Una casa medieval en Verona, Italia, atrae a los enamorados que buscan allí el domicilio de Julieta Capuleto y su historia de amor con Romeo Montesco.
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“Es una casa falsa” le dijo el marido a su mujer cuando ella insistió en hacer la fila y visitar el balcón de Julieta en Verona. “Lo mismo que la tumba”, aclaró. Por unos instantes, esa confirmación desconcertó a la señora, pero el embrujo no se rompe fácil y, desde hace décadas, miles de turistas cumplen con el rito.
En Verona, Italia, la casa de vía Cappello 23 es un centro de peregrinación. La gente llega con un entusiasmo sobrenatural. A veces hace largas colas para entrar, seducida por la foto de rigor en el romántico balcón.
A más de uno le gustaría creer que Julieta Capuleto (Giulietta Capuleti), la heroína de Shakespeare, vivió allí, pero la verdad es que no fue así. Sería tan inverosímil como buscar la casa de Blancanieves o la mansión de Tony Stark.
Romeo y Julieta, la obra que escribió William Shakespeare a fines del siglo XVI, es “el” símbolo del amor romántico. Un amor de fuerza extraordinaria que desafió a su época y que terminó de modo trágico. Lo llamativo, o no, es su permanencia en el tiempo, esa irresistible atracción que aún ejerce, ese lugar a donde uno siempre va cuando quiere hablar del amor que sobrevive contra viento y marea. No por nada Hollywood ha filmado numerosas versiones y artistas plásticos muy distintos han retratado de modo diferente a los amantes de Verona.
Pero volvamos a la casa. El museo Casa di Giulietta ocupa una estructura medieval donde quizá residió la familia Dall Cappello en el siglo XIII, cuyo emblema tallado en piedra se encuentra en el arco de entrada al patio del edificio.
La similitud con este apellido dio origen a la creencia popular: la gente empezó a pensar que efectivamente allí había vivido la Julieta de Shakespeare. Con el tiempo, el Ayuntamiento de Verona adquirió la propiedad y la convirtió en un atractivo turístico que fue creciendo, mucho antes de las selfies y las redes sociales.
El escultor Nereo Costantini dio vida a una figura de Julieta en bronce que fue instalada en el patio del museo en 1972. Enseguida se fue armando y divulgando el mito popular de que tocarle el seno derecho, daba suerte en el amor. Al cabo de más de 40 años, el seno acusaba un pequeño orificio. En 2014, las autoridades tomaron cartas en el asunto y convocaron a Novello Finotti (alumno de Costantini) para que hiciera una réplica, que fue instalada en el patio. El original se ubicó en el interior de la sede. Hasta aquí los hechos.
Verona Mon Amour
Ubicada en el norte de Italia, Verona es una de las ciudades más lindas de la región del Véneto. Su patrimonio cuenta con varios sitios de interés entre ellos un anfiteatro romano y algunos palacetes. Sin embargo, la casa de Julieta, a metros de la Piazza delle Erbe, es uno de los más concurridos.
La vivienda en cuestión sufrió sucesivas transformaciones a través de los siglos; funcionó como hospicio y luego fue una posada. En 1905 se convirtió en museo. Años más tarde, entre 1936 y 1940, se realizaron algunos agregados, entre ellos el famoso balcón.
Sin embargo, el deseo de creer puede más. Desde el mismísimo ingreso se percibe esta fascinación en los cientos de cartas y postales pegadas sobre las paredes exteriores. Allí están los mensajes que dejan los visitantes, aquellos que buscan o que encontraron su gran amor, pero también aquellos que los envían desde los sitios más alejados del planeta solo para hacer crecer la leyenda.
Por dentro, la casa cuenta con mobiliario de época y las paredes están decoradas con frescos que representan diferentes escenas de Romeo y Julieta. Desde hace unos años los novios que lo deseen, previo arreglo, pueden celebrar aquí su boda.
Mitos & verdades
¿Fue cierta la historia o simplemente Shakespeare la inventó? Sería muy difícil responder esas preguntas, al menos aquí. Al parecer ya circulaban relatos similares en la época, pero fue el dramaturgo inglés quien le dio forma y corazón a ese drama universal. Respecto de los Capuleto y los Montesco tampoco se sabe demasiado. Dante Alighieri los sitúa en el Purgatorio de La divina comedia; muchos aseguran que este enfrentamiento dinástico puede ser una metáfora para referirse a la guerra política entre los dos grandes partidos de aquellos tiempos, los güelfos y los gibelinos.
Como si los testimonios de la realidad no fueran suficientes, Verona cuenta también con la tumba de Julieta. El sarcófago de mármol se exhibe en el convento San Francisco, actual sede del Museo del fresco GB Cavalcaselle. Según la tradición se habría identificado allí un entierro de dos amantes en el siglo XVI.
Para completar la iconografía del amor shakesperiano también está la casa de Romeo. Si bien los historiadores sostienen que la vivienda en cuestión fue el hogar de un tal Cagnolo Nogarola, los sostenedores del mito – y del interés turístico–le asignaron allí un domicilio a Romeo. El edificio ubicado cerca de los arcos de Scaligere es una construcción medieval con fachada gótica y oficia de punto de referencia para darle color al relato. Es una propiedad privada y no se visita.
Una vez en Verona, lo mejor es olvidar las especulaciones históricas y dejarse llevar por el romanticismo, que no siempre encuentra tantos motivos a mano para dar rienda suelta a la imaginación. Porque con una mano en el corazón, qué no daríamos por escuchar desde el balcón aquellas palabras que Romeo dedicó a su amada:
“Es Julieta, es el sol en el oriente. Surge espléndida y con tus rayos mata a la luna enferma y envidiosa, porque tú mi amada, eres más bella.”
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