Río Minero. 3 cabañas y 35.000 hectáreas, el tesoro de la familia Lagos en Villa Traful

Radicados a 15 km de Villa Traful desde principios del siglo pasado, mucho antes de que se creara el PN Nahuel Huapi, ofrecen cabalgatas y estadías a pura naturaleza.

“Hay varios tipos de oro”, les dijo siempre Osvaldo Lagos a sus hijos cuando ellos insistían en buscarlo en el río de la estancia que por eso se llama Minero. “El oro que está en el río es para criar flojos”, les decía, “y además se los va a quitar el Estado”.

A Osvaldo, a su vez, se lo repetía su padre Abel, y a Abel, el suyo, don Feliciano Lagos, que se estableció en la zona en la década del 20. Si bien todavía discuten con la provincia y Parques Nacionales el tema de papeles, su estancia abarca la friolera de 35 mil hectáreas a 15 km de Villa Traful. Sus tierras lindan con las de Ted Turner, con quien han mantenido novelescas reyertas. Don Osvaldo (Lalo) no habla inglés, pero el honor y el amor por la tierra de sus ancestros no entiende de lenguas y, por eso las ha defendido a caballo y rifle…

Ante semejante figura paterna y familiar, la quinta generación de Lagos no podía ser menos. Tras sucesivos conflictos con Parques, Lucas y sus hermanos decidieron capitalizar las enseñanzas, y pronto vieron en el turismo la posibilidad de profundizar en la causa.

Así cambiaron perros leoneros (con los que cuidaban al ganado) por los labradores u ovejeros menos agresivos, les enseñaron a no correr a los patos de los torrentes y montaron una empresa de cabalgatas que invita a recorrer al paso la perfecta transparencia del río Minero, después de un asado de ley, en lo que acaba siendo una jornada inolvidable. Para los que se quedan con ganas de más, que no son pocos, armaron tres cabañas de ensueño en lugares bien distintos de la estancia, y decir lugares distintos en extensiones tan amplias implica kilómetros de distancia entre una y otra.

A Lucas le encanta contar la experiencia de quienes se quedan varios días: “nos dejan a los hijos, los llevamos a andar a caballo, a pescar, a alambrar, a trabajar en el campo y se los devolvemos hechos unos indios”, bromea. Él mismo tiene en casa un ejemplo de fusión de culturas desde que en 2006 apareció en la estancia la vasca Naiara Moreno, en busca de algo y distinto y auténtico, y el flechazo fue inmediato. De esa unión nacieron sus tres hijos: Iosu, Unai y Juanita. Los más grandes van solos, y a caballo, a la única escuela que hay en Traful.

Y cuando las cenizas del Puyehue paralizaron la actividad turística, y las vacas se morían porque no podían pastar, los Lagos pidieron albergue a varias estancias de Zapala, pero nadie respondió. Entonces, Naiara decidió encarar al vecino Turner, con el que hacía 10 años que no tenían trato. Y así la joven vasca salvó 35 vaquillonas y todos los caballos de la familia.

Los huéspedes alojados en las cabañas se deleitan con estas historias, pueden bailar un chamamé al son del acordeón de Lalo, hilar con doña Pichona, su esposa, participar del arreo de ganado, hacer un trekking al Bosque Petrificado o remontar los 64 km del río pedregoso en cabalgatas de más de un día.

Pichona y Naiara atienden la cocina con platos caseros que sirven en el quincho comedor o en las cabañas. Los hombres se encargan de los asados al asador. Una estadía en Río Minero es una propuesta de pleno contacto con la naturaleza más prístina, aun antes de que se creara el Parque Nacional Nahuel Huapi.

Rio Minero. RP 65 Km 20, Villa Traful. T: (294) 439-3236. Las cabañas no tienen luz eléctrica, sólo unas horas de generador por la noche. Abiertas todo el año.

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