Zuzana Kostolna, oriunda de la ciudad de Kladno, en República Checa, nunca imaginó que después de 10 años de recorrer el mundo terminaría al frente una casa de té donde la estrella es la torta Medovnik, con varias capas de bizcochuelo con miel y crema de nueces.
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Ya hacía tres años que Kostolna estaba en pareja con su novio uruguayo, Alejandro, a quien conoció en un hostel de Canadá. Había llegado la hora de ir a conocer a sus futuros suegros que vivían en Piriápolis, para luego tomar otro rumbo, pero la pandemia trajo un cambio de planes. “Después de terminar la escuela me dediqué a recorrer el mundo durante 10 años, estaba en Uruguay y cuando empezó la pandemia y se cerraron las fronteras en 2020, con Alejandro tomamos la decisión de quedarnos en la casa de sus padres y continuar nuestra vida allí”, recuerda.
Durante sus viajes Kostolna había trabajado en diferentes rubros: en la construcción, pintando casas, y como camarera en una cafetería y en un restaurante, entre otros empleos. Para este nuevo proyecto de vida necesitaba una actividad, un trabajo, pero las posibilidades del momento eran limitadas: “yo no hablaba ni una palabra en español, con Alejandro nos comunicábamos en inglés y tampoco contaba con permiso de trabajo. Así que no tenía demasiadas opciones, me dediqué un poco a la fotografía, hacía retratos de familias y niños, pero con la pandemia se complicó porque no me podía acercar a la gente. Así que me puse a pensar, y como siempre me gustó la repostería, y tenía algunas recetas familiares, me pareció que esa podía ser una opción”.
Con el objetivo de que sus productos fueran bien recibidos en Uruguay, Kostolna empezó a hacer alfajores caseros que vendía en la feria que hay cada sábado en Piriápolis. “Allí no pudimos seguir porque no teníamos permiso municipal. Era plena pandemia y había que esperar alrededor de 4 meses para poder obtenerlo. Tuvimos que dejar la feria y nos pusimos una mesita en la Rambla, en la zona de la playa de San Francisco y ahí seguimos vendiendo nuestros “Alfajores de una checa”, nuestro emprendimiento. En un principio nos iba más o menos, pero de a poco la gente empezó a venir.
En ese momento se me ocurrió que podía hacer otras cosas, incorporé recetas checas como para probar, hacer algo nuevo y creo que eso gustó. Siempre quise que todo lo que tuviera para ofrecer estuviera elaborado en el día, por eso cuando me quedaban cosas iba a la rambla del centro de Piriápolis con una canasta y vendía ahí. La idea siempre fue traerle una merienda a la gente que fuera fresca, de buena calidad y distinta. Así continuamos durante un año hasta que nos empezaron a conocer y a interesarse por nuestros productos.”
La cafetería del Arboretum Lussich
Aunque Kostolna muchas veces había soñado con tener su propia cafetería, nunca imaginó que ese sueño se haría realidad tan rápido. A la pareja le llegó la propuesta de hacerse cargo de la parte gastronómica del Arboretum Lussich que se estaba renovando, así fue como en marzo de 2022 abrió sus puertas la “Cafetería Checa”. “Todo está recién horneado y es fresco del día, con recetas y sabores distintos, mucho de ellos son tradicionales de República Checa. Tenemos café de especialidad y otras bebidas”, cuenta.
La Medovnik o “torta checa” es, sin dudas, la estrella del menú, la que todos quieren probar cuando llegan al lugar: “tiene varias capas de crema de nueces, es muy tradicional en Europa del Este y cada país de esa zona tiene su propia receta. Habitualmente se hace para las fiestas porque lleva mucho trabajo, toma alrededor de una semana preparar todas las capas y requiere de al menos cinco días de heladera. Las capitas de bizcochuelo tienen miel, eso hace que sean bastante crocantes y la crema de nueces las suavizan durante esos 5 días que están en el frío.
En el menú hay propuestas para todos los gustos, se puede disfrutar de un buen brunch, una merienda o solo un cafecito con algo rico. La cafetería ofrece, además, platos veganos y sin TACC. Algunas de las cosas que se pueden encontrar y vale la pena probar son: los rollos brioche de limón y arándanos; los pastelitos checos con crema de coñac; el brownie vegano con frambuesas; la torta de chocolate Keto con harina de almendras y la Pavlova con salsa de limón, fruta y pistachos. Además de repostería, hay platos salados imperdibles como los pancitos con sal negra y paté casero; sándwiches en pan de pretzel y los pancitos rellenos de roquefort, entre otras cosas.
La esencia del lugar y sus detalles generan que quien lo visita, quiera volver. “Yo quería armar una cafetería que me hiciera sentir como cuando era chica e iba a la casa de mi abuela por la tarde después de la escuela. Ella siempre tenía chocolate caliente y algo dulce para darme. Así que un poco en homenaje a ella, quería armar este lugar como un espacio con pequeñas mesas y livings rústicos, pero con la calidez de la casa de una abuela”.
La cafetería Checa está abierta de martes a domingo en el Arboretum Lussixh, un bosque ideal para hacer senderismo y disfrutar del paisaje natural desde sus miradores. Además, hay un museo en la que fue la casa del uruguayo Antonio Lussich, quien en el siglo XIX se dedicó a ser escritor, empresario naviero y naturalista. Murió en Punta del Este en 1928. Fue el creador del espacio verde que lleva su nombre y que originalmente contaba con más de 900 especies vegetales. El lugar además cuenta con una tienda de regalos y espacios para eventos y talleres.
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