Figuras que custodian y decoran en silencio algunos de los frentes más emblemáticos y logrados de la ciudad. Su mítico origen
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Perdidas entre miles de molduras, cartelas, cariátides, atlantes, frontis, medallones, capiteles, cornucopias, frisos, altorrelieves, querubines y demás elementos que componen una fachada de estilo, hay un elemento que no es decorativo, sino esotérico: las cabezas de medusa, también llamadas gorgonas o gorgonion.
Desde su origen el ser humano ha recurrido a gestos, objetos o rituales físicos o fórmulas verbales irracionales para atraer la fortuna o rechazar los espíritus malignos, acción nombrada por los antropólogos como “efecto atropopaico”, palabra derivada del verbo griego αποτρέπειν (apotrépein ‘alejarse’).
Magos, hechiceros, chamanes y demás “mediadores” han confeccionado a lo largo de la historia todo tipo de objetos para “ayudar” a las deidades a que enviasen fertilidad a la tierra y a las mujeres, victoria a los generales y alejasen la muerte, la enfermedad y el infortunio de sus líderes contratantes, sus descendientes y sus pueblos…
Colgar una herradura detrás de una puerta, tocarse alguna parte del cuerpo cuando se ve a alguien que supuestamente trae mala suerte, apoyar el pie derecho al levantarse, hacer los cuernitos hacia abajo ante una referencia a la muerte o la enfermedad, son acciones culturales actuales de profundo sentido atropopaico.
Por supuesto que las religiones también tienen sus propias acciones y amuletos, como hacerse la señal de la cruz o colocar una “Mano de Fátima”, la jamsa o hamsa, para las culturas de Oriente próximo. En la Antigua Roma y sus dominios, se enterraban estatuas fálicas a cierta distancia de la entrada principal, para generar un aura de protección en el domicilio.
Incluso el “fuck you” famoso signo manual con el dedo mayor en alto que ha popularizado el cine norteamericano, viene de la “higa” romana, gesto manual para ahuyentar el mal de ojo, que se extendió en todos sus dominios.
En la arquitectura, fueron los Lammasus asirios, los primeros elementos apotropaicos que aparecieron, flanqueando las puertas de las ciudades, templos o palacios, a fin de protegerlos.
Conocidos desde hace 5000 años, los Lammasus tenían cuerpo de toro o león, alas de águila y cabeza de hombre, sus autores suponían que un híbrido entre animales y humanos espantaría con su sola representación a los espíritus nefandos…
Lamentablemente, varios monumentos de la región mesopotámica considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, han sufrido ataques terroristas y fueron destruidos.
Durante el Renacimiento fueron los típicos relieves de niños regordetes llamados los angelotes, querubines o puttis quienes cumplían funciones protectoras en las fachadas, así como las cabezas de leones “resguardaban” las tumbas de los dignatarios.
Las gárgolas, que en realidad son esculturas que recubrían los desagües, mostraban a los feligreses a los demonios escapando del recinto divino de un templo.
El mito de Perseo y la Medusa
Una de las versiones del mito señala que Perseo era un semidiós, hijo de Zeus y de la humana Dánae. Polidectes, que se había enamorado de Dánae, creyó que Perseo estorbaba sus planes y lo amenazó con cortar la cabeza de su madre si no le traía la cabeza de la Medusa, una de las tres Gorgonas de la isla de Sérifos, hermana de Esteno y Euríale, todas ellas temidas hijas del dios del mar Focis y de Ceto.
Medusa, en lugar de cabellos, tenía serpientes –como sus hermanas–, pero su mirada lo convertía todo en piedra. Era la más hermosa. Sin embargo, a diferencia de sus dos hermanas, que no eran tan agraciadas, ella era mortal, y sus hermanas, inmortales.
Perseo la encontró dormida y se le ocurrió un imaginativo ardid: le puso su pulido escudo enfrente de su rostro y cuando la Gorgona, abrió los ojos, su propio poder la convirtió en piedra y así, inerme, la decapitó.
En base a ese poder, el amuleto de la Gorgona o gorgonion, se ponía en los escudos, y fachadas, para espantar los peligros.
En el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles está el Mosaico de Issos, copia romana de una pintura de la griega, hallada en la Casa del Fauno de Pompeya, que representa la batalla de ese nombre y en el pecto de la armadura de Alejandro Magno, hay una cabeza de Gorgona. Las cabezas de Medusa también decoraron tumbas y fachadas de la era cristiana de Roma, en Bizancio y el primitivo Rus de Kiev.
La imagen más “moderna” que tenemos de la Medusa decapitada, proviene del pintor renacentista italiano Michelangelo Merisi da Caravaggio, un celebérrimo óleo de 60 x 55 cm pegado sobre un escudo de madera, exhibido en la Galleria Uffizi de Firenze, a metros de la magnífica estatua “Perseo decapitando a la Medusa” (1545-1554) la más fotografiada de la Loggia del Lanzi, que Benvenuto Cellini realizó en bronce por encargo de Cosme I de Medici, tras su ascenso el gobierno de la ciudad.
La Gorgona también protegió a su Sacra Cesárea Católica Real Majestad Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico (1500-1558), fijada en su escudo de combate, realizado hacia 1540 en Milán por Filippo y Francesco Negroli con acero repujado y cincelado, damasquinado en oro y plata y pavonado, hoy expuesto en la Real Armería del Palacio de Oriente de Madrid. Como curiosidad, la protectora gorgona fue adoptada en 1997 como logo de la afamada marca de indumentaria de lujo Versace.
Gorgonas en Buenos Aires
Talcahuano 550
Son 16 grandes medallones en tres de las cuatro fachadas sobre el segundo piso de la entrada de Palacio de Tribunales, proyectado por el arquitecto francés Norbert Maillart. Las serpientes de la cabeza son claras y la expresión con la boca abierta refuerza la idea de expulsar a los malos espíritus del magno recinto. Son las más grandes que se han encontrado en la ciudad. Pero, además, hay dos tipos de molduras más con Medusas, repartidas en las cuatro fachadas. En total son 24. A descubrirlas!
Reconquista 335
En la fachada del Ex Banco de Castilla, la única obra porteña conocida del arquitecto mallorquín Francisco Roca i Simó, introductor del Modernismo Catalán en Rosario, muestra dos gorgonas en sendas cartelas flanqueando la puerta, pero además, hay un refuerzo de dosis contra espíritus nefandos: cuatro cabezas de diablos, con idéntica función.
San Martín 275
Ex Banco Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires, ex sede de la Corte Suprema ex Caja de Conversión, actual Banco Central.
Documentando la restauración de la fachada del primitivo Banco Hipotecario, obra de los arquitectos Hunt & Schröeder, el fotógrafo Nino Salgado, registró 4 medusas a gran altura, justamente porque el andamio llegaba a ese nivel, la cornisa antes del remate con el reloj y las dos cariátides sin brazos, indudable referencia a las seis esculturas que sostenían el falso pórtico sur del Erecteión, un templo en la Acrópolis. Sobre el ojo de la Medusa se ve el cateo de capas de pinturas que hicieron los restauradores.
En el interior del edificio tres del Banco, la reproducción de la fachada original por Reconquista, ostenta 24 capiteles de bronce con sendas gorgonas.
Avenida Callao 101 y Mitre
En esta sucursal del Banco de la Nación Argentina (la número 50), proyectada por el arquitecto Juan B. Durand el caminante atento advertirá una cabeza de medusa justo en el centro del portal de entrada, en la esquina NE.
Florida 801 y Avenida Córdoba
En el magnífico edificio del Centro Naval, obra de los arquitectos Jacques Dunant y Gastón Mallet (1914) hay una serie de siete cabezas de medusas entre anclas y bastones de mando, en la decoración de sendas ventanas del subsuelo, donde funcionaba la sala de armas.
Avenida de Mayo 877 y Rivadavia 874
Casa de renta con salidas a dos calles, es obra de los arquitectos Alfredo Olivari y su hijo Alberto J., construida por la Compañía General de Obras Publicas S.A, más conocida como GEOPE, propiedad que ostenta cuatro gorgonion, sobre las ventanas más grandes de los primeros pisos en cada fachada. Se advierten claramente, dos ofidios rematando el tocado de la medusa, en posición de ataque, mirando a cada costado.
Avenidas Rivadavia y Callao
En la esquina de la Confitería del Molino, hay unas decoraciones “sospechadas” de ser Medusas, aunque no se advierten las habituales serpientes. Tienen los cabellos arremolinados y son tres figuras, igual número que las Gorgonas y sobre todo porque siempre se las representa con la boca abierta, tal como las que resguardan éste icono porteño restaurado por el Senado Nacional.
Son ocho series de tres mascarones a los flancos de cada ventana de los cuerpos salientes.
¿Habrá más medusas en fachadas porteñas sin “descubrir”, “escondidas” a la vista de todos? Es cuestión de aguzar la mirada y observar hacia arriba para descubrirlas.
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