La capital francesa ya tiene casi todo listo, mientras avanza la reconstrucción de Notre Dame y el Grand Palais, entre otras obras que marcarán un antes y un después en la Ciudad Luz.
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Entre vallados y carteles de obra en construcción par tout, París se prepara para lo que vendrá. La misma ciudad que hace 100 años inauguraba la primera Villa Olímpica de la historia, ahora sorprende con una nueva modalidad: los Juegos serán en el medio de sus calles, con atletas y público entre las plazas, monumentos, palacios… y ¡hasta nadadores en el Sena!
Todavía en gestión, la limpieza del río –tan compleja como costosa– será con otro hito histórico, cuando se levante la prohibición de nadar impuesta en 1923. Los nadadores olímpicos estrenarán sus aguas, aunque se prevé que el Sena abrirá al público recién en 2025.
Hay más: los monopatines de alquiler ya no podrán usarse a partir de septiembre. De a poco los pájaros vuelven y unas 500 hectáreas de espacios verdes se convirtieron en refugio de la biodiversidad tras la prohibición de pesticidas en 2019. Los fans del rugby irán a la Copa Mundial, que será en el Estadio de Francia, en las afueras de París, del 8 de septiembre al 28 de octubre. El Louvre festeja sus 230 años y desde enero, para mejorar la experiencia, se extendió una hora el horario de visita y se limitó la cantidad de asistentes diarios a 30.000. Chau multitudes. También de cumpleaños, el Observatorio de la Sorbonne (1883) y la Société Astronomique de France prevén noches gratuitas para apreciar las estrellas en distintos parques y jardines.
Las bicicletas son otra de las diferencias más notables desde la pandemia. Ahora París es una ciudad de ciclistas, hay que tener cuidado y mirar a ambos lados antes de cruzar. Los vecinos adoptaron el rodado y la ciudad acompañó con bicisendas. Las calles son por momentos caóticas y hasta peligrosas, pero allá van. El cambio llegó para quedarse.
Curiosamente, al mismo tiempo, los medios de transporte siguen siendo la mejor manera de sentirse parisino. Allí convergen ricos y pobres, trabajadores y turistas por igual. De las 300 estaciones de metro, hay varias que merecen una visita: las entradas art déco originales (como la de Porte-Dauphine) tienen cierto aire vintage, pero en su momento fueron el último grito de la modernidad. Son obra del arquitecto Hector Guimard, que si bien trabajaba con materiales de lujo –como el hierro forjado–, también veía en el metro un lugar de reunión y comunión de clases sociales: él fue uno de los primeros afiliados a la Liga Francesa por los Derechos Humanos (1898).
Casi una institución son las ferias y los mercados de comida de fin de semana, aunque el de Saint-Germain rinde honor a su fama, abierto todos los días, excepto los lunes. A la hora de comer, conviene estar atento a la diferencia entre la brasserie (apuntan al turista, menú más estándar) y el bistró, más de barrio, con atención a los productos y ambiente más íntimo. La bistronomía se asienta con su nueva generación de chefs, para hacer más accesible la haute cuisine.
“Inmersión en la ciudad”: la idea innovadora
En 1924, París fue sede de los Juegos Olímpicos con muchas novedades. Fue la primera vez que los atletas se alojaron en una Villa Olímpica (un conjunto de cabañas de madera), se inauguró la era de los medios de comunicación con la primera transmisión de radio, y se introdujo el ritual de la ceremonia de clausura, con el izado de tres banderas: la del Comité Olímpico Internacional, la de la nación anfitriona y la del siguiente país anfitrión. Fue en esa misma ocasión que el nadador norteamericano Johnny Weissmuller ganó tres medallas de oro… años después se haría famoso como Tarzán de los monos, en una docena de películas.
Del 26 de julio al 11 de agosto de 2024, la nueva edición también será innovadora; armada como una experiencia de inmersión en la ciudad, las competencias salen de los estadios a los monumentos más admirados del patrimonio francés: Versailles (ecuestre y pentatlón), Grand Palais (esgrima y taekwondo), Explanada Invalides (tiro con arco), Champ de Mars (voléibol playa). Al skateboarding se suma otra nueva disciplina callejera, el polémico breaking que mezcla la danza urbana con un notable atletismo. Los DJ y las pistas se instalarán en la Place de la Concorde… Sí, el despliegue de hip-hop será en el mismo lugar en que decapitaron a María Antonieta.
El río Sena tendrá gran protagonismo. Eje de la ceremonia de apertura en el ornamentado puente Alexandre III y escenario de las competencias de natación, quienes trabajan en la difícil recuperación de sus contaminadas aguas celebran que ya han duplicado la variedad de especies de peces. Tras el puntapié de los Juegos, la ciudad espera abrir solariums y piletones para uso público a partir del verano de 2025.
Los tickets para las distintas competencias han comenzado a venderse en etapas, con la clara intención de mantener tarifas accesibles. Están previstos un millón de billetes a € 24 y cuatro millones de billetes a € 50.
Esgrima y taekwondo en Le Grand Palais, una sede inesperada
Fue creado para albergar la Exposición Universal de 1900. Su estilo Beaux-Arts y, sobre todo, su techo de cristal fueron muy novedosos en el momento, pero hacía décadas que precisaban renovación. Los Juegos Olímpicos se convirtieron en una oportunidad. Por su ubicación estratégica a orillas del Sena, en 110 de la Rue de Lyon, y por su proximidad al emblemático puente de Alexandre III, será una importante sede.
En su nave se llevarán a cabo las competencias de esgrima y taekwondo. Cerró sus puertas en enero de 2021 y, gracias a una inversión que superará los € 460 millones, se prevé la reformulación de todo el espacio en sus tres áreas: la nave central (eventos), la National Gallery (exhibiciones temporarias) y el Palais de la Découverte (Museo de Ciencias).
En abril de este año, Annie Leibovitz fue convocada por la revista Vogue para rendirle homenaje a Karl Lagerfeld. Pidieron a 10 diseñadores que crearan looks inspirados en él y luego llevaron sus vaporosos vestidos al Grand Palais, donde Lagerfeld presentó varias veces sus colecciones de Chanel. Shalom Harlow, Naomi Campbell o Kendall Jenner, entre otras, posaron entre andamios. El efecto de contraste resultó en imágenes potentes que sirvieron de excelente vehículo de divulgación.
Para abril de 2025 se espera la apertura de un restaurante de lujo, de la mano de Thierry Marx, estrella Michelin conocido por su combinación de innovación y sustentabilidad. Mientras tanto, en el Grand Palais Immersif se está llevando a cabo, hasta el 5 de noviembre, la muestra inmersiva Éternel Mucha, dedicada al gran artista checo del Art Nouveau Alphonse Mucha.
Notre Dame: la restauración más esperada
“Notre-Dame de Paris: au coeur du chantier” es el nombre de la exposición subterránea y gratuita que inauguró en marzo, bajo la plaza, en plena Île de la Cité. Entre obras de arte, realidad virtual, maquetas, películas y restos del incendio de 2019, se descubren los aspectos más importantes de esta obra monumental que es posible gracias a la donación que, un año después del desastre, ya ascendía a 928 millones de dólares.
Fiel a la arquitectura original del siglo XII, Notre-Dame comenzó la verdadera reconstrucción tras dos años completos de remover escombros, de catalogar y de limpiar muros, decoraciones y de recuperar los 8.000 tubos que componen el órgano (que quedó indemne, pero cubierto de cenizas). La bóveda, las piedras y los vitrales no sólo recrean el original, sino que se hacen con el rigor y los mismos métodos de construcción de la época medieval. No son bóvedas de cemento que parecen de piedra, sino que son de piedra tal como fueron hechas.
Los vitrales se encargaron a la única fábrica que aún sobrevive en Francia y el techo será de roble cortado en secciones tal como se construyó entonces. La flè-che emblemática, la aguja de 93 metros, crece igual que cuando la agregó el arquitecto Viollet-le-Duc en el siglo XIX: con estructura de roble y revestimiento de plomo.
En rigor, se está restaurando sobre lo restaurado. Hace dos siglos la catedral ya estaba muy deteriorada y fue Victor Hugo, con su novela Nuestra Señora de París quien dio el puntapié inicial para su campaña de restauración. Tras los daños causados por la Revolución francesa, se encargó la reconstrucción a Viollet- le-Duc; él agregó las gárgolas y monstruos que hoy son los más famosos de París y volverán a brillar a finales de 2024. Los trabajos pueden seguirse online.
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