Travesía al interior de la Chapada Diamantina, un increíble parque nacional en el corazón de Bahía.
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La araponga suena como una hamaca que rechina. Nunca había oído un ave con un trino tan metálico. Y no logré verla. En cinco días subiendo y bajando por los senderos del Vale do Pati, su canto oxidado me acompañó todo el tiempo, pero no conseguí divisar su cuerpo blanco y cabeza verde tan particulares, por más que Ude (uno de los guías) me la señalaba entre los árboles.
Fue lo primero que googleé cuando volví a tener señal de wifi. Mientras estuve allí, la desconexión fue total. La app de bienestar digital –esa que nos dice cuánto tiempo pasamos pegados al teléfono– tiene tan poco sentido que ni funciona. En este viaje, el celular sólo se usa para sacar fotos.
"En verano, las cascadas tienen más agua, pero hay más barro en los senderos y posibilidades de lluvia. En invierno, el clima es más seco y, por ende, los saltos vienen mucho menos cargados, y algunos hasta desaparecen."
Pero vayamos al principio, a la ciudad de Lençóis, la base de servicios de la Chapada Diamantina, un pequeño y amable pueblo que se dedicó al garimpo de diamantes –como se llama en Brasil a la minería artesanal–, desde mediados del siglo XIX hasta bien entrado el siglo pasado. La zona fue declarada parque nacional recién en 1985. Protege parte de las sierras de Sincorá y su geografía, tan particular, que tiene el nombre de “chapada”: un área elevada de superficie considerable y con cimas planas, que parecen mesetas, también llamadas en su conjunto “planalto”.
En este caso, el parque tiene 152.000 hectáreas y un perímetro largo y estrecho, rodeado de pequeños poblados como Mucugê, Igatu, Andaraí y el Vale do Capão. Todos conservan el aspecto de antiguas villas mineras (calles empedradas, casas de tejas pintadas de colores fuertes), pero Capão suma a eso una gran concentración de pobladores de otras partes de Brasil, y del mundo, que llegan en busca de un estilo de vida sustentable, relacionado con la paz interior y la espiritualidad. A pesar de que tiene sólo 1.500 habitantes, Vale do Capão cotiza alto en Bahía, por haberse constituido en una especie de ecoaldea new age, y entre los caserones proliferan domos, iglúes y posadas alternativas.
En marcha
Para hacer este trekking es preciso reservar con anticipación (a diferencia de las salidas diarias, que son muchísimas y no requieren cita previa). Hay recorridos de tres, cinco o siete días, y distintas rutas. En mi caso, lo previsto era ir a pie de Guiné a Andaraí, durmiendo tres noches en Igrejinha, y una en Cachoeirão. Resultó excelente porque al dejar la mochila en el mismo refugio, podíamos salir a caminar sin peso, lo cual es una bendición a medida que el cansancio se acumula.
El grupo era de 12 personas, con tres guías. La combi salió a las 8 de Lençóis, nos dejó en Guiné, y ahí comenzamos a andar. Almorzamos a la vera del río Preto y fuimos trepando hasta el Mirante do Pati, con una vista increíble del valle que nos recibiría los siguientes cuatro días. La bajada fue bastante íngrime (“empinada”), una palabrita que se haría frecuente en los oídos de todos y las respectivas rodillas, que tuvieron que encarar unas cuantas de estas cuestas. Al atardecer llegamos a casa de João Calixto Santos y su esposa Marinete, que convirtieron el rancho de sus ancestros –con pequeña iglesia y todo– en una especie de hostel con baños compartidos y comedor comunitario, donde se sirven el desayuno y la cena.
Al día siguiente, hicimos el Cachoeirão por cima (la “cascadota” por arriba). Sucede que todos los saltos de agua pueden hacerse por arriba o por abajo, y la vista cambia mucho en cada caso. Esta resultó una experiencia maravillosa. A las salientes de piedra –no aptas para quienes tienen vértigo– que permitían aproximarse a la espléndida cascada, sumamos los arcoíris espontáneos que formaban las gotitas de agua en suspensión que volaban con el viento. Parecía uno de esos días de lluvia con sol en los que se casa una vieja, pero no, era el agua de la cachoeira refrescándonos y recordándonos el imperio de la naturaleza. Las cosas están bien claras ahí arriba: ella juega de local y uno es un humilde visitante. Volvimos detectando orquídeas, cactus y bromelias, y aprendiendo los nombres de las plantas, como candeia de bolota o quaresmeira.
El tercer día, el último en Igrejinha, la trepada tuvo premio. Atravesamos la cueva del Morro do Castelo y fuimos a almorzar a la cumbre más alta de la expedición: 1.600 metros. La vista era deslumbrante en sus 360º de pura chapada. El promontorio era bastante estrecho. Sentados allí, comiendo mango, goiabada o banana, nos sentimos unos privilegiados.
Al cuarto día, mochila al hombro, nos mudamos a la casa de Seu Joia, ya en el camino hacia el final. Hicimos un alto para bañarnos en el Poço da Árvore y pudimos ver el Morro do Castelo, al que habíamos subido el día anterior, bien de frente.
El hospedaje de Joia queda al pie de la sierra que nos esperaba para el último día, bien temprano. El plan era levantarse a las seis de la mañana para que el sol duro del mediodía nos agarrara ya bajando, cerca de Andaraí. La verticalidad del paredón de piedra era intimidante, y el objetivo de 20 km también, pero si ya habíamos andado más de 50 km hasta entonces, no era cuestión de achicarse a último momento.
La subida fue dura, pero hacerlo sin tanto calor y en zigzag ayudó bastante. Los paisajes eran deslumbrantes. Y ver los tejados del pueblo así, de repente y sin esperarlos, colaboró en hacernos sentir aventureros que llegan a la civilización después de un largo aislamiento. En definitiva, fue un poco lo que fue. Busqué la imagen de la araponga en el celular y sonreí. Quién me quita lo escuchado.
Chapada Adventure Daniel Rua Com. Antônio Botelho de Andrade, Quadra 24 lote 07, Encontro dos Rios, Lençóis. T: (+55-75) 9928-3818. Agencia con más de 10 años de experiencia en la Chapada. Desde R$ 2.400 por persona, la travesía de cinco días con traslados, guías y comidas incluidas. No incluye bebidas. Hay salidas todo el año.
Calango Trekking. T: +55 75 9941-2695. Caeté-Açu, Palmeiras. IG: @calangotrekking
Nativos do Vale. T: +55 75 8293-7679. IG: @nativosdovaledopati Organizan el trekking con otros puntos, y se caracterizan por tener guías nativos del Vale.
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