupales. Es el caso de la cena y las actividades por los alrededores: visitas a bodegas, cabalgatas, trekking, entre otras. Para las estadías familiares, la conserjería puede ocuparse de realizar una compra, previamente acordada con los huéspedes. Así, los visitantes reciben la villa con la heladera aprovisionada y ganan tiempo de disfrute. También organizan encuentros de yoga, meditación y degustación de vinos, con reserva previa.
Perdriel, lugar donde se emplaza Villa Trinidad, dista unos 25 minutos en auto de la ciudad capital. Es un distrito amable del departamento de Luján de Cuyo. Un paisaje rural enmarcado por la cordillera de los Andes a lo lejos. Los viñedos aparecen aquí y allí y dan origen a la presencia de numerosas y prestigiosas bodegas en los alrededores.
En este sentido, Villa Trinidad está ubicada en un sitio clave para aquellos que llegan con el norte puesto en conocer establecimientos vitivinícolas y dedicarse a explorar nuevas etiquetas. En las cercanías, sin desplazarse demasiado, existen unas veinte bodegas que reciben visitas en sus instalaciones y proponen actividades para los fans del vino.
Próximamente, en un extremo de la finca, se iniciarán las obras de un nuevo edificio, Villa Gregoria, bautizada así en honor a la madre de San Martín. Diseñada por el artista plástico mendocino Sergio Roggerone, el emprendimiento genera grandes expectativas.
Premiado internacionalmente, Roggerone reside en su casa-taller- de arte (La Alboroza) ubicada en Maipú, un sitio muy interesante para visitar. Roggerone es conocido por sus temas religiosos, realizados en una versión muy particular y por ilustrar los momentos de la vendimia. Además, suele trabajar con técnicas diversas, muchas en desuso.
Este proyecto incluirá también la producción de aceite de oliva con los cultivos propios y la posterior organización de degustaciones y visitas a la zona de elaboración, actividades todas pensadas para los visitantes. El nuevo lugar contará con restó y apuesta a convertirse en uno de los hits del lugar.
Villa Trinidad. Cobos y Thames, Pedriel. T: (261) 516-6120.
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