Viven 2500 habitantes de modo permanente, pero llegan, cada fin de semana, miles de porteños a probar su gastronomía, productos locales y conocer el gran valor histórico de esta localidad a 95 km de Buenos Aires.
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Un galpón enorme, un techo de chapa acanalada color ladrillo, una palabra que ocupa el ala izquierda, escrita en imprenta mayúscula: “Uribelarrea”. Es lo que se ve entrando por la RN 205 a este pueblo perteneciente a Cañuelas. Los lugareños y la gente de alrededores le dicen “Uribe”, apócope cariñoso del nombre. “¿Ya estuvieron en Uribe? ¿Conocen Uribe?”. No, o sí. Estuve hace diez años, pero eso es como haber estado en otro lugar porque Uribe creció vertiginosamente. Hay hotelería, buena gastronomía, elaboración de productos derivados de la leche, como el queso y el dulce de leche. Hay chacinados de primera línea y un vino cuya cepa insignia es la uva tannat.
Uribelarrea empezó siendo una colonia agrícola en 1889. Los terrenos donde se erigió fueron donados por don Miguel Nemesio de Uribelarrea, su fundador, quien además había sido funcionario en Buenos Aires durante el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento y juez de paz de Cañuelas.
Uribe fue escenario de varias películas, como Juan Moreira, de Leonardo Favio; Evita, de Alan Parker, y El ciudadano ilustre, de Mariano Cohn y Gastón Duprat, una historia que tiene como trama el acontecer de la vida pueblerina alrededor de la conocida frase “pueblo chico, infierno grande”, las relaciones y lazos entre sus habitantes, la historia de un hombre que viaja desde su presente exitoso en una ciudad europea a su ciudad natal.
Uribe tiene los condimentos necesarios para hacer que sus rincones rurales se conviertan en escenas de película. Las instalaciones de la vieja estación de tren, de estilo inglés, una construcción típica ferroviaria del siglo XIX con ladrillo a la vista, columnas y revestimientos de madera, techos de teja, bancos anaranjados, puertas y ventanas con vidrios repartidos, fueron una de las preferidas de los directores de cine a la hora de elegir y pensar escenografías.
Hay que sumar entonces a Uribe a la agenda de los fines de semana, para hacer una escapada espontánea, o bien programada en alguna de las fechas especiales: la búsqueda del tesoro, el Camino del Vino –generalmente, en abril y septiembre– o la Fiesta de la Picada y la Cerveza Artesanal, en el mes de noviembre.
La Escuela Agrotécnica Salesiana Don Bosco, la Pulpería de Uribelarrea, El Palenque, Pueblo Escondido, Valle de Goñi y el El Retoño. Aquí, un recorrido por seis de sus lugares imperdibles.
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