Con más de 700 años de historia, el nuevo hotel integra la Virgin Limited Edition del magnate inglés.
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Una antigua finca del siglo XVI es desde junio de este año un flamante hotel de lujo que se transformó rápidamente en la novedad de la temporada en Mallorca. Son Bunyola podría ser noticia por su valor histórico y por sus bellísimos paisajes mirando al Mediterráneo, pero a eso se le suma algo peculiar: que tiene un gran valor emocional para uno de los magnates más reconocidos del planeta, Sir Richard Branson.
El empresario británico fundador de Virgin Group -una compañía que agrupa más de 360 empresas, entre las más famosas, la discográfica Virgin Records, la aerolínea Virgin Atlantic, y Virgin Galactic, con la que abrió la era de los viajes espaciales turísticos en 2021-, pasó muchos veranos de su infancia con su familia en Mallorca. La fascinación de Branson por esta isla, la mayor de las Islas Baleares, siguió intacta a través de los años. Tanto, que le tomó dos décadas poder concretar este proyecto, y no desistió hasta lograrlo.
La historia de este lugar idílico comienza hace 700 años: los primeros vestigios de la finca datan de la época de la conquista de Mallorca, en 1229. A lo largo de los siglos, la propiedad fue cambiando de manos entre la nobleza y familias locales, sobrevivió a los avatares del tiempo e inclusive a un incendio en 1920 hasta que, en 1994, los últimos herederos -que ya habían hecho importantes reformas en la casa y el camino de la finca- le vendieron la propiedad a Branson. Él la compró y a mediados de los ‘90, sumó la construcción y remodelación de tres villas, las imponentes mansiones dentro del predio, Sa Terra Rotja, Sa Punta De S’Aguila y Son Balagueret (la única original de la época, que conserva un torreón y antiguo mirador del siglo XV).
Pero su proyecto se truncó: debió vender todo en 2002, ya que no podía obtener la licencia para desarrollar la finca como hotel. Aún así, Branson no se dio por vencido y en 2015 volvió a comprar la propiedad, con la determinación de revivirla para huéspedes y para convertirla en uno de sus residencias en el mundo. La historia del idilio del magnate con Son Bunyola y Mallorca tiene final feliz: en 2021 comenzó la restauración histórica y el desarrollo de su casa principal para crear este encantador hotel de lujo de 26 habitaciones que, finalmente, abrió sus puertas en junio de este año.
El hotel forma parte de Virgin Limited Edition, que es mucho más que el portfolio de propiedades de Richard Branson en ubicaciones privilegiadas del mundo: son los lugares dónde él elige vivir durante el año. La colección incluye destinos como Marruecos, Suiza, las islas privadas Moskito y Necker Island en las Islas Vírgenes Británicas -dónde está su casa ‘oficial’- y lodges de safari en Sudáfrica y Kenia. Son Bunyola Estate en Mallorca es la octava incorporación y el primer hotel de la colección en Europa.
Estilo mallorquino y mediterráneo
Son Bunyola está en la costa noroeste de Mallorca, a 40 minutos del aeropuerto de Palma. Rodeado de 520 hectáreas de la Sierra de Tramuntana de fondo -una zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO-, y vistas al Mediterráneo en todo su esplendor, la naturaleza brota allí por donde se mire. La reconstrucción de la finca continúa con la recuperación su parte agrícola, que originariamente fue tierra de cultivo y de viñedos. Si bien el hotel está rodeado de olivares, algarrobos, vides y almendros, ya se plantaron más de 200 árboles y esperan tener sus propias aceitunas y almendras para el próximo año, además del propio vino de Malvasía, típico de la zona, a partir de 2026.
El entorno invita a hacer de todo: andar en las bicicletas que están en la recepción a disposición de los huéspedes, tomar una clase de yoga mirando al mar, nadar en la imponente piscina de 28 metros de largo, o inclusive caminar hasta la playa, rústica, pedregosa, salvaje. Son las costas del municipio de Banyalbufar, y son públicas aunque de difícil acceso desde afuera del hotel, algo que la convierte casi en una cala privada.
Si hay algo que distingue al hotel es su calidez y su belleza acogedora, donde cada detalle estuvo pensado para honrar al lugar, respetando el encanto y estilo mallorquín en estampas típicas, colores claros y materiales nobles como la madera, la piedra y el hierro forjado.
La gastronomía sigue la misma línea en sus dos restaurantes -Sa Terrasa y Sa Tafona-, a los que se puede acceder siendo huésped o no, previa reserva. De inspiración mediterránea y ‘farm to table’ y con menúes basados en productos locales, frescos y de estación, la dirección gastronómica está a cargo del chef ejecutivo Samuel Galdón, con experiencia en varios restaurantes con estrellas Michelin en su haber. En su carta, abundan los pescados y mariscos frescos, y muchos de los productos que utilizan son cultivados en la finca.
La base de la casa histórica tiene reminiscencias arquitectónicas de entre los siglos XVI y XVIII, y fue construida con el estilo típico mallorquín de las grandes masías de la época. El proyecto de reconstrucción se centró en respetar el patrimonio del edificio y las estructuras existentes, conservando todos los elementos originales; entre ellos, una imponente escalera de piedra que conduce a las habitaciones, el altar de la antigua capilla, ahora exhibido en el restaurante del hotel y hasta las baldosas, muchas de época combinadas con réplicas idénticas.
El dato asombroso: dos de las suites del hotel están en torres originales de distintas épocas. Se puede dormir en una habitación que fue, en parte, una torre de defensa del siglo XIII; y otra, redonda, construida hace casi un siglo.
Datos útiles
La habitación doble, desde 600 euros con desayuno.
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