Después de varios años de abandono, la distinguida casona de estilo neoclásico alojará un hotel cinco estrellas y recuperará su brillo original.
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A mediados de este año la ex Mansión Mihura revivirá sus tiempos de gloria cambiando de piel pero conservando su espíritu glamoroso. En el corazón de Recoleta, en Av. Las Heras 1745 y Callao, este conjunto de 1922 está en plena transformación para sumarse al Recoleta Grand Hotel, un 5 estrellas que convocó al estudio de arquitectura MSGSSS para proyectar un pasadizo que unirá el antiguo paseo de los carruajes con las nuevas instalaciones del hotel con el palacio.
La restauración del conjunto prevé dotar al hotel de un gran patio central vidriado, de triple altura y luz natural, que acompañará distintos accesos a salones vinculados con la obra de Julio Cortázar. Los bares se llamarán La Maga y Rayuela, entre otras obras maestras de la literatura contemporánea que harán referencia a las publicaciones icónicas del escritor argentino (el 12 de febrero se cumplieron 40 años de su muerte).
La restauración minuciosa incluye la recuperación de listones de madera originales (numeradas según su ubicación), portones de hierro y revestimientos. Entre los artesanos del detalle que están dedicados a salvar el patrimonio se encuentra parte del equipo que trabajó en la restauración de la Confitería del Molino. “La intención es devolverle el brillo original a los espacios emblemáticos para fusionarlos con el hotel existente, creando un diálogo fluido que lo unifique todo”, señala Ian Valerio, director del hotel que pertenece al grupo Grand Hotels Lux Collection.
Cuando después de años de abandono y deterioro el estudio de arquitectura desembarcó en el edificio se encontró con goteras, maderas levantadas y pisos en mal estado. Sin embargo, la biblioteca que atesoraba la familia Mihura había quedado intacta. “Donamos todos los libros a distintas instituciones. Queda el recuerdo de la literatura intacto y el disparador que le da el nombre a los bares abiertos al público en general, más allá de los clientes del hotel”, anuncia Valerio. The Serpent Club (El Club de la Serpiente) será uno de ellos, al estilo de los exclusivos speakeasy, oculto entre espejos y antigüedades. Con luces tenues, terciopelos rojos y un enorme diván en forma de serpentina, será un un bar íntimo, donde se servirán cócteles de autor. La referencia a Rayuela es directa: Cortázar convocaba a sus personajes a un no-lugar llamado El club de la serpiente, donde un grupo de personas se reunía a charlar sobre música, literatura, arte y filosofía.
Las capas de texturas, objetos de época, paletas de colores y materiales que ambientarán cada uno de los bares obedece al diseño del estudio argentino SEPRA y del estudio norteamericano EDG, con oficinas en California, Texas y Singapur. Liderado por Jennifer Johanson, presidenta y CEO, junto con el asesoramiento de Michael Kirschman, destacado arquitecto de NY, el desarrollo incluyó un relevamiento exhaustivo de los signos de la época de oro. No solo de la mansión, sino de la Buenos Aires de los años ‘30. Por eso, la inspiración en la Revista Sur, fundada por Victoria Ocampo, que se transformó en la publicación más emblemática de Latinoamérica. El Café de Prensa resumirá desde su impronta bohemia esa época de oro de la intelectualidad porteña que dejó su impronta: murales pintados a mano, revistas y ejemplares incunables formarán parte de la ambientación.
El conjunto que obedece al estilo Neoclásico Academicista fue proyectado por el arquitecto Eduardo Lanús, por encargo de Francisco Mihura y obtuvo el 2do. Premio a la Mejor Fachada otorgado por la municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, ya que el 1er. Premio fue declarado desierto. La placa que acredita este galardón está a la vista.
Su envolvente mantiene intactos los típicos componentes neoclásicos: arco de medio punto en la entrada principal, amplio portal doble hoja, almohadillado en los paramentos, basamento de material liso continuo y balaustrada en el remate. Deslucida por la falta de mantenimiento y el impacto del clima, pero intacta, se distingue a la diosa Ceres (versión romana de la diosa griega de la agricultura Demeter) en el frontis triangular exhibiendo un fruto, expresión de la fertilidad natural; y otro niño que sostiene un libro.
Francisco Mihura estaba casado con Ofelia Martino. Era hijo de navarros radicados en Argentina, hermano del Ministro de Agricultura de la Nación del Presidente Dr. Marcelo T. de Alvear, Dr. Emilio Mihura. Con el tiempo sus herederos vendieron el conjunto a integrantes de la familia Anchorena.
El inmueble que integra el catálogo de bienes patrimoniales porteños desde 2007, a pedido del Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales, refleja los vestigios de la élite porteña en una de las manzanas más parisinas de la ciudad. El patio de honor, testigo de la llegada y salida de carruajes aristocráticos, ahora se convertirá en un atrio verde y luminoso que invitará a los huéspedes a tomar el desayuno, organizar reuniones o, simplemente, dedicarse a disfrutar los efectos de la luz que atraviesa los grandes ventanales y pega justo en el balconcito de época que recuerda los años de oro de la mansión.
En tanto, en la terraza se ampliará la piscina semicubierta y se sumarán amenities a los servicios del spa. Alojarse en alguna de las habitaciones implicará una estadía rodeada de detalles de diseño; desde mamparas acrílicas que dominan la escena, hasta revestimientos y mobiliario diseñado a medida.
Mármol travertino, piedra París, herrerías, teselas y ornamentos originales: el rescate de un palacio que se prepara para asumir otra función avanza paso a paso, con la precisión quirúrgica de un equipo multidisciplinario que reconstruye su pasado glorioso para transformarlo en un hito porteño.