Martín Sasaki es tercera generación de floricultores. De ancestros japoneses, estudió en los Estados Unidos, pero regresó a la Argentina y se especializa en esta rara flor que tiene su festival en diciembre.
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En Trevelin, Martín Sasaki es el señor de las peonías. Estas flores dan color al paraje Aldea Escolar, situado en Chubut, sobre la Cordillera de los Andes, cada diciembre cuando se celebra el festival en torno de los pétalos de flores que vuelan con el viento fuerte del sur.
Es en la primera quincena de diciembre cuando irrumpen los pimpollos de las peonías. Entonces se puede visitar el campo en flor. Más tarde, el 12 de diciembre, se celebra la Fiesta de Peonías.
Detrás de la fiesta está Martín, un floricultor de 47 años que nació en la provincia de Buenos Aires, estudió en el exterior y finalmente se radicó en Trevelin. Hace trece años que Martín eligió la provincia de Chubut. En Trevelin arrancó con las peonías a través de una sociedad llamada Patagonia Flower Group en 2006.
A lo largo de todo el año Martín cultiva ocho variedades de peonías, muchas de ellas de exportación, que van a Holanda y a Estados Unidos. La cosecha es manual, cada vara se corta a mano. Las distintas variedades tienen un momento de cosecha distinto. “Si cosechás temprano no abren los pimpollos, y si cosechás tarde llegan pasadas a destino”, explica Sasaki.
Durante los últimos tres años, en la tercera semana de diciembre, en la zona del paraje Aldea Escolar se realiza el festival de peonías, que consiste en una competencia de tapices (figuras en el piso realizadas con las peonías donadas por el emprendimiento Patagonia Flower).
Las peonías tienen diversos colores: fucsias, rosas (claro y oscuro), blancos puro, blanco con pintas rosas, coloradas. Las flores varían en diámetros entre 15 cm y 25 cm, según la variedad. Las varas son de hasta un metro de altura.
De este modo, el festival no sólo reúne a la comunidad local, también atrae a turistas que combinan la visita con el fabuloso Parque Nacional Los Alerces, o con la cascada Nant y Fall.
Vida de floricultor
Martín siempre estuvo vinculado a la producción de plantas. Sus bisabuelos maternos Shigure y Michiko Takaichi llegaron al país allá por el 1920 desde Japón, y se radicaron en Florida, provincia de Buenos Aires. Shigure fue el primer viverista japonés del país. En 1928 llegó Koichi Sasaki, abuelo paterno. Se afianzó en Don Torcuato y se dedicó al cultivo de Strelitzia. Sus abuelos maternos Hohei Nakamura y Emilia Takaichi se destacaron en el cultivo de violeta de los Alpes. Su padre Marcelo Sasaki es ingeniero agrónomo, y se especializó en cultivos ornamentales en Japón (becario de JICA). Su mamá Norma tiene un vivero de venta al público en CABA. Martín estudió floricultura y se crio en Don Torcuato. Allí vivió hasta el año 1999 cuando se fue, con su novia María Inés, a complementar los estudios en Estados Unidos.
En América del Norte se perfeccionó en la producción de plantas y arbustos para las zonas frío templadas. Un año y medio más tarde Martín y María Inés volvieron al país. Se instalaron en Córdoba hasta el año 2002. Se casaron en Villa General Belgrano. Ese año volvieron una vez más a Estados Unidos a trabajar, hasta 2008, cuando regresaron al país. En 2009 se radicaron en Trevelin. Y ya no se movieron.
Uno de sus tres hijos nació en Estados Unidos. Los dos más chicos nacieron en Esquel. “Desde 2008 trabajo en la empresa Patagonia Flower. Me encargo de hacer el cultivo y el mantenimiento general”, afirma Martín en un alto en su jornada en el campo que normalmente es de 12 horas. Permanece entonces parcialmente incomunicado, entre las flores de la plantación de un campo que pertenece al INTA y que se trabaja en coordinación con Flores Patagonia.
El campo del INTA, de dos mil hectáreas, empezó como un campo de ensayos forestales para la provincia. Tiene en su amplia entrada una impactante plantación de pinos. En el interior de las dos mil hectáreas está la plantación de las peonías.
“Yo soy el encargado del cultivo y cosecha de las peonías”, explica. “Nunca imaginé terminaría dedicándome a la producción de flor cortada en Trevelin. Pero acá estoy”, sostiene Martín. “En estos años aprendimos mucho. Hoy puedo afirmar que la gente de INTA y nosotros estamos entre los que más sabemos de producción a gran escala de peonías en la Argentina”, afirma.
En Trevelin, Sasaki tiene, además, su vivero Antü: desde allí abastece a viveros inscriptos Senasa de todo el país. Sus fuertes son los rhododendros, acer palmatum y las clematis híbridas. Tiene plantas exóticas raras: retamas de flor rojas, ceanothus, etc . También quince variedades de coníferas y varias de bonsái.
Martín ya no quiere volver nunca a Buenos Aires. El señor de las peonías halló en este rincón de la provincia de Chubut su lugar en el mundo. Su familia lo acompaña. Y en diciembre también la comunidad que se congrega en torno a las flores que él cosecha.
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