A diferencia del nado con ballenas, que se encuentra prohibido en la región, hacer buceo o snorkeling con lobos marinos en la Península Valdés es una actividad que crece, amparada por lo fascinante de entrar en contacto con estos simpáticos mamíferos.
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El corazón se acelera: un poco por la impresión que causa meterse al océano Atlántico en invierno, pero sobre todo por los nervios que depara la experiencia. ¿Cómo será nadar con un lobo marino? No uno, decenas de ellos. Sentir el topeteo en las piernas, encontrarse con su mirada cara a cara, ver la gracia con la que se mueven bajo el agua. El snorkel con lobos marinos es una de las actividades favoritas de los viajeros que se acercan a Puerto Madryn, Chubut. Para vivir la experiencia hay que tomar una excursión en lancha hasta la colonia de Punta Loma, y una vez allí, máscara de snorkel y traje de buceo de por medio, las crías de los lobos marinos curiosean e interactúan como si estuvieran en un patio de juegos.
Carolina Larracoechea de Scuba Duba, cuenta así la experiencia: “Los lobos se acercan porque son curiosos, son divinos, los ves que vienen en grupitos como en un jardín de infantes, vienen, te tocan, interactúan con vos, usan la boca como nosotros usamos las manos”. Carolina llegó a Madryn en los 90 para estudiar biología y casi 30 años después sigue fascinada por la vida del mar: “Me encanta que la gente apoye la cara en el agua y vea lo que hay debajo de ese manto azul, porque el mar es muy dinámico. Me gusta que descubran un mundo totalmente distinto, que vivan la manera en que se mueven debajo del mar las algas, los corales, las estrellas de mar”.
La reserva de Punta Loma está sobre el Golfo Nuevo, a 17 kilómetros de Puerto Madryn, y alberga una colonia de lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens) que oscila entre 600 y 1.000 ejemplares. Creada en 1967, es la reserva natural más antigua del Chubut, donde, a diferencia de otras colonias, los lobos permanecen durante todo el año. Es el único lugar en la Argentina donde el snorkel con lobos puede realizarse en cualquier época, pero los mejores meses son entre mayo y octubre porque es cuando las crías, que nacen en enero y febrero, se familiarizan con el agua, en verano están más pendientes de la reproducción y disminuye la interacción.
Al agua, lobo
La aventura comienza en el local en el centro de Madryn con el minucioso proceso de ponerse el traje. Los trajes “húmedos” dejan pasar una fina capa de agua que se calienta rápidamente y aísla del agua fría; los trajes “secos” evitan todo contacto con el agua y en invierno se usan por encima de una capa de ropa ajustada.
Una vez enfundados en los trajes, y ya en la playa de la ciudad, un instructor explica los pormenores del uso del snorkel y cómo debe ser la relación con los lobos marinos. “Lo bueno de esta interacción con los lobitos es que son animales libres, esto quiere decir que no sabemos cuántos lobos va a haber, si se van a acercar o no, cuánto tiempo van a estar con nosotros y si se dejan tocar o no. Nosotros vamos a su casa y todo depende ellos, que son los que deciden venir a jugar con nosotros. La gente puede pensar que les llevamos comida o que están amaestrados, pero no es así, uno va a ver la naturaleza. Los lobos se acercan porque son curiosos.”, explica Carolina.
El paso siguiente es el viaje en lancha desde Madryn que dura cerca de media hora. La embarcación se detiene a unos 200 metros de Punta Loma y allí, luego del impacto del agua, los cachorros y algunas hembras se acercan a los visitantes. Los machos, de mayor tamaño y con melena alrededor del cuello, no suelen interactuar y permanecen en la playa. Cada excursión es diferente, pero los cachorros suelen ser muy curiosos y hociquean, juegan con los turistas como si fueran perritos. La interacción dura un buen rato, el ritmo bajo el agua es cadencioso, y cada uno escucha su propia respiración, mientras los cachorros nadan con una agilidad que más se imaginaría en tierra.
En el viaje de regreso, unos oportunos guantes y gorros de lana preservan del frío, mientras se ve a lo lejos el coletazo de una ballena y la ciudad se acerca con sus casitas blancas.
Carolina pone en valor lo que significa este contacto con la naturaleza: “A veces cuando estamos en tierra percibimos un guanaco, una liebre, una mara pero tenemos aire en el medio, que es el medio que conocemos. En el agua pasa otra cosa, estamos rodeados de un medio que nos pone en contacto directo con las anémonas, los pólipos, los erizos, los peces, los lobos. Es esa sensación de formar parte, de pertenecer, de interactuar con algo que tiene su propio ritmo entonces uno adquiere ese ritmo también.”
Datos útiles. La excursión se realiza durante todo el año. El límite de edad es entre 6 y 70 años. Los lobos suelen ser muy amigables con los chicos, no obstante, recomiendan que los niños hayan tenido algún acercamiento acuático antes de hacer la excursión. El costo del snorkeling es de $10.000 incluye traslado en lancha, equipo de snorkel, traje húmedo y excursión. Se realiza oficialmente desde 2005. En Madryn hay 10 agencias que lo hacen. También hay salidas desde Puerto Pirámides.
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