Una historia que parte hace casi tres siglos, descubre en el Valle de Napa, California, un reducto que reproduce la arquitectura y procesos de Champagne y cuyos destinos lideran mujeres.
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Un castillo histórico se encadena a una pendiente de Champagne, en Francia. Su campo de vides balconea al pintoresco pueblo de Pierry, en Reims. Nacido en 1760, el Château de la Marquetterie era el refugio rural del célebre escritor de la ficción fantástica Jacques Cazotte, quien murió en la guillotina en la plaza del Carrusel de París durante la Revolución Francesa. Desde sus inicios, el lugar fue epicentro de la cosecha de champagne y, gracias a su dueño, atraía a figuras como Voltaire, que pasaban temporadas disfrutando de las burbujas y de la tranquilidad para escribir.
Pasarían casi 200 años para que un militar pusiera sus ojos en esta propiedad que había caído en cierto abandono. Pierre-Charles Taittinger convirtió a Marquetterie en una pieza de patrimonio que sigue en la custodia familiar hasta hoy.
Esos pergaminos de sofisticación y sutileza son los que surcaron el Atlántico hasta afincarse en Napa Valley, en California. El destino lleva años desarrollando un recorrido de bodegas que se volvió atractivo para los aficionados argentinos a las vides. Arriban a la región más de 3 millones de visitantes que recorren algunas de las 400 bodegas y 90 salas de degustación. Aquella historia de Marquetterie, se recreó en Domaine Carneros, una de las bodegas más interesantes y curiosas de la zona. Célebre por sus vinos espumosos preparados con estrictas técnicas tradicionales francesas, fue fundada en 1987 por la propia familia Taittinger, que surcó el océano en búsqueda de tierras y experiencias que permitieran replicar sus tradiciones europeas y sumar la producción de vinos tintos Pinot Noir.
Fue Claude Taittinger, hijo de aquél militar, quien eligió el terreno de 55 hectáreas donde se yergue hoy la bodega americana. Por entonces, la antorcha que encendió el proyecto quedó en manos de Eileen Crane, enóloga y cofundadora de Domaine Carneros, quien fue conocida como la decana del vino espumoso en Estados Unidos. Después de 33 años, Crane cedió el rol a otra mujer, Remi Cohen, cuyo cargo continúa con la tradición de Taittinger de liderazgo femenino.
“Crecí en Nueva Jersey -relata-, pero emigré al oeste para estudiar en la Universidad de Berkeley. Estaba estudiando biología molecular cuando me di cuenta de que me apasionaba más la biología vegetal que el campo médico. Descubrí el departamento de Viticultura y Enología de Universidad Davis e inmediatamente me inscribí y luego completé una maestría”. Fue el tiempo en que se mudó al Valle de Napa y comenzó su trabajo en la región de Carneros.
El corazón del proyecto americano ha sido replicar el concepto francés de vinos espumosos de método tradicional, con estilos distintivos que van desde el clásico Brut cuvée identificado con fecha de cosecha hasta el Le Rêve Blanc de Blancs, un lujo delicado. El total de sus vides proviene de sus 6 propios viñedos que se extienden por más de 100 mil hectáreas. Pero además de la calidad en la elaboración y en el resultado, uno de sus mayores atractivos es su chateau inspirado con precisión de aquél que ideara Cazotte, que suma una escenografía digna de la Toscana, con arquitectura francesa. Su entorno que traslada a otro lugar y tiempo se convierte en un hito regional.
Aire de Reims
Se reparten los visitantes entre los que llegan para las degustaciones programadas o el día de campo, pero muchos se prendan con la elegancia exclusiva de su terraza que balconea a las plantaciones ondulantes casi al ingreso del Valle de Napa, a 6 kilómetros al oeste de Napa y 8 al este de Sonoma. Es un sitio perfecto que tomar como punto de partida o de cierre para recorrer los 43 kilómetros de bodegas.
Una de las predilecciones de Cohen es compartida por los visitantes: las caminatas por las viñas. “Sigue siendo mi parte favorita del negocio. Es una ruta interesante del año porque te permite seguir la temporada y estar en contacto con la cosecha -relata-. Y es un buen momento para pensar. Al menos una vez a la semana salgo a los viñedos. Doy un agradable paseo y veo cómo están las enredaderas. La construcción del castillo que se ha convertido en un hito de la región vinícola, la adquisición y plantación de cientos de hectáreas de viñedos, la introducción un próspero programa de sostenibilidad e implementar nuestro camino de hotelería han marcado la vida del valle”.
Más allá del atractivo de adentrarse en un castillo francés y una geografía Toscana, Napa se ha convertido en la última década en un polo atractivo para un paseo de fin de semana o para unas vacaciones completas. Es uno de los polos más concurridos por argentinos que visitan California o que se aventuran desde San Francisco. Incluye alojamientos de lujo, bares de vinos de moda, restaurantes dirigidos por celebridades, salas de degustación de vinos y hermosos paseos por el río.
Si se intenta una rueda gastronómica, se puede comenzar por un clásico: Nobu Malibu es copropiedad del actor Robert De Niro y el chef Nobu Matsuhisa. El restaurante cuenta con vistas al mar y cocina japonesa contemporánea. Por su parte Au Fudge, propiedad de la actriz Jessica Biel, es un bistró de West Hollywood que atiende a familias con niños. Wahlburgers es propiedad de Mark Wahlberg y sus hermanos. Con varios locales en Hollywood, Long Beach y Palo Alto, es perfecto para que los amantes de las hamburguesas obtengan una versión algo más sofisticada. Por su parte Ryan Gosling es propietario de Tagine Beverly Hills, que ofrece una experiencia gastronómica marroquí única. Imperdible el postre de sopa de chocolate. Ubicado en Yountville, The French Laundry ha ganado numerosos premios, incluidas tres estrellas Michelin. Se encuentra bajo la batuta del chef Thomas Keller. Un sitio imperdible es el Mercado Público Oxbow para probar desde ostras y tacos, hasta chocolates y pastelería.
Entre las bodegas con degustación, los expertos locales recomiendan New Frontier Wine Co, Brendel Wines justo enfrente del Hotel Archer y el muy pintoresco Vintner’s Collective localizado en un burdel de finales del siglo XIX. Compline es un bar de vinos, un restaurante y una tienda de botellas en uno en el centro de Napa. El lugar perfecto, además, para comprar los mejores vinos de diferentes bodegas aún cuando no se pueda visitarlas.
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