En Francia, una base de submarinos de la Segunda Guerra se ha convertido en el centro de arte digital más grande del mundo.
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Les Bassins de Lumières –las Piscinas de la Luz– así se llama este nuevo centro de arte digital, el más grande del mundo inaugurado unos meses atrás en la ciudad de Burdeos, Francia. El nombre evoca todo lo opuesto a su origen, una base de submarinos construida por los nazis en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
No bien llegar uno se ve literalmente sumergido en las obras de arte que se proyectan a gran escala sobre las paredes interiores, el piso y el techo del sitio, incluso sobre el agua. Mientras camina por la gigantesca estructura de la ex base militar es posible sentirse dentro de un cuadro: una vivencia de alto contenido onírico.
El sitio abrió sus puertas durante 2020, luego de varias obras de remodelación sobre un sector de cuatro piscinas de dimensiones monumentales donde alguna vez se estacionaron los submarinos de la flota del Eje. Las cuencas de agua de 12 metros de alto, 110 de largo y 22 de ancho están separadas por gruesas paredes de hormigón y conectadas entre sí por una galería interior.
En este espacio se organizan experiencias visuales y auditivas de altísima calidad dedicadas a grandes artistas históricos, pero también a creadores contemporáneos. Los programas están diseñados por Culturespaces, una organización dedicada al arte en Francia con experiencias similares en el Atelier des Lumières de París y en las Carrières des Lumières en Provenza.
Monet, Renoir, Chagall…
Les Bassins de Lumières se inauguró con una primera exposición dedicada a Gustav Klimt, exponente de la Secesión Vienesa y autor entre otras obras del famoso cuadro El beso y Paul Klee, un artista muy personal cuyo estilo se vio influenciado por el surrealismo, el expresionismo y la abstracción.
Desde mayo de este año y hasta enero del 2023 nos tientan con una nueva propuesta “Monet, Renoir… Chagall, Voyages en Méditerranée”.
El flamante proyecto incluye a obras de veinte artistas que comparten como patrimonio la presencia del Mediterráneo en su obra. Durante cuarenta minutos se exploran las personalidades que se revelan en el contacto con el paisaje marítimo. Así es posible pasar de una corriente artística a otra: del impresionismo con Monet y Renoir, al puntillismo con Signac y Cross, inclusive el fauvismo de Camoin, Derain, Vlaminck y Marquet. La exposición rastrea la fascinación de Bonnard y Dufy por este mar, incluso llega hasta la colorida obra de Chagall.
Quinientos cuadros que están repartidos por museos y colecciones privadas de todo el mundo, pasan ante los ojos del espectador gracias a la magia de miles de imágenes digitalizadas.
La experiencia conocida como AMIEX (Art & Music Immersive Experience) propone un auténtico viaje por las obras en versión XL y 360°, donde la música tiene un papel determinante. El espectáculo adquiere un valor especial al desplegarse en los más de 12.000 m2 de la ex base. La proyección sobre el agua de las piscinas le otorga a la muestra una perspectiva inédita, sobre todo gracias a las pasarelas instaladas sobre y a lo largo de las cuencas de agua.
Les Bassins organizó también un espectáculo corto con la obra de Yves Klein mixturado con música de Vivaldi y los ritmos electrónicos de Thylacine.
Además, está Le Cube un espacio dedicado al arte digital contemporáneo. Allí actualmente se exhiben, también en formato de experiencia inmersiva, Everthing de Nohlab Studio, una propuesta que cuestiona la existencia e invita a pensar en nuevas posibilidades y Memories una creación de Spectre Lab Studio que habla sobre el funcionamiento del cerebro humano y su capacidad selectiva de almacenar información y recuerdos.
En tiempos de guerra
La base de submarinos, un sitio de puro hormigón armado, se construyó en 19 meses en pleno conflicto bélico. Este bunker de 45.000 m2 quedó listo en 1943. Aquí podían permanecer amarrados 15 submarinos U-Boote (modelos de gran tamaño) protegidos del ataque aliado por un techo de 9 de metros de espesor a prueba de bombardeos.
La acelerada construcción de la base sobre el río Garona llevó solo un año y medio. En ella participaron cientos de trabajadores, un tercio de la mano de obra era esclava, presos republicanos de origen español.
Desde allí partieron misiones de la flota compartida por alemanes e italianos hacia el Atlántico. Finalmente, como todos sabemos, el Eje perdió la guerra y las tropas alemanas abandonaron el lugar.
La armada francesa tomo posesión del sitio, pero las instalaciones terminaron albergando varios talleres metalúrgicos. En 1999, el lugar se reacondicionó para el uso de espectáculos culturales. Ahora, luego de una gran obra de remodelación, se abrió al público con nuevo formato.
Esta es la historia que se cuenta en una de las áreas de la ex base, un espacio con imágenes de archivo y extractos de películas de época donde el público puede ver cómo era el sitio repleto de submarinos alemanes y cómo evolucionó hasta nuestros días.
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