La Patagonia resultó ser ícono de los mejores pueblos turísticos del mundo, de acuerdo a la reciente premiación. Dos pueblos de Chubut entraron al grupo selecto.
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En lo profundo de la Patagonia, la provincia de Chubut tiene dos joyas de turismo rural: Trevelin y Gaiman, dos pueblos de descendientes galeses arraigados en la comunidad nacional que lograron este año ser las mejores aldeas turísticas del mundo.
Naturaleza prístina y férrea identidad cultural hicieron de estas aldeas de los rincones más destacados al sur del país. Los dos pueblos están unidos por comunidades de inmigrantes de Gales que llegaron a Argentina el siglo pasado y adoptaron estas tierras como propias, antes de haber sido reconocidos Best Tourism Villages.
Trevelin
El pequeño pueblo de diez mil habitantes es guardián del Parque Nacional Los Alerces. Es portal de ingreso a lagos tanto verdes como azules, cascadas de agua nítida y un río turquesa. Hay cerezos en flor. Hay campos de tulipanes. Y en diciembre florecerán las peonías.
Esta primavera el pueblo es una fiesta. “Ser hoy uno de los pueblos más pintorescos del mundo es un gran honor. Y un gran desafío: seguir conservando esta naturaleza tan intacta como la heredamos nosotros de nuestros abuelos para nuestros hijos”, afirma Juan Carlos Ledesma, descendiente de galeses.
“Trevelin fue distinguido por su cultura, por su tradición, que la seguimos conservando desde el primer día que nuestros ancestros llegaron a este suelo hace más de 160 años”, sostiene Ledesma, que sembró tulipanes en el campo heredado de los inmigrantes.
La aldea tuvo un crecimiento exponencial desde que abrieron al público estos sembrados poco antes de la pandemia: un arcoíris de flores de colores que atrae a turistas de todo el mundo. En 2022 Naciones Unidas le entregó un upgrade al pueblo: reconocimiento para mejorar el servicio a fin de alcanzar la máxima distinción Best Tourism Villages.
El pueblo del Molino se organizó para lograr la máxima distinción de Naciones Unidas: armó nuevas propuestas para los visitantes y nuevos emprendimientos sostenibles para afianzar la comunidad. Hoy hay una ruta de chacras productoras de lavandas, de frutillas, de sidra, de miel, dulces y licores y olivas.
Los productores de cerezas abrieron sus puertas para brindar la ceremonia del te japonés en Hisachi: este diciembre se hará en los campos de peonías.
La producción de peonías se potenció con la mudanza a un predio diseñado para apreciar las flores, donde se construye además un jardín botánico.
La comunidad trabajó en la conservación y puesta en valor de emblemas culturales, como precisar la elaboración de la torta negra galesa -que tiene como ícono la casa de té Nain Maggie- y en facilitar el acceso a los recursos naturales como potenciar los senderos y los miradores de las cascadas.
“Hicimos mejoras en el lago Rosario y en los caminos de las cascadas Nant y Fall”, enumera Juan Manuel Peralta, secretario de Turismo. El lago Rosario alimenta siete cascadas que caen en el Río Grande o Futaleufú, uno de los más elegidos por los pescadores desde noviembre a mayo.
“Trevelin es el pueblo guardián de la cabecera sur del Parque Nacional Los Alerces. Obtener la distinción de Best Tourism Villages es muy importante para que el pueblo pueda explotar todo su potencial con un diseño planificado con el aval de los expertos de turismo de Naciones Unidas”- afirma Pablo Gervasini prestador de la empresa Glaxiar que transporta pasajeros en excursiones lacustres al alerzal milenario. “Tenemos mucho por crecer”, asegura el empresario local.
Más allá de la temporada de tulipanes y de pesca, lo pobladores trabajan de modo cooperativo desde siempre. “Acá todos nos conocemos. Todos colaboramos, no hay otra manera”, expresa Rosana Velázquez, propietaria del restaurant Rincón del Molino, situado frente a la plaza central del pueblo. “Todos estamos en cadena y cuando hay que sacar el pueblo adelante coordinamos y nos apoyamos”, sostiene la mujer que es presidente de la Cámara de Turismo de Trevelin.
El pueblo galés de la cordillera festeja este noviembre 139 años. La historia se remonta a un grupo de rifleros comandados por el gobernador José Luis Fontana y el baqueano John Evans que cruzaron toda la provincia de Chubut tras llegar por el mar Atlántico al país desde el Reino Unido: los primeros inmigrantes zarparon en mayo de 1865 desde el puerto de Liverpool a bordo de la goleta “La Mimosa” y dos meses después desembarcaron en Puerto Madryn.
Gaiman
Gaiman es un pueblo con canales, derivados del río Chubut, fundado por pioneros que llegaron al valle, después del desembarco del Mimosa. Situado al oeste de Trelew y a 85 kilómetros de Puerto Madryn, al igual que Trevelin, mantiene vivas las tradiciones, la religión y la cultura galesa.
Los dos pueblos están unidos por la ruta nacional 25, a unos 650 kilómetros. Pero más aún por ser dos pueblos de la Patagonia que mantienen vivo el habla del idioma galés. “La unión es muy fuerte: por historia y por tradición común”, afirma Víctor Yañez, director general de la delegación regional cordillera del ministerio de Turismo y Áreas protegidas de Chubut. “Acá todo el tiempo vienen contingentes de galeses para conocer a los pueblos de la Patagonia donde se habla su idioma”.
La cultura galesa está viva en Gaiman. Cada septiembre hay un festival de la juventud, el Eisteddfod. En octubre se celebra allí el Gorsedd, una ceremonia donde se proclaman a las personas que van a integrar el Círculo Bárdico, a cargo del mantenimiento de la cultura y las tradiciones. Luego de esta ceremonia hay una suerte de festival: la danza de las flores.
“Gaiman es el primer municipio de Chubut donde los galeses estuvieron organizados” afirma Marcela Plust, directora de Turismo. “Y lo hicieron en excelente conviviencia con los habitantes nativos, los tehuelches. De ellos tomaron el nombre: punta de piedra o piedra de afilar”.
Esto habla del encuentro de culturas, que hace tan atractivo a los dos pueblos de Chubut para los extranjeros. Gaiman llegó a publicar todo un periódico en idioma galés.
El pueblo, que tiene 150 años, mantiene los edificios históricos: la casa de piedra construida en 1874 por David Roberts y su esposa Jenamine Jones aún sigue en pie.
Además el pueblo conserva capillas emblemáticas: Salem, Seion, Bryn Crwn, Bethel y vieja, símbolo de la influencia religiosa. En esas capillas se reunían los primeros pobladores. “Cada uno de estos edificios, que son protestantes, tiene más de cien años y conservan la impronta de la comunidad”, sostiene la directora de Turismo.
Más allá del puente sobre el río Chubut, hay una zona de chacras por la ruta provincial siete. Las chacras se dedican al agroturismo: producen cerezas, frambuesas o frutillas. Hay producción de vinos y de licores en los viñedos Bardas al Sur, Calfunao, Yaoyin y Franca Rosella.
En este pueblo hay casas de té donde se elabora la torta galesa, símbolo de la cultura local. En julio para conmemorar la llegada de los inmigrantes se sirve el té dentro de las capillas protestantes.
Toda la zona rural se puede recorrer en bicicleta, entre sauces llorones verdes y mimbres naranjas, los árboles nativos del valle inferior del río Chubut. Hay pocos tulipanes, al igual que en Trevelin, pero aquí no son grandes plantaciones sino pequeños grupos florales para dar vida a casas y jardines.
“Hay conexión de familias enteras descendientes de galeses entre Trevelin, y Gaiman y eso se mantiene no sólo en el habla. También en las costumbres y las tradiciones” afirma Laura coordinaría del Museo Regional Trevelin.
Ahora los dos pueblos son sinónimo de mejor turismo rural, en la Patagonia más austral.
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