Ubicado sobre la tradicional Avenida Santa Fe, fue creado por el fundador del diario La Prensa. Es una residencia histórica que albergó figuras ilustres y se convirtió en un destacado lugar de encuentro.
- 5 minutos de lectura'
Descendiente de tradicionales familias de Santiago del Estero y Tucumán, José C. Paz, estanciero, editor, militar, diplomático y abogado, compartió la generación del 80 con apellidos de la talla de Roca, Pellegrini, Wilde, Sáenz Peña, Goyena, Estrada, López, Zeballos, Cané, Yrigoyen, Ramos Mejía y Francisco P. Moreno.
Factótum del poderoso diario La Prensa, fundado el 18 de octubre de 1869, se convirtió en el editor de uno de los periódicos más importantes del mundo en su época.
Durante su estancia en París, como embajador, le encargó al arquitecto francés Louis Marie Henri Sortais (1860-1911) –egresado de la École des Beaux-Arts de esa ciudad– los planos de este palacio de escala inusitada, compuesto internamente de tres residencias: la principal para él y su esposa Zelmira Díaz Gallardo, otra para su hijo Ezequiel Paz y su mujer Celina Zaldarriaga y la tercera para su sobrino Alejandro Paz y su mujer Angélica Sastre.
Sortais tenía gran prestigio. Fue discípulo de Charles Girault y Honoré Daumet, gigantes de la docencia “beaux arts”; dirigió restauraciones en el Panteón de Agrippa y en Villa Adriana, en Roma; fue el arquitecto jefe de la Exposición Universal de 1900; diseñó el Palacio de Educación, Letras, Ciencias y Artes en el Campo de Marte y el Pabellón Rodin.
Muchos argentinos adinerados compraban planos en Francia, y contrataban arquitectos locales para la dirección de obra y modificaciones in situ. En este caso, el ingeniero y arquitecto Carlos Agote estuvo a cargo de la adaptación del proyecto. Ya había edificado en sociedad con Alberto de Gainza Lynch, marido de Zelmira Paz, la sede de La Prensa y el Club del Progreso, ambos en Av. de Mayo.
El desafío era faraónico. Se trata de la residencia privada más grande de la Argentina, con la friolera de 12.000 m2.
Con frente y puertas a tres calles (Marcelo T. de Alvear, Maipú y Santa Fe), en un terreno trapezoidal, y una salida a Esmeralda –el sector de cocheras, el único sector demolido–, la entrada de honor se ubicó frente a la Plaza San Martín. El plano tiene ostensibles guiños franceses. El frontón con altorrelieve por Santa Fe es una versión anónima de “El triunfo de Flora”, que realizó Jean Baptiste Carpeaux para el Palacio del Louvre, y hay elementos decorativos comparables a los utilizados por el arquitecto Salomón de Brosse en el frente del Palacio de Luxemburgo.
Como era de esperarse, semejante obra llevó varios años, y Paz no logró vivir en el palacio. Murió en Montecarlo el 10 de marzo de 1912. Sus restos, repatriados tres meses después, recibieron exequias de ministro plenipotenciario y fueron depositados en el majestuoso panteón familiar del cementerio de la Recoleta, ornado con esculturas de Jules Félix Coutan.
Debido al fallecimiento de José se habilitó un sector para su hija Zelmira y sus cuatro hijos. Finalmente, la casa fue terminada en 1914 y abrió sus magníficos salones a la sociedad.
Entre los 140 ambientes –sí, 140–, había fumoirs, sala de esgrima, sala de cinematógrafo, sala de música, salón de baile, cerca de 16 escaleras, cinco comedores, nueve ascensores y más de 40 baños. Las estancias “cotidianas” están triplicadas, una para cada familia, en el primer piso de cada ala.
Al atravesar la Galería de Honor, que vertebra varios salones del piano nobile, sus sitiales de nogal italiano con tallas que representan a la corte del rey Francisco I nos transportan al Renacimiento francés. El Gran Hall de Honor no tiene parangón en América, y para parecerse aún más a Versalles basta mirar el gran vitral en cuyo centro destaca el emblema personal de Luis XIV, el Rey Sol. Tan importante es, que fue elegido como locación de la película Focus, con Will Smith y Margot Robiee, o del video de Ricky Martin y Paula Chaves, Frío.
Hay puertas disimuladas para que el sigiloso servicio doméstico pudiese atender semejante palacio. Se estima en unos 50, entre mayordomos, mucamas, cocineros, chauffeurs.
A finales de la década de 1930, la familia naturalmente se había multiplicado. Alberto de Gainza Paz (nieto de José), su mujer Elvira Castro Soto y sus ocho hijos prefirieron trasladarse a una nueva y moderna residencia, construida en el barrio de Belgrano en la calle Villanueva, obra de los arquitectos O’Farrell y Villegas, hoy sede de la Universidad de Belgrano.
Zelmira Paz, cuyo marido Alberto de Gainza Lynch había fallecido en 1915, volvió a contraer nupcias en 1933 en París con Aarón Anchorena y se mudaron también a otra casa; sólo Ezequiel Paz y su mujer habitaron hasta los últimos días el palacio, que fue vendido en 1938 al Círculo Militar, que lo adquirió con fondos del Estado nacional con la condición de albergar la Biblioteca Nacional Militar y el Museo de Armas de la Nación.
Más allá de las visitas guiadas, puede uno disfrutar parte del encanto del palacio en su restaurante, parte de la cadena Croque Madame, que se caracteriza por utilizar como sedes edificios patrimoniales de la ciudad.