En la búsqueda de un cambio de vida, comenzaron con un pequeño emprendimiento. Un hobby que se transformó en una exitosa pastelería de la que todos hablan en La Plata.
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Martina Sánchez Acosta estudió cine. En 2011 comenzó a trabajar como continuista en la tele y conoció al actor Benjamín Rojas. Formaron pareja y decidieron mudarse a City Bell, impulsados por la búsqueda de un estilo de vida más tranquilo para criar a su hija, Rita.
Por ese entonces, ambos vivían en la ciudad de Buenos Aires. Martina había dejado su profesión de cineasta porque tenía otros planes en mente. “Mi trabajo era muy demandante, jornadas de muchas horas, en cualquier horario, viajar para filmar… eso me generó problemas de ansiedad y para paliar la angustia hacía manualidades”, cuenta.
Durante un viaje por Estados Unidos, despertó su curiosidad por la pastelería. “En ese momento yo estaba haciendo cuadernos artesanales y, buscando papel o telas, encontré un cuaderno de galletitas decoradas en una góndola de supermercado y dije ‘¡Wow! Esto me encanta’. Así que volví a Argentina y me puse a hacer galletitas decoradas”.
Lo que comenzó como un hobby, pronto se convirtió en un negocio lleno de pasión. “Comencé vendiendo galletitas a amigos, luego vinieron los brownies y después empecé a hacer tortas personalizadas al público”, dice. A pesar de que ya tenía “alguna noción de pastelería” y un “paladar entrenado” (su mamá hacía tortas y preparaciones dulces), decidió tomar cursos para perfeccionarse.
La noticia del embarazo marcó un cambio de rumbo para la pareja. Benjamín y Martina vivían en Palermo y deseaban cambiar de aire para que su hija creciera en un entorno natural. “Yo soy de Ranelagh y Benja de La Plata, por lo que queríamos que nuestra hija viviera algo similar a nuestra infancia, crecer en un barrio con calles tranquilas. Así que en 2018 tuvimos a Rita y decidimos mudarnos a City Bell, cerca de la familia y con fácil acceso a nuestros trabajos”, cuenta.
De cineasta a pastelera
Para entender el éxito de Teodelinesias hay que conocer la historia del proyecto, en especial del título del proyecto: un nombre que Martina adoptó desde sus comienzos en las redes sociales. “Cuando era chiquita jugaba a ser Teodelina de Caravassa, una modelo que conducía un programa en Utilísima. Y en mis épocas de adolescente tenía Fotolog y otras redes sociales que hoy no deben existir, con un nombre ficticio: Teodelina”, revela.
“Como siempre me gustó hacer manualidades (tejido, amigurumi, origami), mis amigos me preguntaban ‘¿qué teodelinesias vas a hacer ahora?’. Y quedó para siempre, ese nombre que es difícil de pronunciar pero no hubo forma de cambiarlo porque es lo que me identifica”, agrega.
Durante los primeros años de su hija, Martina no tocó una batidora. Se había abocado a la crianza de la pequeña. Pero en plena pandemia, las ganas de volver a cocinar hicieron que hoy los citibelenses puedan disfrutar de sus preparaciones. “Sin duda me había enamorado de la pastelería, pero ya no quería hacer más tortas personalizadas ni buttercream, quería hacer tortas con la impronta de Teodelinesias”.
Fue así que en febrero de 2021 la pareja montó un pequeño despacho de pastelería con variedad de piezas dulces y café para llevar. “Benja desde el principio quiso acompañarme en este proyecto, y para montar el primer local me ayudó un montón, desde pintar la reja hasta colgar el toldo. Él sabe hacer de todo”, dice orgullosa.
Y la marca explotó. Los fines de semana hay largas filas para llevarse una porción de torta. Tal fue el éxito de su emprendimiento que salieron a buscar un espacio que les permita ampliar la producción y ofrecer un salón a entusiastas de las meriendas dulces.
El paraíso dulce
Teodelinesias se ha convertido en una parada obligada para quienes van a recorrer la zona céntrica de City Bell. Una casa tradicional, revestida en piedra Mar del Plata, a la que se ingresa por un pequeño patio para encontrarse con un salón lleno de colores y las tentadoras preparaciones exhibidas en el mostrador. Una invitación al disfrute, tanto para el momento del postre (post almuerzo) como para la merienda.
El salón es amplio y la cocina está a la vista. Desde allí, Martina despliega su magia. Un lugar alegre, con buena vibra, que transmite la esencia de sus creadores. En “Teos” (como le dicen sus clientes), podés encontrar variedad de tortas por porción, mini cakes, tartas, budines, muffins, alfajores y scons. Todo es de producción artesanal y elaborado con materia prima de calidad. “Todo está hecho a mano, desde las cremas, los merengues hasta las masas de pastelería”, dice Martina. “Algunas preparaciones van variando de acuerdo a lo que nos ofrece la temporada”, agrega.
Entre los favoritos del lugar “está la Key lime Pie, una torta a base de galletitas crocantes con una crema de leche condensada y lima, y crema chantilly por encima”. También se destaca la torta Amanda, un bizcochuelo de limón y frutos rojos con jalea de frambuesa y cobertura de chocolate blanco y yogur. “Además tenemos el Brownie Rock, un brownie con dulce de leche bañado con chocolate con maní y escamas de sal”, apunta. Lo alfajores de pistacho, con masa sablé rellenos con crema de chocolate blanco y un curd de lima son otro hit, al igual que la Chocoframbu, un cremoso de chocolate semiamargo untuoso sobre una base de galletitas de chocolate y frambuesas.
Casi todas tienen flores comestibles, algo que caracteriza a la marca. “Buscamos generar un ambiente alegre con los colores vibrantes y una calidez para que la gente venga a comer las tortas como las que haría la abuela, que puedan sentir esos sabores”, sostiene Martina. Para acompañar hay té, café y jugos naturales. Todo con la vajilla más linda de Ermides Pottery, con frases inspiradoras: “Mantenete dulce” o “La vida es corta, comé torta”.
A la pareja se la ve disfrutando de este presente. El amor y el sacrificio que le han puesto a este proyecto gastronómico se refleja en la marca. Aunque Benjamín continúa con sus ensayos de teatro, se lo puede ver en el local colaborando con el despacho. Si bien Martina dejó su profesión de cineasta, continúa vinculada a los set de filmación: en los envíos de Cucinare por El Trece a la medianoche y a veces como invitada en Cocineros Argentinos.
“Ahora no sé qué soy, si emprendedora, empresaria, pastelera, si soy solucionadora de problemas… ya se verá con el tiempo. Pero lo que me encanta es esto de conjugar mi pasión por la pastelería con los proyectos de tele, me siento muy cómoda”, cierra.
Datos útiles
Calle 14ª e/ Cantilo y 473 bis, City Bell
IG: @teospasteleria
Abre de jueves a sábados a partir del mediodía
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