También llamados “boutique”, son establecimientos a escala reducida, donde los huéspedes suelen ser llamados por su nombre y reina el clima de hogar.
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1. La Alondra
Ciudad de Corrientes
Hotel boutique pionero en la capital correntina. Es un excelente ejemplo de cómo una propiedad con buen gusto y bien gerenciada puede dejar de ser un ámbito vacío exclusivo para turistas, y convertirse en parte de la ciudad en la que se enclava. El hotel de Valeria Rolón organiza días de spa, cenas románticas, miércoles de pizza con DJ, y tiene tarifa preferencial para residentes. De esa manera, es un espacio con vida, que redunda en beneficio de los turistas que llegan de paso. En total, son 15 habitaciones, decoradas con buen gusto y detalles en cuero, madera y textiles de calidad.
2. Paso de los Patos
Barreal, San Juan
Una piscina con vista a la Cordillera de los Andes y con el murmullo del agua de las acequias como banda de sonido asegura la desconexión absoluta en esta posada de estilo cuyano inaugurada en 2011.
Patios grandes, columnas idénticas a las de las ruinas de Hilario, techos de caña con rollizos de palo armonizan con los toques chic de la decoración que incluye desde esculturas de madera y piedra hasta bateas traídas de San Agustín del Valle Fértil. Reciben sus propietarios en 11 coquetas habitaciones y preparan con mucho esmero los scons, el pan casero y el jugo de naranja exprimido que despierta a los huéspedes cada mañana.
3. Aguas Arriba Lodge
El Chaltén
Patricia García e Ivor Matovic son los anfitriones, desde 2011, en este ecolodge perdido en un bosque de lengas. Camuflado entre 800 hectáreas de follaje destinadas a la conservación del huemul y del medio ambiente, es la única casa en el Lago del Desierto.
Cuenta con cinco habitaciones, una más linda que la otra, que miran al espejo de agua y a la cara norte del Fitz Roy a través de los amplios ventanales. En este refugio hay un hogar a leña siempre encendido, música suave y aroma a cocina hecha en casa. Los mimados huéspedes son agasajados desde que se levantan con una taza de humeante café, jugo de naranja exprimido, pan y granola caseros, huevos a la carta y otras delicias durante el resto del día. Los sabores son tan inolvidables como las noches de luna llena, cuando su luz se refleja en el cordón Vespignani.
4. Kkala
Salta
A pocos minutos del centro, desde 2009 funciona este encantador hotel boutique en una casona que se destaca por sus rincones acogedores y coloridos. Alejandra Torrado, su propietaria, dejó el sello en cada espacio al desplegar una exquisita selección de muebles propios y otros que eligió especialmente en casas de antigüedades y remates. Además le hizo un espacio al arte, al incorporar obras de artistas de la zona, como los aguayos intervenidos. Cuenta con 10 cómodas habitaciones, todas diferentes y todas hermosas, bautizadas con los nombres de diferentes destinos dignos de visitar en esta provincia: Tolar, Valles, Yungas, Baritú... La piscina regala espectaculares vistas de los alrededores y es el escenario perfecto para apreciar los atardeceres salteños desde lo alto.
Hotel Kkala. Las Higueras 104. T: (0387) 439-6590.
5. Castillo de Mandl
La Cumbre, Córdoba
A 95 km de la ciudad de Córdoba, en el verde paisaje del Valle de Punilla y con vista a las Sierras Grandes, se encuentra esta palaciega construcción convertida en hotel boutique de 13 suites y departamentos, en un campo de 60 hectáreas.
Primero fue un castillo con torres y almenas: así lo edifició en 1930 el médico Bartolomé Vasallo como residencia de verano. Diez años más tarde, “el fuerte” fue adquirido por el aristócrata austríaco Fritz Mandl, quien lo remodeló por completo en clave modernista, con diseños del minimalista francés Jean Michel Frank y de Diego Giacometti, y mobiliario de la prestigiosa Casa Comte. En las mismas habitaciones donde se alojaron condes y príncipes, hoy lo hacen turistas: hay suites dobles y dos departamentos cuádruples, cada uno con su estilo y disposición particulares. La habitación más pequeña tiene 20 m2 y la más amplia, 60 m2. También, trekkings, cabalgatas, bicis, parapente y golf en el cercano Club de Golf La Cumbre, de 18 hoyos.
6. Hostería Isla Victoria
Emplazada en lo alto de un acantilado sobre la playa Toro, esta emblemática hostería habilitada en 1946, fue proyectada por el arquitecto Miguel Ángel Cesari. El salón comedor contaba con lugar para unos 200 comensales, pero las habitaciones solo albergaban a siete. Durante la segunda mitad del siglo XX funcionó en la isla la primera escuela de guardaparques Bernabé Méndez, en honor al guardaparque que fuera asesinado por cazadores furtivos en el PN Iguazú. En 1974, Parques Nacionales construyó un muelle de madera en forma de “T”, al que denominó Puerto Anchorena.
En 1982 un incendio destruyó por completo la hostería. Sólo quedó el esqueleto de piedra y hormigón. La nueva Hostería Nacional Isla Victoria, reinaugurada en 2002, se levantó en el sitio original y con el mismo estilo, pero con una estructura de acero y madera más espaciosa y moderna. Tiene 22 habitaciones, y es gerenciada por la familia Iachetti, propietarios del hotel Tunquelén y el Hotel del Bosque en Pinamar.
7. Villa Trinidad
Perdriel, Mendoza
Una casa de campo con cuatro villas y ocho cuartos es una buena alternativa para hacer base entre veinte bodegas. Abrió en 2018 y su dueña es Rosario Díaz Araujo, cocinera, figura de la TV mendocina y, sobre todo, una gran recomendadora de planes. Algunas noches prepara sus especialidades: panes caseros o cordero hecho en larga cocción, acompañado de una buena charla. Cada una de las villas tiene cocina, otra gran ventaja del lugar. Tiene un lindo jardín con pileta y terrazas con vista a los viñedos.
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