Una arquitecta y un ingeniero administran este hotel boutique de cocina artesanal y resguardan la historia del pueblo de Yavi, de casi 450 años.
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Gustavo Gaspar y Silvia Aluffi hacen honor a la frase “Atendido por sus dueños”: no solo están al frente de la Posada Tika, en Yavi, sino que son custodios, también, de los fascinantes 446 años de historia de este pueblo ubicado en el límite con Bolivia, en Jujuy, que lo vio todo.
La posada abre sus puertas en la misma entrada del pueblo –en el cruce de la Ruta Provincial 5, que viene de La Quiaca, y la Av. Senador Pérez, columna vertebral del caserío– junto a otras viviendas de adobe y piedras, aunque ésta es un poco más ancha. En cada rincón dominan los tonos alegres de la paleta andina, desde las áreas comunes hasta las ocho habitaciones.
Las gruesas paredes de adobe mantienen la aislación térmica: los cuartos, de manera natural, son frescos en verano y cálidos en invierno. La construcción es fiel al estilo de la zona, con techos de barro y paja y cielorrasos de cañas ceñidas con tiento de llama. En el patio central convergen todas las habitaciones y desde ese espacio se ofrece primera fila hacia las noches más estrelladas. Durante el día, es el lugar ideal para leer, charlar, tomar mate o disfrutar del silencio.
Los encantos de Yavi
Este pueblo de apenas 250 habitantes, situado a 300 km de la capital provincial, no estaba en el radar de los dueños. “Silvia es cordobesa y arquitecta; yo, ingeniero y de San Salvador de Jujuy. Habíamos vivido en Córdoba y en Salta. No teníamos nada que ver con la industria del turismo. Nada de nada”, empieza a contar Gustavo acerca de cómo y por qué cambiaron lápices y tableros por la industria de la hospitalidad. Él es un libro abierto acerca de la historia local, capaz de ofrecer clases magistrales; y ella, una cocinera inspirada que prepara (solo para los huéspedes y con reserva) comidas caserísimas y exquisitas a partir de productos de la zona.
“Vinimos a esta zona solo para darle una mano a unos amigos que tenían un hotel en La Quiaca. Cuando lo pusimos en condiciones, se empezaron a acercar las agencias que traían turistas extranjeros. Nos dimos cuenta de que había un público ávido de experiencias de contacto directo con lo natural, lo original, lo autóctono en serio, y que Yavi tenía un enorme potencial para satisfacerlo”, relata.
Por eso, en 2014 empezaron a construir la posada, lo que les llevó un año y medio incluyendo el trámite del aval que solicitaron a la comunidad. “Presentamos una nota al cacique, expusimos luego delante del consejo los detalles de nuestra idea, contamos qué aporte íbamos a hacer a la economía local, les dijimos que nos interesaba un modelo de negocio que los cuente como proveedores, tal como sucede hoy en día; les explicamos que queríamos integrarnos con respeto por sus costumbres”, dice.
En el living, sobresale un florero gigante con tocoros, cebollas florecidas que se mantienen impecables durante semanas. Ese agua, según los pobladores originarios, es la que bajan a beber las almas cada 2 de noviembre, Día de los muertos.
“Abrimos en 2016 y en toda la prepandemia tuvimos un 95% de visitantes extranjeros. Los turistas argentinos no nos conocían a pesar de lo que difundíamos la posada a través de la Secretaría de Turismo, de la movida en la Feria Internacional de Turismo”, dice Gustavo. Covid y restricciones a los viajes mediantes, esa tasa se invirtió.
De la tierra a la mesa
“Acá, a 3.442 metros de altura, en invierno hace -22°C como si nada. Caen unas heladas tremendas y por eso no se produce fruta. Pero la tierra protege”, explica Silvia cuando quiere remarcar porqué se dan tan bien las papas y otros tubérculos.
Su fuerte es reversionar las comidas clásicas, pero con productos de la región. Así lo hace, por ejemplo, con el pastel de papas, que sirve con carne de corderos de poco más de 6 kilos y nada de grasa. Otras de sus especialidades son la sopa crema de zanahorias dulces con curry, un risotto de quínoa con hongos y panceta, los papines rellenos con queso azul sobre un pesto de rúcula, el cordero sobre puré de habas y los exquisitos sorrentinos de remolacha rellenos con papa oca, almendras y miel a la manteca de salvia.
Huellas de cinco siglos de historia
La posada es, además, punto de partida para viajar en el tiempo y deslumbrarse. Los cuatro siglos y medio de historia del pueblo incluyen a un marqués aliado de la Independencia que fue atrapado por los españoles, terminó muerto en Jamaica y desde hace diez años reposa en la catedral de San Salvador. Su extraordinaria vida puede ser atisbada en el Museo Casa Solariega del Marqués, en el “centro” del pueblo.
Pero hay mucho más, como pinturas cuzqueñas en una iglesia que es Monumento Nacional, data de 1645 y ofreció sus bancos para que Manuel Belgrano se arrodillara a rezar. Sus paredes son de más de un metro de ancho y cuenta con ventanas que en lugar de vidrio tienen láminas translúcidas de piedra de 5 cm de grosor.
Un mirador, un viejo molino y un río son otros atractivos. No hay donde contratar excursiones, pero tampoco hace falta. Al “centro” del pueblo se va a pie, y a los paseos cercanos también, o con un aventón de Silvia o Gustavo.
Si hay poco tiempo o mucho cansancio, un destino bien a mano es el que permite conocer Yavi Chico, paraje situado 3 km al norte de la ciudad (en la calle principal del pueblo, Av. Senador Pérez, hay un cartel que indica dónde doblar para alcanzar ese lugar) y desde donde ver el atardecer es otra gran opción: el sol va cayendo y desplegando sus rayos contra unos farallones de impactante belleza, detrás de los cuales empieza Bolivia.
A unos 7 km de ruta se encuentra la Laguna Colorada y ocho conjuntos de petroglifos, dibujos tallados en rocas, en tiempos pre y post hispánicos. Algunos están pintados de negro, y son los más antiguos. Otros son claramente posteriores a la llegada de los españoles, porque reflejan la existencia de caballos. Son los vestigios de casi 500 años de historia, cincelados a golpes de conquista y resistencia.
Más info
Ruta Provincial 5 esq. Av. Senador Pérez, Yavi. Instagram: @posadatikayavi Whatsapp: +549 3885 490380
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