Viñedos de altura, pimientos secándose al sol y ponchos tejidos a mano en el mismo escenario en el que indios y españoles lucharon cuerpo a cuerpo. De la Quebrada de las Conchas al PN Los Cardones, pasando por la Quebrada de las Flechas, lo mejor de Salta en poco más de 500 km, para disfrutar en los feriados de junio.
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Es un circuito perfecto: se va por una ruta y seregresa por otra al punto de partida. Se sale de Salta a Cafayate, se trepa hasta Cachi y se vuelve a Salta por la Cuesta del Obispo. O viceversa. No hay que temerle al ripio: se trata de nada menos que la RN 40, el gran espinazo argentino que atraviesa el país de sur a norte. Suele estar en muy buen estado fuera de la temporada de lluvias (en verano). Aun en enero y febrero, no son caminos olvidados a la buena de Dios: pueden cortarse por horas, o incluso días, pero siempre, más tarde o más temprano, pasan las máquinas de Vialidad Nacional.
La RN 68, que une Salta con Cafayate, por su parte, es toda de asfalto, 190 km de pavimento que se concretaron en 1979, después de una titánica obra de modificación de traza para acortar las distancias. Por entonces, los atractivos más próximos a Cafayate, como Los Médanos y la Quebrada de las Conchas –con el increíble entorno del Anfiteatro y su asombrosa acústica natural–, no eran una excursión escénica, sino un verdadero desafío vial. Los Valles han cambiado, y mucho, desde los tiempos de los caciques Juan de Calchaquí y Chelemín hasta los de los conquistadores, desde las encomiendas hasta las estancias, desde aquel torrontés popular hasta los consagrados vinos de altura, que ya van mucho más allá de Cafayate: de Yacochuya a Payogasta, los varietales salteños le hablan al mundo con su voz.
Cafayate
Si existiera una capital de los Valles, sería esta. Cafayate es uno de los destinos que mejor sintetizan los cambios que el turismo experimentó por estos lares en los últimos 50 años. Al principio era gente de Tucumán que venía a pasar el verano entero. En 1973, la bodega de Arnaldo Etchart impuso la primera Serenata, un festival que fue creciendo y popularizando el destino. Cafayate empezó a tener entonces aluviones de gente de paso, que a lo sumo visitaba las bodegas más grandes en excursiones diarias, hasta que, ya en el siglo XXI, llegaron inversiones hoteleras y bodegueras de capitales internacionales. La última y más importante fue la inauguración, hace pocos meses, del Piattelli Wine Resort, justo enfrente de la bodega del mismo nombre. Antes, en 2013, la creación del gran club de campo La Estancia de Cafayate, que ocupa 550 hectáreas e incluye cancha de golf diseñada por Bob Cupp, y el primer eslabón de la cadena hotelera Grace en Sudamérica, había sido el puntapié inicial que marcó la tendencia: cada vez más extranjeros llegan para radicarse. Al atractivo de su Museo Arqueológico –formado por la colección de Rodolfo Bravo– se ha sumado el Museo de la Vid y el Vino, y varios museos de bodegas privadas. Los Médanos, gran atractivo natural de la zona, pueden conocerse con las cabalgatas de la Estancia Chimpa.
San Carlos
Quien llegue sin conocer la historia puede no comprender por qué una localidad pequeña –al menos, si se la compara con Cafayate– tiene una iglesia tan grande como la de San Carlos Borromeo y un casco de casas de adobe tan consolidado que fue declarado Patrimonio Histórico en 1975.
San Carlos fue fundada cinco veces, con otros nombres, y en 1582, cuando a Hernando de Lerma le ordenaron fundar una ciudad al norte de Santiago del Estero, San Carlos perdió por tres votos la oportunidad de ser esa ciudad, en detrimento de Salta. Se puede visitar el Museo Jallpha Calchaquí y el Camino de los Artesanos (no confundir con el de Seclantás), que reúne a varios ceramistas, teleros y orfebres que permiten visitar sus talleres.
Quebrada de las Flechas y Angastaco
Si la producción agrícola ganadera es la imagen más real de los Valles (siempre fue una región muy preciada por la pureza del aire, que producía cultivos sanos, ajenos a las pestes de los sitios más húmedos), a los viajeros les gusta pensar que la postal de este viaje es el paisaje de la Quebrada de las Flechas. Se trata de un breve sector –entre el Km 4380 y el Km 4410 de la RN 40– que es parte del Monumento Natural Angastaco, declarado como tal en 1995. La Ley Provincial protege las extrañas geoformas inclinadas como puntas de flechas por donde se angosta y pasa el río Calchaquí. Conviene ir por la tarde, y con tiempo para treparse a alguna de ellas y admirar el entorno desde arriba. Después de pasar por el pueblo de Angastaco, conocer su pucará, y sus dos iglesias (la antigua en el Pueblo Viejo, ya en desuso, y la nueva, que data de 1980), deténgase en El Carmen para conocer su capilla, de 1780, y sus museos. Allí le contarán la historia de la disputa por las bellas imágenes que se exhiben en el altar.
Molinos
Se encuentra frente a la confluencia de los ríos Luracatao y Amaicha, que se reúnen y forman el rojizo río Molinos. No tiene acceso directo por la RN 40, sino que hay que desviarse unos kilómetros, lo que permite apreciar a lo lejos una linda postal del pueblo, en la que se recorta la silueta amarilla de la iglesia sobre el verde valle. La parte más atractiva del pueblo se concentra en la calle Abraham Cornejo, donde está la casa histórica y restaurada del Dr. Indalecio Gómez, con sus puertas esquineras y una vista majestuosa a los cerros vallistos. Y la iglesia de San Pedro Nolasco de los Molinos. Su origen se remonta al siglo XVII, cuando don Tomás de Escobar mandó levantar un pequeño oratorio. Ampliado en 1659 por el mariscal Diego de Diez Gómez, quedó en manos de don Domingo de Isasi Isasmendi, quien aceptó que la iglesia dejara de ser de la encomienda y pasara a manos de la curia. Varias décadas más tarde, su descendiente, Antonio de Rioja, se vio obligado a vender algunos terrenos y el conflicto derivó en una batalla legal. Su tío, el primer gobernador realista, Nicolás Severo de Isasmendi, presentó cargos, y el sobrino se vengó prohibiéndole asistir a misa dentro de la iglesia. Sin amedrentarse, Nicolás Severo mandó construir en su casa –que estaba exactamente enfrente de la iglesia, donde hoy funciona la Hacienda de Molinos– un balcón, al que se accedía por una escalera exterior, desde donde pudo escuchar la santa misa. En 1937, este altillo-balcón fue demolido.
El 2 de febrero se celebra cada año en Molinos la fiesta patronal en honor a la Virgen de la Candelaria. Es una de las más bellas y tradicionales de la región. Fortines, caballos y personajes de apellidos ilustres, como Dávalos, Rodó, Ortiz, Cornejo, se dan cita frente a la iglesia y acompañan la imagen de la Virgen. Antes de entrarla de nuevo al templo, se realiza una ceremonia que data de los tiempos de la colonia: el batir de las banderas por parte de los alféreces reales, que desmontan de sus caballos y baten, uno por uno, sus estandartes, representantes de alguna congregación.
Camino de los Artesanos
Son menos de 10 km en los alrededores de Seclantás, del otro lado del río, por un camino menor que lleva como nomenclatura 55 S. Allí se concentran los ranchitos con el telar bajo el algarrobo, muy cerca del horno de barro. Pocos tienen letreros, y muchos menos, productos para vender: los ponchos, por lo general, se hacen por encargo; es más fácil encontrar carpetas o caminos de mesa. Desde que murió el Tero Guzmán –el más famoso de los teleros salteños, que le hizo llegar uno de sus ponchos a Juan Pablo II y también a Francisco–, en 2013, el legado lo continúan sus hijos. Tuvo 12, y todos, salvo el mayor (Arnaldo, al que le dicen Terito, que trabaja por su cuenta), siguen en el rancho familiar, junto a su madre, Vitalia Herrera. Desde aquí sale un desvío –conocido como Los Colorados– que utilizan quienes quieren volver a Salta sin pasar por Cachi. Empalma con la recta de Tin Tin, muy cerca del sendero interpretativo Ojo del Cóndor del PN Los Cardones, y es un tramo de 40 km de formaciones rojizas muy atractivas.
Seclantás y Acsibi
Seclantás es el único pueblo del valle salteño que está del otro lado del río Calchaquí. Hay que pasar por su iglesia y comer en Casa Díaz, uno de los mejores restaurantes de cocina regional ancestral (ex Inti Raymi, pero siempre en manos de la familia Díaz, pioneros del lugar).
Quienes tengan tiempo harán bien en incluir Cuevas de Acsibi, ahora llamadas Quebrada del Rincón, en su recorrido. El cambio de nombre se produjo hace pocos años, una vez que la Municipalidad intervino en la forma en la que se explota esta salida. Hasta entonces sólo la familia de Fido Abán de la Finca Montenieva la ofrecía al turismo. Ahora hay un grupo de seis o siete guías disponibles, pero es imprescindible combinar con antelación. Acsibi es un paisaje único y muy asombroso, al que hay que destinar un día aparte. La salida implica avanzar unos 17 km por el lecho casi siempre seco del río Rincón, hasta que se llega a un punto en el que comienza un trekking de dos horas. La recompensa son unas cuevas de rojo absoluto con formas muy curiosas por las que se cuela la luz, similares –si bien más pequeñas, claro– a las de Antelope Canyon, pero sin las multitudes de las del hemisferio norte.
Colomé
Es uno de los hitos más extraños que propone el viaje. Una cita que conjuga degustación de vinos con o sin almuerzo con la visita a un museo de instalaciones de luz íntegramente dedicado a James Turrell, artista norteamericano de renombre internacional. Ese contraste, el del ripio y lo aislado del lugar versus lo ultramoderno de la propuesta artística, es el que más asombra a los argentinos, y puede llegar a irritar a algunos extranjeros, que a veces no ven con tan buenos ojos haberse atravesado el mundo para encontrar en el último rincón de Salta lo mismo que podrían haber visto en Berlín, Hong Kong o San Francisco. En total, son nueve salas de luz en un espacio de 1.700 m2. Al museo se ingresa en horas fijas de martes a domingo, con reserva previa sin excepción. No se admiten menores de 12 años.
Cachi
El tiempo anda a otro ritmo en Cachi. Importante población colonial, comparte con Molinos una significativa diferencia en cuanto a su fundación: el origen de ambos fue la Hacienda; no son pueblos formados en torno a reducciones o parroquias religiosas. Cachi fue el feudo de don Felipe de Aramburu, y de su hijo adoptivo Benjamín Zorrilla. Hasta la mitad de la década del 50, el pueblo en sí era muy pequeño, de solamente siete manzanas. No había teléfonos, y aún en los 60, la única forma de conexión que había era por carta o telegrama. En 1967 pusieron un aparato que comunicaba, vía Radio Pacheco, con el resto del país. En los 70 se aceleró su crecimiento. Felizmente, antes de que Cachi se llenara de cemento y casas de dos pisos, en 1978 se llevó a cabo el primer plan de preservación urbana del pueblo. Si hoy llaman la atención los letreros en madera de cardón, los faroles de las calles y las casas blanqueadas, no es casual. Es parte de ese plan.
En Cachi, hay que visitar la iglesia y el Museo Arqueológico Pío Pablo Díaz, escuchar a las copleras de la plaza, y conocer alguna de sus bodegas: Miraluna, Puna, Isasmendi. Un poco más allá, con guía, se puede explorar el sitio Las Pailas o acercarse a ver las estrellas que el difunto suizo Werner Jaisli diseñó en el suelo como parte de su ovnipuerto. Quienes tengan más tiempo y vayan a extender la visita hasta La Poma pueden hacer un alto en las cuevas conocidas como Los Graneros, donde los incas acopiaban sus cosechas.
La Poma
Es el final o el principio de los Valles, según cómo se lo mire. No siempre es posible llegar, puesto que en verano las lluvias pueden hacer que se clausure el acceso entre Cachi o La Poma o, con más frecuencia, entre La Poma y el Abra del Acay, la opción elegida por quienes quieren conectar Cachi con San Antonio de los Cobres. Vale la trepada para llegar a los pagos de Eulogia Tapia (¡la pomeña que inspiró la zamba de Castilla y el Cuchi Leguizamón existe!) y conocer el pueblo de La Poma Vieja, que quedó devastado por completo tras el terremoto de 1930. Es un museo a cielo abierto de hermosos ranchos de adobe con molduras y puertas de cardón, la mayoría del siglo XVIII.
Arcos ojivales, de medio punto, columnas redondas, cuadradas, rejas antiquísimas: hay un acervo enorme, y muy variado. La Poma también es punto de partida para conocer el Puente del Diablo, construcción natural formada sobre el cauce del Calchaquí por la lava incandescente arrojada por el volcán Los Gemelos. Al solidificarse la lava sobre el río, lo obstruyó, y con los años las aguas cavaron un paso y formaron un puente natural de unos 150 metros, lleno de estalactitas y estalagmitas en medio de una gran oscuridad. La bajada al lecho del río es muy resbaladiza y peligrosa (ya se ha cobrado varias víctimas fatales). Vaya con guía y teniendo en cuenta las crecidas, puesto que si el nivel del río está muy alto cubre por completo el puente.
El regreso
Para volver a Salta, es preciso llegar hasta Payogasta, donde se puede almorzar, y tomar la RP 33 que pasa por el PN Los Cardones, la Cuesta del Obispo y la Quebrada de Escoipe. Es un espléndido camino que conecta, a lo largo de 160 km, la capital salteña con Cachi, pasando por la espléndida recta de Tin Tin. Estos 12 km enmarcados por los cardones y las montañas son célebres porque se trata de una ruta de memoria incaica que habría sido trazada jalonándola con antorchas por la noche. La Cuesta en sí son sólo 20 km de ripio, que si nunca terminan de ser asfaltados es porque está comprobado que el pavimento jamás resistiría los derrumbes provocados por las lluvias estivales. Quienes tengan energía y tiempo harán bien en hacer el trekking del Valle Encantado. El inicio del sendero está unos 6 km después de la Piedra del Molino.
Datos útiles
Cafayate
- Piattelli Wine Resort. Nueva opción de lujo con el sello de los norteamericanos Jon y Arlene Malinski. Son 20 “casitas” dobles (no aceptan triples, ni niños menores de 18), con spa y dos restaurantes. La visita a la bodega se hace todos los días, cada hora, de 10 a 13 y de 15 a 17, con o sin degustación. T: (3868) 43-1045.
- Grace. Dentro de La Estancia de Cafayate, un importante hotel de lujo, con acceso a la cancha de golf, spa y piscina climatizada. T: (3868) 42-7000.
- Viñas de Cafayate Wine Resort. Rodeado de viñedos, es un lugar de espacios amplios, con grandes ventanales, habitaciones con balcón y galerías, y piscina en el centro del parque. Son 22 habitaciones de 30 m2 (12 estándar y 10 superiores), con vista a los viñedos o al cerro San Isidro. 25 de Mayo, camino al Divisadero. T: (3868) 42-2272.
- Estancia Chimpa. Atendida por Teresita Nanni, dedicada anfitriona, esta propiedad de 7.500 hectáreas incluye la bodega Tierra Colorada y tiene acceso a los fabulosos médanos de Cafayate. Se organizan cabalgatas para recorrerlos (también para pasajeros no hospedados). Se requiere reserva con, al menos, un día de anticipación. La casona de arcos ojivales data de 1890, pero las cinco habitaciones están hechas a nuevo y son muy confortables. RN 68 Km 10. T: (387) 412-3990. FB: /Estancia Chimpa
- Vieja Posada. Muy cerca de la plaza principal de Cafayate, funciona en una antigua casona colonial que fue propiedad de la familia Lávaque. El lugar fue escuela primaria y luego concentró a los tejedores, que se abastecían allí de las materias primas para el hilado. Por eso, muchos años se la conoció como La Tejeduría. En los años 70, el Dr. Orlando Trunsky, nieto de Pedro F. Lávaque, emprendió las tareas de ampliación y reciclado que continúan en la actualidad Paola Marcon y Ramiro Trunsky, e incluyen el restaurante La Despensa y el espacio Casa Cultural Pedro Lávaque. Hay dobles, triples y cuádruples. Calixto Mamani 87. (387) 410-7337. FB:/Vieja Posada Cafayate
- Bad Brothers Wine Experience. Cancherísima propuesta a una cuadra de la plaza, en una espectacular casa reciclada con buen gusto y obras del artista Esteban Diaz Mathé. Los dueños son el ingeniero argentino (y sommelier) Agustín Lanús, que sirve aquí sus vinos de altura extrema (Sunal, Facón y Bad Brothers), y el americano David Galland, que se radicó en Cafayate en 2011. Martes a domingo, de 19 a 00 horas. Quintana 63. T: (3868) 42-6039.
- Museo de la Vid y el Vino. Av. Güemes Sur esq. Fermín Perdiguero. T: (3868) 42-2322.
- Museo Arqueológico Rodolfo Bravo. Fue fundado en el pueblo de Animaná en 1935, pero se instaló en 1943 en Cafayate. Se trata de la colección del arqueólogo Rodolfo Bravo. Lunes a sábado, de 10.30 a 15.30 y de 17.30 a 20.30. Colón 191. T: (3868) 42-1054.
Angastaco
- Finca El Carmen. La familia Miralpeix tiene, sobre la RN 40, entre Angastaco y Molinos, un complejo que incluye hotel con piscina, restaurante, cabañas y la bodega Josefa Rodó. Para conocer la espléndida capilla de 1780 hay que pagar una entrada que da derecho a visitar los museos agrícola, arqueológico y sacro, y un salón con exposición de carruajes. RN 40 Km 4420. T: (387) 683-1322.
Molinos
- Hacienda de Molinos. Residencia del último gobernador de Salta, don Nicolás Severo Isasmendi, por mandato del rey de España. Gracias a la exquisita remodelación de Cecilia Patrón Costas devino en elegante hotel boutique en 2007, sin descuidar su herencia colonial. Son 18 habitaciones, un muy buen restaurante con gran patio bajo la sombra de un añoso molle, y piscina. T: (3868) 49-4094.
Colomé
- Colomé. A 20 km de la RN 40, la propiedad del suizo Donald Hess consta de hotel, restaurante y museo. Son sólo 9 habitaciones que reciben todo el año (excepto junio) con media pensión o pensión completa. Quienes no estén hospedados pueden visitar el Museo James Turrell de martes a domingo, con reserva previa, todo el año. Los planes son con almuerzo y degustación (Experiencia Colomé, de 11.15 a 14.30) o sólo degustación (de 14.30 a 16.30). RP 53 Km 20. T: (3868) 49-4200.
Seclantás
- Finca Montenieva. Los hijos de Fido Abán se encargan de llevar a los turistas a las cuevas y ofrecen alojamiento y comidas en la finca familiar. T: (387) 482-3030.
- Casa Díaz. Es el restaurante indicado para probar los platos típicos de la cocina local ancestral: frangollo con charqui, carnes guateadas, chuchoca, charquisillo. Al mediodía, se recomienda reservar. Para la cena, es absolutamente imprescindible. Cierran del 23 de diciembre al 6 de enero. T: (387) 442-3415.
- Quebrada del Rincón. La visita a las cuevas de Acsibi requiere reserva previa. Supone, al menos, dos horas de trekking.
Cachi
- La Merced del Alto. En un predio de 8 hectáreas, los Patrón Costas construyeron un edificio de estilo neocolonial con mirador, restaurante y pequeño spa. Son 14 habitaciones (una accesible). Fuerte Alto, Banda Norte. T: (3868) 49-0010.
- La Paya. A 8 km de Cachi, la finca de la familia Ruiz Moreno ofrece siete habitaciones amplias con baños tan grandes como las habitaciones. Reciben Virginia y sus hermanas, al frente de la bodega familiar, que lleva el nombre de su madre, Mónica María. T: (387) 481-5846. FB: /Finca La Paya Casa de Campo.
- Villa Cardón. Sólo cuatro habitaciones, muy bien puestas, a tres cuadras de la plaza, en una antigua casona bien restaurada, propiedad de Silvio Gastaldi. Los nuevos anfitriones, el ucraniano Sergiy Marusik y su sobrino Agustín San Martín, cocinan todo en el horno a leña, y están dando almuerzo y cena, con especialidad en pastas (abierto a comensales no hospedados, previa reserva). Aranda s/n. T: (381) 300-8772. FB: /Hostería Villa Cardón
- Miraluna. A 7 km de Cachi, la propiedad de Carlos Urtasun cuenta con 10 casas para alojarse en una finca de 14 hectáreas con vista a los viñedos. La bodega puede visitarse de martes a domingo, de 11 a 13 y de 15 a 17. Camino a La Aguada, Km 7. T: (387) 432-0888.
- Ashpamanta. Clásico vegetariano de Cachi, se vieron obligados a mudarse por la pandemia y tuvieron que acortar el menú. La especialidad ahora son las pizzas, hechas en el momento. Mantienen de la antigua carta la lasaña de vegetales con boloñesa de lentejas y maíz pelado. Cerveza artesanal. Todos los días desde las 19. Federico Suárez s/n. T: (387) 578-2244.
- Museo Arqueológico Pío Pablo Díaz. En una casona del siglo XIX funciona un museo con el material bien expuesto, montado con la colección del arqueólogo que le dio nombre. Útil para entender el origen y desarrollo de esta zona de los Valles. Martes a domingo, de 9 a 18. Juan Calchaquí s/n. T: (3868) 49-1080.
- Parque Nacional Los Cardones. Con acceso sobre la RP 33, el parque tiene habilitados los senderos “Secretos del Cardonal”, “Los Guaipos”, “Caminos del Pasado” y el mirador “Ojo de Cóndor”. También puede hacerse el trekking al Valle Encantado con sus senderos “Papas Andinas” y “El Ciénego”. FB: /Parque Nacional Los Cardones
- La Poma. Guía local para ir a Puente del Diablo. Conviene llevar alpargatas o calzado de neoprene (no ir descalzo ni en ojotas). Zacarías Ábalos. T: (387) 611-4077.
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