Participó en las guerras civiles del siglo XIX. También colaboró con la inmigración a través de la defensa de las colonias agrícolas. En 1869 murió en un linchamiento en San Jerónimo del Sauce, hecho que derivó en una visita de Domingo Faustino Sarmiento a la región.
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De los tiempos inmediatamente posteriores a la sanción de la Constitución Nacional, en los cuales Argentina se convirtió en el “granero del mundo” se conservan numerosas historias. La del teniente coronel Nicolás Denis, conocido como el “Negro”, es muy conocida en la zona central de la provincia de Santa Fe. Es que tiene algunas aristas que la hacen única. Este abipón, nacido en Entre Ríos, participó en las contiendas políticas de la primera mitad del siglo XIX como parte de los Lanceros del Sauce, una fuerza formada por indígenas en Santa Fe. Más adelante, colaboró con la inmigración a través de la protección de las nacientes colonias de Esperanza, San Jerónimo y San Carlos. En 1869, en un confuso episodio cargado de tintes políticos, fue linchado por un grupo de colonos, obligando al entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento a ocuparse personalmente del asunto.
No se conservan documentos que acrediten el recorrido de Denis durante sus primeros años de vida, salvo que nació en Diamante, una localidad entrerriana ubicada a 47 kilómetros de Paraná, en el seno de una familia de abipones, grupo indígena estrechamente emparentado con los tobas, mocovíes, y los pilagás. La primera constancia escrita de su existencia se puede hallar en El Sauce (actual San Jerónimo del Sauce) dónde Denis se trasladó porque su madre era oriunda de allí, y data de 1840. Se trata de su incorporación a la lista de soldados del Cuerpo de Lanceros. El Sauce se había fundado en 1825 y se convirtió en una de las primeras localidades de lo que hoy es el territorio del departamento Las Colonias de la provincia de Santa Fe.
Los Lanceros del Sauce, que eran fieles al caudillo santafesino Estanislao López y a su ministro Pascual Echagüe, avanzaban delante de las tropas del ejército en las luchas contra los porteños. Eran tiempos de enfrentamiento entre unitarios y federales y a los escuadrones de aborígenes así organizados, se los conocía como “indios auxiliares”, que eran recompensados en sus tareas a través de un sueldo fijo. Con el tiempo, y justamente por su participación en la dura campaña que culminó en la batalla de Caseros en 1852, Denis fue ascendido al grado de teniente. Luego, hacia 1860, logró los grados de sargento mayor y de teniente coronel. Denis también fue parte de la exploración del río Salado que encabezó Esteban Rams con el fin de comprobar la navegabilidad del río para utilizarlo como vía de comunicación.
Reconocido y respetado
Cuando, luego de que la Constitución Nacional de 1853 abrió paso a la llegada de los inmigrantes que empezaron a transformar, a través de la agricultura, la fisonomía de la zona central de la provincia de Santa Fe, Denis mantuvo una buena relación con los colonos. En esa década de 1850, la frontera con mocovíes y abipones montaraces se desplazó al norte y los Lanceros del Sauce contribuyeron en la lucha contra ellos, mezclados con soldados de otras formaciones, mientras sus familias debían permanecer en El Sauce.
Durante esta etapa, Denis ayudó a los “gringos” en la dura tarea de sobrevivir en una tierra plagada de peligros, sobre todo por los continuos ataques de grupos nómades. Es que para ellos, hasta la acción cotidiana más simple, como ir a buscar leña, podía ser fatídica sin la protección necesaria. Todo esto le valió el respeto en la región. Sin embargo, esa relación no estuvo exenta de tensiones: los habitantes de las nacientes colonias cercanas a El Sauce, en especial suizos, alemanes, italianos y franceses solían armar sus propias milicias de defensa y miraban con desconfianza al poblado indígena, sin valorar del todo su relevancia para garantizar la defensa contra los aborígenes del norte. Algo que terminó en el final trágico de Nicolás Denis.
La muerte que convocó a Sarmiento
El 15 de octubre de 1869 Enrique Lefebre, un colono sancarlino (vivía en un casa ubicada en lo que actualmente es territorio de San Carlos Norte), su esposa, su hijo mayor y una criada fueron asesinados por los integrantes de la banda liderada por Bartolo Santa Cruz, que era de El Sauce. Santa Cruz, a quien se atribuían diversas tropelías, había sido ayudante del coronel Nicolás Denis, quien lo había destituido de su cargo, y todo indica que tenía una deuda con Lefebre.
Lo cierto es que los colonos de San Carlos, que habían sufrido diversos robos por parte de individuos que luego se refugiaban en El Sauce, se reunieron, se armaron y se dirigieron a ese poblado ubicado pocos kilómetros al oeste para exigir la entrega del asesino. Una vez allí, se cruzaron con Denis, que nada sabía del asunto y tras una serie de discusiones, lo terminaron linchando. Clara Aguirre, hija de inmigrantes que había sido criada por Denis, tenía apenas siete años cuando se produjo el asesinato, pero fue quien escuchó los disparos y corrió hasta el lugar donde quedó el cuerpo de su protector. Clara, fallecida en 1948, fue una de las personas que transmitió el relato de estos hechos a sus hijos y nietos.
Más adelante, se demostró que ni Denis ni los habitantes de El Sauce tenían relación con los fatídicos hechos ocurridos en San Carlos. Los historiadores Roberto Lance y Juan Carlos Pedroni, en el libro Raíces de San Jerónimo del Sauce, coinciden en que “fue un hecho cargado de tintes políticos, en los que nada tenían que ver los colonos sancarlinos, que no fueron más que actores circunstanciales de una desgraciada página de nuestra historia”.
La muerte de Denis impactó fuertemente y las autoridades provinciales debieron intervenir para evitar enfrentamientos entre los indígenas de El Sauce y los sancarlinos. Finalmente, seis colonos fueron enviados a Santa Fe imputados como partícipes del linchamiento de Denis. Jeremías Magnín, considerado el autor principal, fue perseguido y se suicidó cuando terminó cercado por las fuerzas del orden. Estos hechos tuvieron una utilización política: los opositores al entonces gobernador santafesino, Mariano Cabal, cuestionaron su capacidad para mantener el orden en las colonias, lo cual obligó al presidente Domingo Faustino Sarmiento a visitar la región en enero de 1870, para poner paños fríos.
Tras su muerte, como señalan Lance y Pedroni, “Denis traspasó los límites de la realidad y se convirtió en un mito viviente en San Jerónimo del Sauce”. Hoy se lo reconoce como un prócer: hay monumentos erigidos en su honor en San Jerónimo Norte y San Jerónimo del Sauce, al oeste de la capital de la provincia de Santa Fe. Además, clubes, calles y escuelas de esa zona llevan su nombre.
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