En medio de increíbles paisajes se encuentran verdaderas joyas arquitectónicas que hablan del pasado colonial y, también, de un presente ligado a una arraigada tradición religiosa.
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1. San Pedrito
SAN PEDRO VIEJO
En el norte cordobés sobreviven los vestigios del fervor religioso de la España de la conquista. En San Pedro Viejo, a 185 km de Córdoba, a la vera del antiguo Camino Real que conectaba a Buenos Aires con Lima en la época de la colonia, se encuentra una capilla del siglo XVII, la más antigua en pie de la provincia.
San Pedro Viejo o San Pedrito fue construida en las que fueron tierras de Pedro Luis de Cabrera, el hijo del fundador de Córdoba, entre 1689 y 1699. Comparte el mismo predio (hoy privado, pero abierto a los visitantes) con la posta de San Pedro Viejo del año 1767, por donde pasaron José de San Martín, Manuel Belgrano y el caudillo riojano Facundo Quiroga, entre otros.
Los lugareños cuentan que el templo guarda algunos secretos y leyendas. Se dice que Santos Pérez, el capitán de milicia enviado por los hermanos Reinafé para asesinar a Quiroga, iba a pedir perdón por los crímenes cometidos en 1835 en Barranca Yaco porque vivía atormentado por los gritos del niño postillón que degolló para evitar testigos.
La iglesia es una joyita, que merece ser contemplada de cerca en completo silencio y desde lejos, para verla abrazada por las palmas de caranday.
La fachada mira al ocaso, donde el sol la tiñe de oro. Tiene una preciosa puerta de algarrobo con tableros tallados, muros muy anchos y una nave austera y acogedora con púlpitos e imágenes originales traídas de España y del Alto Perú.
En el casco de estancia funciona un hotel de campo. @sanpedroviejohotel
2. Capilla Buffo
UNQUILLO
La Capilla Buffo es una de las mayores expresiones de arte renacentista que existen en la Argentina. El artista italiano Guido Buffo la construyó hace 70 años en las Sierras Chicas, en honor a su mujer Leonor Allende y a su hija Eleonora, ambas víctimas de tuberculosis. Es un culto al amor.
La capilla-cripta se encuentra en el paraje Los Quebrachitos de Unquillo, a 24 kilómetros de Córdoba. Tiene forma de caracol y en su interior Buffo pintó impresionantes frescos que simbolizan el cosmos, la fragilidad de la vida y la inminencia de la muerte. Fueron restaurados en 2015.
La ermita blanca es reconocida por su impronta ecléctica y por las pinturas del artista humanista, también escultor, sismólogo, escritor, estudioso de las ciencias naturales y la astronomía.
En uno de los murales, aparece su esposa con su hija entre ángeles bajo una luz que une lo divino y lo humano. En otros rinde homenaje a Dios, a la palabra, a la maternidad y a la imaginación; acompañan musas griegas y alguna diosa. Detrás del altar, un fresco representa la creación del mundo.
La capilla evoca la forma de la flor del cardo santo, una ojiva que se repite en otros espacios. La cúpula se completa con una torre art déco de bordes irregulares y un campanario al que se accede por una escalera circular. Las ventanitas en el techo simulan los pistilos del capullo.
Otra curiosidad: el interior hay tres péndulos que instaló Buffo, que había visto funcionar el de Foucault en Europa.
Se realizan visitas guiadas con reserva previa a turismo@unquillo.gov.ar
3. San Plácido
BIALET MASSÉ
En un balcón natural del lago San Roque, en Bialet Massé, una capilla con forma de puño cerrado y un índice señalando al cielo honra al mártir benedictino San Plácido, patrono de la oratoria y las artes.
La iglesia es un domo de base esférica, pero con tres caras cuya fachada está calada en arcos marmolados. Su cúpula es una blanca ojiva que se distingue desde varios miradores del valle de Punilla.
La piedra basal se colocó en 1980, y el templo forma parte de un complejo privado al que se accede por la ruta E55 hacia la cuesta que lleva a la explanada de la Virgen de la Medalla Milagrosa en el cerro Santo Domingo.
En el interior se vive una experiencia sensorial de luces y sonidos. El piso es de mármol de Carrara y en el centro, un gran cristal deja ver la caída del agua en un primitivo tanque australiano sobre el que se asienta la iglesia.
En el altar mayor se encuentra San Plácido y en los laterales son curiosos los ojos de los mártires hechos con prótesis humanas.
Flavia Alcalde Piscitello, presidenta de la Fundación San Plácido, cuenta que la historia se remonta al terremoto de San Juan de 1944 cuando su abuela Ángela Greco prometió que si su familia se salvaba, haría esculpir una imagen para colocar en la primera iglesia del mundo que se levantara en honor al santo. La promesa la cumplió uno de sus hijos.
El complejo está abierto de 7 a 19, donde funciona un museo con objetos usados por el papa Juan Pablo II en su visita a Córdoba en 1987. La capilla suele estar cerrada. .
4. Nuestra Señora del Carmen
FALDA DEL CARMEN
En un recodo del camino que conduce a Alta Gracia, en el valle de Paravachasca, la capilla Nuestra Señora del Carmen parece una catedral en miniatura en medio de un paisaje sereno. Está ubicada en Falda del Carmen, a 41 kilómetros de Córdoba.
El templo, uno de los preferidos por los novios para celebrar sus bodas, fue construido al despertar el siglo XX en una estancia que servía de posta para los peregrinos que seguían la huella de los “curas gauchos” de la zona y, aún hoy es parada obligada para los caminantes.
Sandra Heredia, voluntaria del servicio pastoral, cuenta que la primera capilla de adobe se levantó a iniciativa de los veraneantes en el pueblo; muchos, inmigrantes españoles. Aquella estructura de barro se quemó por completo durante una tormenta y sobre sus cenizas se construyó el actual edificio, con la colaboración de familias devotas tradicionales de Córdoba.
La iglesia atesora reliquias como la Virgen Dolorosa, esculpida por un artista gallego, réplica de la imagen de la parroquia de Marín (Galicia), que trajo en barco una emigrada. Del techo cuelga una antigua araña de velas.
El atardecer es imponente desde el campanario, donde se observa en perspectiva el atrio, la cruz y la escultura en tamaño real de Silvano Domingo Viera, un “cura gaucho” muy querido por los fieles, y su mula La Cotocha.
El párroco Leandro Arias celebra misas los segundos y cuartos sábados de cada mes durante todo el año, a las 18.30. Durante la semana está cerrada.
5. Nuestra Señora de Fátima
LOS ALGARROBOS
En el camino marcado por el Cura Brochero cuando era párroco de Traslasierra e impulsaba el nacimiento de pequeñas poblaciones al pie de las Sierras Grandes, un puñado de capillas recuerdan al “cura gaucho”.
Nuestra Señora de Fátima fue construida en 1949 en honor al santo cordobés y a pedido de la comunidad en el paraje Los Algarrobos.
Se llega por un viejo y dificultoso sendero conocido como El Empedrado, a sólo 3 km del Museo Rocsen, muy cerca de Nono.
Una vecina donó el terreno a orillas del arroyo y fue una moneda echada al azar la que decidió que se construyera con piedras y no con adobe.
La capilla de tejas rojas con una pequeña cruz de madera es el punto de encuentro de los serranos criadores de cabras y de los devotos que asisten a las misas que se celebran una vez al mes. En este caserío solitario y agreste descansaba Brochero bajo los algarrobos cuando viajaba a caballo hacia la ciudad.
Una buena alternativa para recorrer este circuito es realizarlo a caballo, bordeando arroyos, entre espinillos y talas.
6. Nuestra Señora del Rosario
LAS PALMAS
En la puerta de entrada al Camino de los Túneles, en el oeste cordobés y al límite de la pampa de Pocho, el pequeño caserío de Las Palmas resguarda la capilla Nuestra Señora del Rosario, una de las más antiguas de la provincia.
Se accede por la ruta 28 desde Tanti o por Traslasierra atravesando los volcanes de Poca y Yerba Buena y las lomas tapizadas de palmares de caranday, en las sierras de Guasapampa.
La iglesia de estilo colonial fue construida entre 1689 y 1715 en los antiguos predios de la estancia de Las Palmas; hoy es Monumento Histórico Nacional. Su estructura es de formas geométricas, con una única nave de 18 metros por seis de ancho, muros gruesos de adobe y piedra, puerta de algarrobo, contrafuertes y un campanario. En el ingreso, a mano derecha, vale la pena detenerse en el Cristo crucificado tallado en madera del siglo XVII.
A lo largo del tiempo, el templo ha sufrido restauraciones que no respetaron la edificación original, al punto que parte del techo es de chapa.
La escritora Gladys Acevedo, estudiosa del corredor religioso de Pocho, explica que en su plan de conquista y evangelización los españoles levantaron oratorios en cada rincón de las sierras. “Conservarlos es una forma de decirle al mundo ‘acá estamos’”, piensa.
Melisa Suárez, vendedora de artesanías en la explanada de la iglesia, coincide. “No soy religiosa, pero le tomé cariño a la capilla porque es parte del lugar”, dice.
El cura Gabriel Romero celebra misas los últimos jueves de cada mes en el verano. Está siempre abierta. @parroquiasalsacate
7. Candonga
EL MANZANO
A 50 km al norte de Córdoba, es uno de los mayores exponentes de la arquitectura colonial en la provincia, declarada Monumento Histórico Nacional. Fue construida en la primera mitad del siglo XVIII y reconstruida en 1948. En sus orígenes funcionó como el oratorio de una estancia que comerciaba mulas con el Alto Perú. Candonga significa “mula de tiro”. Se compone de una pequeña nave sin cúpula, una espadaña de líneas curvas y una linterna por donde ingresa la luz.
8. San Isidro Labrador
EL QUICHO
La diminuta capilla San Isidro Labrador se ubica frente a un complejo termal, a 25 kilómetros de Serrezuela, cerca de Las Salinas Grandes y a 245 kilómetros de Córdoba capital.
Solitaria, al costado de la traza de ripio, el templo tiene un altar austero con imágenes donadas por fieles. El sol cae detrás de ella, entre las cortaderas y los guadales; perfecta para la foto.
Cada 15 de mayo se celebran las fiestas patronales, con música y procesión por los caminos de tierra del norte cordobés.
9. Nuestra Señora de los Dolores
SAN ESTEBAN
La capilla Nuestra Señora de los Dolores de San Esteban u oratorio de los Burgos, en el valle de Punilla, comenzó a construirse en 1750 en la Estancia de la Concepción y fue finalizada 36 años después.
Las paredes son de piedra sobre las que se monta un techo a dos aguas con cubierta de tejas musleras. Tiene una sola nave con coro alto y sacristía. Se conserva una imagen de 1,25 metros de origen español de Nuestra Señora de los Dolores, reclinatorios, cuadros y un armonio histórico que aún funciona.
10. Nuestra Señora del Rosario
PANAHOLMA
En la plaza Amelia Peralta de Panaholma, al norte del valle de Traslasierra, la capilla Nuestra Señora del Rosario atesora un museo del santo José Gabriel Brochero, que puso la piedra basal en 1902 de la iglesia que reemplazaría a otra del siglo XVIII, casi en ruinas.
El pueblo fue el centro de la provincia comechingona conocida como Panaolva y, posta de viejos caminos hacia el norte del país. Mucho tiempo después –cuenta en su libro Liliana de Denaro– Brochero delineó el trazado del poblado.
La capilla de barro cocido tiene una sola nave de 26 metros por seis de ancho, fachada con pórtico de arcos ojivales y dos coros bajos, techo a dos aguas y un campanario. En el austero altar se destacan las imágenes de Nuestra Señora del Rosario y la Virgen Dolorosa, con rostros de madera policromada, ojos de cascarón y mantos de tela.
La actual cuidadora de la iglesia, Mónica Benegas, está orgullosa de su labor. “Es un honor proteger el legado del santo”, cree. Está abierta todos los días.
11. San Nicolás de Bari
ANISACATE
En el paraje El Descanso, en Anisacate, a menos de 10 kilómetros de la ciudad de Alta Gracia, en el valle de Paravachasca, se encuentra la capilla ortodoxa rusa San Nicolás de Bari.
Es de estilo ruso bizantino y fue construida hace más de un siglo, pero se inauguró recién en 1956. En su interior hay pinturas y murales realizados con mosaicos de colores. Se ubica a metros de la ruta 5. No se puede ingresar con sombrero, pantalón corto o calzas. Las mujeres deben hacerlo con pollera larga.
12. Inmaculada Concepción de María
VILLA DE POCHO
La capilla Inmaculada Concepción de María de Villa de Pocho, a 50 kilómetros de Nono, se conoce por haber sido testigo de una de las historias más olvidadas del país.
Allí, en 1774, fue escenario del Pacto de los Chañares, conocido como el primer documento pre-revolucionario en el que la corona española reconoció derechos a los pobladores, tras la Rebelión del Común. Se llega desde Las Palmas por un camino de 14 km de tierra, cruzando la pampa de Pocho festoneada por las Altas Cumbres.
13. Nuestra Señora del Rosario
TEGUA
El origen de la capilla Nuestra Señora del Rosario de Tegua, ubicada en zona rural entre las localidades de Elena y Alcira Gigena, en el sureño departamento Río Cuarto, se remonta a una construcción original de adobe de 1696, que fue reconstruida en piedra y ladrillo en 1746 y restaurada por completo en 2018, después de años de abandono. El retablo y las andas de madera están metalizadas con pan de oro traído de Perú o de Europa y con láminas de plata. Es Monumento Histórico Nacional desde 1976.
14. Capilla Ecuménica
LA CUMBRECITA
En una de las zonas más elevadas de La Cumbrecita, la pintoresca localidad de estilo centro europeo del valle de Calamuchita, se levanta la pequeña capilla ecuménica abierta a todas las religiones.
Fue construida en madera al final del camino del bosque en 1967 y diseñada con estilo alpino por Helmut Cabjolsky, uno de los pioneros del lugar. En temporada turística está abierta por la tarde y durante todo el año, para los oficios religiosos. No tiene energía eléctrica y se ilumina a partir de un gran candelabro.
15. La Candelaria
PAMPA DE SAN LUIS
Es parte de una de las estancias jesuíticas Patrimonio de la Humanidad de Unesco. Se encuentra en el norte de las Sierras Grandes, en una planicie de altura conocida como Pampa de San Luis, a 150 kilómetros de Córdoba.
Es de una sencillez sobrecogedora; en el interior se destaca la imagen en madera de la Virgen de las Candelas. Está muy bien conservada en un entorno natural casi virgen. En la estancia, que data de 1683, los jesuitas se dedicaron a la cría de mulas, que comercializaban con el Alto Perú.
16. Capilla San José
SANTA MARÍA DE PUNILLA
Declarada Monumento Histórico Nacional, la Capilla San José es una joya arquitectónica construida entre 1721 y 1745 que se encuentra en Santa María de Punilla.
Para encontrarla hay que tomar el acceso hacia la Cueva de los Pajaritos, en el paraje Mallín. El templo, junto a un cementerio y al casco de estancia, tiene un estilo diferente al resto de las del período virreinal; aquí se observa la mano de artistas de los pueblos originarios. En este templo fue bautizado Juan Bautista Bustos, el primer gobernador de Córdoba.
17. Inmaculada Concepción
LOS REARTES
Fue construida en 1738 en Los Reartes, a 90 kilómetros de Córdoba. Es la más antigua del valle de Calamuchita.
La fachada es de adobe crudo, tiene tejas coloniales y la entrada en arco. En el interior los muebles están tallados a mano por los aborígenes. La capilla se encuentra en el hermoso casco histórico junto a las casonas de adobe, a la escuela Pedro Bonifacio Palacio y a la pulpería Don Segundo Sombra. Este templo integra el circuito de Turismo Religioso de Córdoba.
18. Nuestra Señora de Lourdes
LA GRANJA
La capilla Nuestra Señora de Lourdes en La Granja, un encantador destino de las Sierras Chicas que destaca por sus senderos y balnearios, fue construida en 1956 por los pobladores en un lugar elevado, cerca de la plaza.
Es muy parecida a Candonga, con una nave central, escalera que conduce al campanario y un altar redondo. Fue diseñada por Oscar Andrich, un vecino maestro mayor de obra. Está abierta los sábados para las misas, con horario variable en verano e invierno. Es muy elegida para casamientos.
19. Nuestra Señora del Carmen
MORTERITOS
Se destaca en medio del caserío de Morteritos, de apenas 30 habitantes permanentes, a pocos kilómetros de Nono, en Traslasierra.
De piedra, sencilla y pintoresca, se abre para ocasiones especiales y solo hay registro oral de su historia. María Ávila, maestra jubilada y vecina, estima que tiene más de 30 años. “Se hizo a pulmón con la colaboración de vecinos en un terreno donado. Se hacían beneficios como se suele hacer en el campo, carreras cuadreras, rifas, bailes y se iba recaudando fondos”, recuerda.