El norteamericano Mark Jordan llegó en los 90 a esta zona de las afueras de El Bolsón. Creó primero una chacra sustentable que luego abrió al turismo. Hoy es un punto de referencia para conocer los atractivos de la Comarca Andina.
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Explorar el área del cajón del Azul ya no es una aventura sólo para mochileros, amantes de las largas horas de senderismo o personas que disfrutan de las cabalgatas de montaña.
En el cruce del río Blanco con el río Azul, escondida entre álamos y girasoles amarillos y entre plantaciones de lavandas, hay un eco lodge con todo el encanto de la Comarca Andina: es centro energético y punto de partida para sumergirse en la naturaleza con máximo confort.
Desde sus sendas se pueden visitar diez refugios de montaña, alcanzar el glaciar del Hielo Azul para descubrir cuevas con estalactitas; ascender a una laguna turquesa y zambullirse en un descanso del Refugio Natación, o contemplar el Cajón del Azul, emblema de la zona.
Pero, a diferencia de los refugios tradicionales del paraje Mallín Ahogado, que se multiplican en las afueras de El Bolsón, este eco lodge propone hacer vida a cuerpo de rey (con sauna y tina de agua caliente para reparar el cuerpo después de una activa jornada), y en armonía con las premisas del turismo sustentable: los platos que se sirven provienen de la huerta orgánica, hay clases de yoga, tai chi o wim hof.
En invierno se puede ir a esquiar al cerro Perito Moreno –situado a tan sólo 25 kilómetros– y en verano no hace falta más que descender unas escaleras de madera para llegar a una playa de arena blanca y una pequeña cascada de agua cristalina para zambullirse en aguas del río que aquí cambia de tonalidad, y se pone verde turquesa al reflejar la exuberante vegetación que lo rodea.
No sólo es un punto de partida para los amantes del esquí y del senderismo: también por los entusiastas de canyoning (transitar entre cañones de montaña) o los fanáticos del mountain bike.
Cómo llegar
La experiencia del viajero es toda una aventura desde el inicio del viaje. Para llegar hay que pasar la chacra Wharton, situada a 17 km de El Bolsón, y seguir por un camino de ripio hasta atravesar el río Blanco para adentrarse luego en el área natural protegida del Río Azul, y en la reserva natural Anprale (Área Natural Protegida Río Azul Lago Escondido)
El encanto del lugar atrajo a Mark Jordan, que llegó desde Estados Unidos en la década del 90 en busca de un estilo de vida auténtico y se instaló en La Confluencia. Allí creó la fundación LEAF (Land Ethic Action Foundation), que se estableció con el propósito de ser modelo de sustentabilidad y cuidado de la naturaleza.
El hombre, que en su juventud se había dedicado al paisajismo en su país, construyó aquí una casa con fardos de heno con capacidad para 17 personas, a orillas del Azul. “Una chacra”, que luego se constituyó en un proyecto de vida sustentable con huerta propia, hidro turbina para generar energía eléctrica limpia de un arroyo vecino, y planta de reciclado de aguas negras.
La estufa y la cocina económica que dominan los espacios comunes del living y del comedor calientan el agua para usar en la casa que, no por ser sustentable, priva a sus huéspedes de esos pequeños lujos. Dentro de la chacra, la huerta, una granja y un pequeño establo proveen de todos los alimentos que se consumen. El proyecto de agricultura biointensiva, desarrollado junto al ingeniero agrónomo local Fernando Pía aporta variedad de vegetales, frutas y hortalizas. Hay repollos, puerros, coliflores, cebollas, papas hasta frutillas, frambuesas y boysenberries.
En el lugar se cosechan manzanas y se elabora jugo natural de frutas que se esteriliza y envasa para ofrecer a los huéspedes en el desayuno junto a las mermeladas de las frutas del lugar, los panes de masa madre y la granola producida con avena sembrada en la misma parcela.
El resto de las comidas también son elaboradas en base a la cosecha de la huerta orgánica acompañados de productos de la granja propia o de granjas vecinas como corderos, pollos, gallinas o vaca. También proveen de huevos y de lana. En las inmediaciones hay plantaciones de lúpulo para elaborar cerveza. La chacra desarrolló tres variedades propias: tienen su sello de cerveza rubia, negra y roja.
Todo comenzó como el sueño de Mark, y sólo después de lograr la sustentabilidad y un buen vínculo con la comunidad local se abrió a los huéspedes que comulgan con este estilo de vida.
Un lodge único
Así, sin proponérselo, La Confluencia se convirtió en un sitio particular, con el confort propio de un hotel de alta gama, situado en el paraje de Warthon. Por su ubicación geográfica se ha constituido en un referente estratégico para aquellos aventureros que buscan recorrer la región del Río Azul sin cargar enormes mochilas o aquellos que buscan un buen baño caliente y una rica comida al regresar de una aventura de alta montaña.
“No sabía que había algo distinto a los refugios clásicos de montaña aquí. Qué bueno sería regresar a un lugar con sauna y tina”, expresó Lianne Var Horen, una holandesa que caminó seis horas de ida y seis horas de regreso para llegar al Refugio Hielo Azul y llegó completamente empapada por la lluvia al paraje de Wharton, desde donde parten los mochileros que llegan hasta el Bolsón para hacer trekking.
En cambio, Sommerville Johnston, counselor americana, descubrió el lugar cinco años atrás. Y desde entonces ya volvió tres veces atraída por la energía del lugar. “Confluencia es un viaje que te permite dejar atrás el apuro de la vida normal. Escalar por el río Azul es como cruzar un límite de tiempo y espacio. Es un lugar extremadamente confortable que invita a conectar con la naturaleza y la comunidad” sostuvo la mujer que ya está pensando en cuándo regresar.
Emma Laundry eligió como base en La Confluencia para recorrer la zona. La mujer, llegó desde Escocia y se instaló cinco días para hacer running entre ríos azules y montañas.
Macarena Aguilar llegó desde Chile para compartir aquí unos días de descanso con su familia: “Los paseos que se pueden realizar en la naturaleza aquí son múltiples”, aseguró. “Nosotros realizamos un rafting en el río con toda la familia: super seguro, pero muy entretenido”, dijo. “El lugar en términos de naturaleza es muy agradable ya que logra tener ese equilibrio entre desconexión y confort que funciona muy bien”, afirmó.
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