Famoso por sus megaparques temáticos y sus playas tropicales, el territorio más al sur de los Estados Unidos atesora otros hitos insoslayables. Al relevante Kennedy Space Center se suman lagos, espacios verdes y rurales en una equilibrada dosis de calma y acción.
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Un astronauta con los pies en la tierra saluda y dice, pulgares en alto, que está todo OK. De repente se pone firme y se lleva una mano al corazón con solemnidad. Son las nueve de la mañana clavadas, el parque Kennedy Space Center, en La Florida, está abriendo y por eso suena el himno de los Estados Unidos de América. Todos los norteamericanos que hacen cola lo cantan. La excursión por el Complejo de Visitantes de la NASA será un recorrido a través de las mayores hazañas llevadas a cabo en el remoto e infinito espacio y parecerá, por momentos, una película épica de aventuras y ciencia ficción.
Al ingresar, lo primero que se ve es el Rocket Garden, un jardín de cohetes, enormes moles metálicas orientadas al cielo como obeliscos. Todos, menos uno, han volado más allá de las capas atmosféricas y ahora son exhibidos cual esculturas. El parque se organiza por zonas de misión cronológicas. En la Gateway se puede ver lo que ya está sucediendo en el programa espacial, e incluso imaginar lo que vendrá sobre las incursiones siderales; las naves en las que viaja un astronauta del presente y hasta lo que come están en exhibición.
Para sentirse en la piel del astronauta del mañana hay que adentrarse en el “puerto espacial del futuro”, desde el que salen cuatro viajes a bordo de un simulador a lugares del universo nunca antes explorados. En el nuestro visitamos Saturno, atravesamos sus anillos esquivando los pedazos de roca de las que fueron sus lunas. No dejó de ser una vivencia “de otro planeta”, pero sentida y muy real.
También se puede vivir el despegue de un transbordador espacial. Los transbordadores –usados entre 1986 y 2011– sirvieron para desplazarse en el espacio con humanos; eran parcialmente reutilizables, por eso el Atlantis voló 33 veces. Hoy en día está en exhibición, quietito, después de haber acumulado 126 millones de millas. Otro simulador invita a reproducir un lanzamiento: el cuerpo siente el sonido vibrante de la velocidad, que alcanza unos 28.000 km/hora, y se sacude como si transitara por una ruta invisible llena de pozos, hasta que se sueltan los cohetes que lo propulsan.
Sólo unas 350 personas han viajado de verdad en el Atlantis y Ken Cameron fue uno de ellos. Lo escuchamos contar su experiencia en Encuentro con Astronautas, una propuesta que ofrece acercarse al punto de vista de un astronauta en primera persona en un teatro. Ken contó que, en una de sus tres misiones, pasó un día en la Estación Espacial Internacional, que demora 90 minutos en dar toda la vuelta a la Tierra, de los cuales 45 son de noche y 45 de día. Así fue como en aquella misión vio, en un solo día, 16 amaneceres y 16 atardeceres. ¡Una locura!
Entre otras cosas, contó que en cada misión se involucran unas 10.000 personas, pero sólo cinco viajan al espacio. También reveló que el color del traje de los astronautas cambió tras el accidente del transbordador Challenger, que cayó al océano en 1986. En ese entonces, los trajes blancos imposibilitaron la búsqueda de los caídos al mar; expertos en marina dijeron que el color del traje debía ser naranja para poder ser visto con facilidad. Al terminar la charla, los niños llenaron la sala con preguntas del tipo: ¿Crees que hay vida en otros planetas? “El universo es grande y el tiempo infinito. Es importante tener grandes sueños”, fue la respuesta casi oracular del superhéroe.
Otra estación de obligada visita es el Centro Apolo/Saturno. Allí se cuenta cómo, en los 60, en medio de la Guerra Fría con la Unión Soviética, Estados Unidos lanzó el programa espacial Apolo con miras a lograr un ambicioso sueño: llegar a la Luna. El programa incluyó 17 viajes y el Apolo 8 fue el primero en lograr orbitarla. Ese hecho histórico se siente en la propia piel al revivir la atracción del lanzamiento del Apolo 8 desde el interior de la sala de operaciones, con pantallas computadoras y llamadas que transmiten en vivo el segundo a segundo de los astronautas a bordo.
Por supuesto, aquí no podía faltar el homenaje a aquel momento único y universal del 20 de julio de 1969 cuando el Apolo 11 alunizó. En el Teatro Lunar, elementos teatrales en 3D combinados con imágenes reales de películas de la NASA y grabaciones de control de misión reviven esa hazaña memorable y los minutos previos al instante en el que las ideas sobre lo posible y lo contrario cambiaron para siempre. Bastó que, desde la superficie de la Luna, el astronauta Neil Armstrong dijera: “Houston, aquí base Tranquilidad... El Águila ha aterrizado”.
La Florida del centro
Tierra adentro se define el condado de Polk, uno de los siete condados de la Florida Central, un territorio llano propicio para el pastoreo y la agricultura. A mediados del siglo XIX, el área se fue llenando de granjeros, y en homenaje a dicho pasado el Westgate River Ranch Resort ofrece hospedaje con una serie de actividades rancheras típicas. Por ejemplo, todos los sábados a la noche hay rodeo con jinetes que montan toros salvajes.
La propiedad abarca 1.700 hectáreas, un escenario rural que propone una estadía relajada, al aire libre, con una agenda acorde: cabalgata al paso –nada de trote ni galope–, paseos en hidrodeslizador por el río Kissimmee, y otros divertimentos tales como toro mecánico, escalada, y también minigolf en el parque de Aventuras para Vaqueros.
Va una mención especial para el tiro al plato con escopeta, actividad inusual en nuestros pagos. Al principio puede inhibir un poco; el arma pesa, y está la sensación de amenaza, sobre todo al cargarla. Pero una vez que se inicia la práctica, afinar la vista para acertarle al plato volador, prevalece el sentido de un deporte de precisión apto para pacientes con buena puntería. Al cabo de un par de intentos, hay altas posibilidades de dar en el blanco.
Otra experiencia es dormir en medio de los árboles en las carpas al estilo tipi, esas tiendas cónicas que los pueblos originarios de Estados Unidos hacían con pieles, pero en este caso en el formato glamping de alta gama. Existe, además, la opción de alojarse en los vagones conestogas (se llaman así), que se usaban a finales de los siglos XVIII y XIX para transportar carga, tirados por caballos o bueyes. A diferencia de los muy vistos en las películas de westerns, estos son vagones sólidos y confortables, con el valor agregado de estar ubicados frente a una laguna artificial, que les da un marco natural muy bonito.
A sólo media hora del resort, hacia el centro del condado, aparece el histórico Bok Tower Garden, un oasis de 250 hectáreas con una impresionante torre de 62,5 metros de altura. El nombre se lo debe a Edward William Bok, editor estadounidense y ganador de un Pulitzer, quien en 1921 compró estas tierras y las trabajó paisajísticamente bajo su lema: “Dondequiera que estén sus vidas, hagan el mundo un poco mejor o más hermoso porque han vivido en él”. El hombre predicó con el ejemplo y convirtió una colina de arena en un bello jardín que, desde 1929, está abierto al público. El diseño es obra de Frederick Law Olmsted Jr., que supo crear un entorno boscoso de plantas nativas y exóticas para generar un jardín con caminos serpenteantes con vistas pintorescas en una de las zonas más elevadas de la Florida. Acres de helechos, palmeras, robles y pinos crean un telón de fondo para las flores estacionales de las azaleas, camelias y magnolias.
En la cima del terreno, un estanque en el que se multiplica la vegetación espejada refleja la joya del lugar: la Torre Cantante. De estilo neogótico, tiene relieves de motivos naturales de la fauna típica de la Florida, como águilas y garzas. Su estructura de acero está revestida con piedra coquina de San Agustín, Florida, y mármol rosa y gris de Tate, Georgia. En su lado sur, hay un reloj de sol con su varilla de bronce sostenida por una serpiente también de bronce, antiguo símbolo del tiempo. Tiempo que se olvida mientras los pasos se dejan llevar por los senderos; mientras se oyen las 60 campanas de su carillón, que suenan dos veces al día –a la una y a las tres de la tarde– e interpretan una música que completa el paseo, un paréntesis pleno de relajación y contemplación.
Lagos y mucho más
Si aquí algo no falta es agua. Florida Central tiene 554 lagos, de los cuales sólo uno es artificial. Estos espejos de agua se vinculan gracias a los canales comunicantes que fueron abiertos para facilitar el transporte de cítricos, cultivo característico de la zona. El paseo dura dos horas: una a bordo del barco que atraviesa los lagos Eloisa, Lulu y Shipp, y otra que contempla una parada en el restaurante Harborside a orillas del lago Shipp, donde se puede tomar un aperitivo con una gran vista. En el paseo se pueden ver “live oaks”, un roble típico de la zona cubierto de musgo español, más conocido como “barba de viejo”, que le da un carácter salvaje y fantasmal; también es posible observar distintos tipos de plantas acuáticas, entre las que es muy común dar con algún caimán. Si toca la suerte de navegar con el jefe de la embarcación, Randy Collany, hay chances de vivir la experiencia de conducir la lancha.
Otra opción es la Circle B Bar Reserve, ubicada en el noroeste del lago Hancock. Esta reserva tiene su origen en 1994, cuando se invitó a la población del condado a decidir si se quería crear un impuesto para generar zonas protegidas. Gracias al voto afirmativo, el estado compró estas tierras a fincas ganaderas, realizó plantaciones de árboles y ahora se pueden recorrer a pie, en bici o en un pequeño camión para avistaje de grandes lagartos, de plumíferos como el águila calva –ave nacional de los Estados Unidos– o la anhinga, mientras pesca o seca sus alas al sol, y otras especies acuáticas. Los senderos están bien delimitados y son fáciles de abordar.
¿Más? El Safari Wilderness Ranch, un rancho de 105 hectáreas poblado por especies exóticas. Para guiar el recorrido hay un grupo de expertos en lémures, oryx de cuernos, antílopes, cebras y camellos. Los guías están disponibles para responder inquietudes y promueven la interacción con las especies que se distribuyen a lo largo de todo el establecimiento. La circulación a lo largo del rancho es en vehículos adaptados especialmente para hacer safari y poder ver bien los ejemplares. Además, en algunos casos se puede alimentar a cotorras, llamas y cabras, por ejemplo. En todo momento, los guías aclaran que el rancho no es un zoológico, ni está teatralizado. Visitarlo es la posibilidad de colarse en la vida real para conocer más sobre estas especies. Ideal para ir con niños, no hay grandes multitudes, ni senderos predeterminados por los que caminar.
Datos útiles
Dónde dormir
Rancho del Rio Westgate. Ubicado en una zona muy tranquila, a distancia de todo tipo de comercios. Se accede por tierra, aire y agua, ya que cuenta con pista de aterrizaje y puerto. Las opciones para dormir son variadas; tipis y vagones conestogas son las de lujo, inspiradas en el ambiente cowboy; en ambos casos el desayuno se sirve en la habitación, hay una barbacoa a gas en la puerta e incluye carro de golf para desplazarse y todas las actividades del rancho. Tipis, entre u$s 900 a u$s 1000; por las noches preparan una fogata en el entorno del tipi. Vagones, u$s 1.200; disponen de mesa de picnic con vista a un lago artificial. Variantes económicas: vagones al estilo tren para matrimonio con dos niños, u$s 339, o la habitación doble u$s 209. No incluyen las actividades. 3200 Boulevard River Ranch. T: (1-888) 779-4104.
Home2 Suites by Hilton. A 10 minutos del centro de Lakeland. Está rodeado de tiendas, y hay restaurantes para salir a cenar. Habitaciones espaciosas con cocina en suite. El desayuno buffet es muy abundante: contempla hamburguesas, pancakes, yogurt con variedad de frutas y más. Desde u$s 215 la doble con impuestos incluidos. 3610 Lakeside Village Blvd, Lakeland. T: (1-863) 500-6869.
Paseos y excursiones
Visit Central Florida. Este organismo reúne mucha información acerca de excursiones, lugares donde comer, una guía de viaje y un calendario con las actividades más interesantes de la zona. Imprescindible la consulta para sacar el mejor provecho del tiempo disponible en el destino. 101 Adventure Court Davenport. T: (1-800) 828-7655.
Kennedy Space Center. Sin transporte público para llegar, es preciso ir con auto propio (u$s 10 de estacionamiento), contratar un remise, o una excursión desde Orlando que incluya el traslado. u$s 75 el ingreso para adultos; ticket por 2 días, u$s 89. Una jornada no basta para conocer todo el parque, pero se logra un buen recorrido. El programa “Chat with an astronaut” está disponible para un máximo de 6 personas. Cuesta u$s 50 para mayores de 12 años y u$s 35 para menores de 3 a 11 años. Incluye una comida, una bebida alcohólica por adulto, y un souvenir firmado por el astronauta que responde las preguntas durante la charla. Requiere reserva anticipada. El parque está abierto de 9 a 17 hs. Space Commerce Way, Merritt Island. T: (1-855) 433-4210.
Bok Tower Gardens. Además de visitar los jardines y la torre, suele haber conciertos al aire libre de día y de noche; vale la pena consultar la programación para combinar ambos planes. En el predio es posible comer en el Café Blue Palmetto. Ingreso u$s 20. Abierto de 8 a 18. 1151 Tower Blvd, Lake Wales. T: (1-863) 676-1408.
Living Water Boat Cruises. Navegación a través de la cadena de lagos de Florida Central. La excursión recorre entre seis y nueve lagos y dura un par de horas. Es ideal hacerlo al atardecer para para hacer buenas fotos. Sólo con reserva. u$s 41,5. T: (1-877) 257-1529.
Frank Lloyd Wright Architecture At Florida Southern College. El campus del Florida Southern College es un sitio histórico que ofrece la oportunidad de aproximarse a 13 estructuras que son obra del gran arquitecto Frank Lloyd Wright, incluida la Casa de la Facultad Usoniana, que fue proyectada por él, pero recién se construyó en 2013. También se destacan la Water Dome, la fuente de agua más grande de Wright y la icónica Capilla Annie Pfeiffer. Hay opción de circuitos autoguiados, básicos de una hora y más extensos (2,5 horas). 840 Johnson Ave, Lakeland. T: (+1 863) 680-4597.
Mister Chris Coffee Gallery & Depot. Galería dedicada al café en el depósito de trenes de la línea Atlantic Coast. Habla de la historia de los primeros cafeteros y de los pioneros de la localidad de Frostproof. El recorrido puede resultar conmovedor por las historias de esfuerzo y superación. Conviene reservar. 118 E. Wall St, Frostproof. T: (+1 863) 449-1507
Circle B Bar Reserve. Entre sus circuitos para destacar: Circle B Bar Reserve Trail (7,7 km de largo, 80 minutos); Alligator Alley Loop (3,7 km, 40 minutos); Marsh Rabbit Run Trail (4 km, 44 minutos); Fort Fraser Connector Trail to Circle B Bar Reserve (10,6 km, casi 2 horas); Lost Bridge Trail (1,4 km, 16 minutos). 4399 Winter Lake Rd, Lakeland. T: (1 863) 534-7377.
Safari Wilderness Ranch. A mitad de camino entre Orlando y Tampa, en el centro de la península de Florida, para conocer la vida de rancho y ver animales exóticos. Es importante reservar con tiempo. La novedad: los sectores para acampar. 10850 Moore Road, Lakeland. T: (+1 813) 382-2120.
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