Mauricio Rapallo hizo el camino inverso de sus ancestros y terminó elaborando galardonados helados en Santo Spirito, el pueblo del que ellos vinieron hace pocos años.
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Mauricio Rapallo, un joven de Valentín Alsina decidió embarcarse junto a sus padres y abuelos en una aventura que trasciende fronteras y fusiona la tradición italiana con el sabor del auténtico helado artesanal argentino. Hace cuatro años, se fueron del país para establecerse en la pintoresca localidad de Santo Spirito, Bari, en Puglia, la tierra de su familia materna.
“Llegamos en septiembre de 2019 y al poco tiempo empezó la pandemia, eso nos bloqueó un poco, pero seguimos adelante con el proyecto de abrir una heladería que tuviera un poco de las dos tradiciones. Mis abuelos nacieron en Santo Spirito y queríamos seguir nuestra historia acá”, cuenta Rapallo.
Volver a Italia
Los abuelos maternos de Rapallo nacieron en Italia, llegaron a la Argentina en 1965 y se instalaron en Valentín Alsina, donde años después nació Mauricio. En el año 2000, sus padres –Rubén y Angela– y su tía abrieron la heladería Luan. “Hasta ese momento mi mamá trabajaba en otro rubro y mi papá era director de arte en publicidad, pero quisieron hacer algo distinto.
El único antecedente gastronómico en la familia era mi abuelo que era panadero. Por suerte el proyecto funcionó muy bien, y por primera vez, en 2009 viajamos a Italia. Fue emocionante porque vinimos juntos en familia y mi mamá pudo conocer a sus tías y a sus primos. Volvimos de vacaciones en 2012, 2015 y 2018, hasta que la situación del país nos cansó, vendimos el fondo de comercio de la heladería y decidimos venir a vivir acá”, recuerda Rapallo.
Una gelateria argentina
Tras la experiencia de la heladería familiar en Valentín Alsina, los Rapallo decidieron iniciar su proyecto en Santo Spirito con la gelateria Rapalisi: “el nombre viene de la unión de dos apellidos: Rapallo, el de mi papá, originario de Génova, y Lisi, el de mi mamá del sur de Italia”, explica.
Inicialmente cautelosos en cuanto a la inclusión de sabores argentinos en su oferta por temor a no ser aceptados, la heladería Rapalisi logró conquistar los paladares locales. Santo Spirito es una localidad con fuertes raíces tradicionales y la familia incorporó gradualmente gustos típicos de elaboración artesanal y productos argentinos como yerba, galletitas y alfajores que también comercializan en el local, en el que priman el celeste y el blanco en la decoración.
A pesar de los desafíos iniciales, la heladería logró posicionarse y hacerse conocida en el sur de Italia. Con alrededor de 20 sabores argentinos y 10 italianos, Rapalisi se ha ganado la reputación de ofrecer algo único y diferente.
“Tenemos un laboratorio en donde fabricamos nuestro helado. Lo hacemos de la misma manera que en nuestro país, con los mismos gustos y la misma calidad. Incluso utilizamos productos traídos de Argentina como el dulce de leche y el cacao. Los sabores más pedidos en la heladería son: dulce de leche, chocolate, tramontana, banana split, maracuyá y Mantecol”, cuenta Rapallo.
El esfuerzo y la dedicación de la familia Rapallo no pasaron inadvertidos. Recientemente, la heladería fue reconocida con dos premios Eccellenze Italiane, destacando su innovación en la región de Puglia. Además, han sido seleccionados entre los 16 locales más destacados del sur del país formando parte del prestigioso libro del Gambero Rosso.
La comunidad argentina en Bari ha contribuido a su éxito, convirtiéndola en un punto de encuentro para aquellos que buscan un pedacito de Argentina en Italia.
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