Gastronomía, origami, pastelería, rituales típicos, cómics manga, coctelería, kimonos, arte y decoración; distintas maneras de vivir una versión contemporánea de la impronta oriental sin tener que volar para llegar
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Japón está de moda de este lado del mundo, qué duda cabe. Y si hay algo antagónico a la cultura japonesa, podría ser justamente la dimensión efímera que puede llegar a tener una tendencia. La tradición nipona, de larguísima data, se conjuga con expresiones bien contemporáneas y se fusiona -por fuera de la colectividad, incluso- para ofrecer un acercamiento a través de propuestas irresistibles.
Aquí, sugerencias bien variadas para conectar con Japón sin salir de Buenos Aires a través de la recreación, la degustación, el aprendizaje y el consumo.
1. Ceremonia del té
Urasenke Argentina
La propuesta:
Presenciar una clase abierta a cargo de Malena Higashi y Tsuneko Oshiro, brindada por Urasenke Argentina.
El lugar es una biblioteca. Hay silencio. Los movimientos son lentos. El aroma a matcha y los humos se expanden por el ambiente. Da la impresión de haber viajado en el tiempo y en el espacio, sin salir de la ciudad.
Los alumnos hacen su práctica (okeiko), visten ropa de práctica y ensayan distintos procedimientos (temae) para preparar un té matcha, en dos variantes: usucha (té liviano) y koicha (té espeso).
Vale aclarar que el público general puede ver la clase, pero no participa, no se brindan explicaciones teóricas (aunque luego los docentes pueden responder preguntas o sugerir algún libro) ni es una invitación a beber té.
La historia:
Malena Higashi llegó a la práctica de ceremonia del té a través de su abuela, Emiko Arimidzu. Ella fue una sensei de esta disciplina muy reconocida en Argentina. Desde niña, Malena estuvo en contacto con este universo que tomaba como un juego. Hasta que fue invitada a participar de las clases.
“Yo observaba y también hacía té. Me gustaba pasar el tiempo así, con mi abuela, aprender de ella y me fui dando cuenta de que todo lo que implicaba la ceremonia del té –cuenta y continúa-. En 2017 viajé a la sede de Urasenke en Kioto (Japón) para estudiar esta disciplina. Al volver, me volqué de lleno a esto a través de clases y encuentros de ceremonia de té con grupos pequeños y con gente que ganas de conocer este mundo. El chadō (camino del té) es algo que me gusta explorar en la práctica y también en la teoría. Busco maneras múltiples de difundirlo y una de ellas fue también escribir un libro (El viento entre los pinos: un ensayo acerca del camino del té)”.
- Cuándo: Todos los viernes (excepto feriados y período de receso de verano: de diciembre a marzo), entre las 10 y las 12 horas.
- Dónde: En el Centro Cultural de la Embajada de Japón, Bouchard 547, Piso 15, Microcentro.
- Cuánto: La actividad es gratuita.
- Inscripción: Es requisito enviar un mail a: centro-info@bn.mofa.go.jp y recibir la confirmación de asistencia.
- Más información: https://www.instagram.com/urasenkeargentina/?hl=es
2. Kimonos y Yukatas
Luna/Oks
La propuesta:
Acceder a una colección de edición limitada con prendas únicas inspiradas en el kimono, pero, en lugar de ser de seda, están realizadas en algodón en diferentes densidades, desde lienzo y gasa hasta lona pesada de 12 onzas, de los cuales surgen piezas completamente distintas que incluyen yukatas (kimono largo y liviano) y haori (chaqueta más corta y pesada). Todos los géneros están estampados a mano con tintas al agua.
La historia:
Julia Luna y Camila OKs hace cuatro años crearon su estudio de diseño donde realizan productos textiles exclusivos que habitualmente se usan para interiorismo. Si bien siempre procuraron evitar el rubro de la indumentaria -por la dificultad de la producción estacional, en talles variados y de acuerdo a tendencias muy cambiantes-, ante la creciente demanda que recibían, encontraron en los kimonos la oportunidad de explorar. En alianza con una diseñadora cordobesa Vanesa Miño, confeccionaron una colección cápsula llamada Yukata.
“Al pensar en qué prenda podría ser que perteneciera al universo home. el kimono nos parecía que es una prenda de uso muy indoor e íntimo. Apareció Vane que empezó a trabajar desde Córdoba y fuimos a otro ritmo, con otras reglas”, cuenta Julia. “Pero queríamos hacerlo desde la apreciación y no la apropiación. Ponerlo en valor”, aclara.
El desafío incluyó una verdadera inmersión: aprendieron tanto acerca de la morfología como del sentido tradicional de esta pieza ceremonial. Se asesoraron filosóficamente con Mami Goda y también con Florencio Noceti.
“Los yukatas remiten a la sensación de libertad (jiyu) que envuelve la visita familiar a los baños termales, o a la forma ideal de emplear el tiempo en la vida doméstica (kurashi). Para la mente japonesa, los yukatas revisten -como ningún otro atavío- esas indispensables sensaciones de calma”, explica Noceti.
- Cuándo: De lunes a viernes de 11 a 16 horas.
- Dónde: Showroom taller estudio en Costa Rica y Gurruchaga; la atención es con cita previa.
- Cuánto: Los precios de las prendas oscilan entre $50.000 y $80.000.
- Más información: https://www.instagram.com/lunaoks/?hl=es; info@lunaoks.com; www.tiendalunaoks.com.ar
3. Pastelería
Ana Irie
La propuesta:
Degustar pastelería tradicional japonesa. Wagashi (wa: Japón, kashi: dulces) es una disciplina gastronómica conjuga la naturaleza, las estaciones del año, la belleza de lo efímero y la ceremonia del té, entre otras cosas. La propuesta consiste en una caja de edición mensual que viene en un paquete especial y contiene ocho dulces como mizuyokan -gelatina de koshian-, manju -masita cocida al vapor rellena con koshian-, Ichigo daifuku (mochi relleno con koshian y frutilla); dorayaki de matcha -pancake japonés relleno- y kingyokukan -gelatina dulce de kanten-, entre otros.
La historia:
Ana Irie es pastelera y se desempeña desde hace 16 años en el restaurante Chila. En 2019 obtuvo una beca para perfeccionarse profesionalmente en Japón.
Durante la pandemia, con los restaurantes cerrados, tuvo mucho tiempo en su casa y encontró oportunidad de practicar lo aprendido. Y no solo eso, también pudo buscar materias primas en Argentina y adaptar las recetas cuando se topaba con ingredientes que no se conseguían.
Cada dulce que hacía era fotografiado para publicarlo en su cuenta de en Instagram. Fue despertando un creciente interés. Empezaron a pedirle dulces para restaurantes y menúes de catering hasta que decidió hacer una cajita y vender. Funcionó. Fue un éxito.
Hace dos años se asoció con una amiga, Elisa Doi, y lanzaron una caja mensual que elabora en base a temáticas diferentes como Yayoi Kusama, Hayao Miyazaki o Hello Kitty.
Ana elabora tres de los dulces de la caja y los cinco restantes los encarga a otros emprendimientos para darlos a conocer. “La idea es degustar y probar distintas cosas”, dice.
La experiencia se completa con el packaging: la caja viene envuelta en un pañuelo (furoshiki) de diseño exclusivo creado por Maru Hanashiro.
La pastelería se consume muy fresca, dura sólo 48 horas y Ana prepara los dulces durante la noche anterior para que estén lo más “recién elaborados” posible”. No duerme y hasta el amanecer tornea flores para sus pastelitos a base de porotos y azúcar.
“Acercarme a la pastelería japonesa fue tender un puente hacia la cultura de mis raíces. Reconectar con los sabores que degustaba en mi infancia, en las reuniones de la colectividad”, cuenta Ana Irie. “Me motiva la posibilidad de difundir la cultura de mis abuelos y la posibilidad de dar a probar sabores tan diferentes, no es una pastelería como la que conoce el paladar occidental.”, concluye.
- Cuándo: El tercer sábado de cada mes.
- Dónde: Se retira en zona Abasto y se realizan también envíos a domicilio.
- Cuánto: La caja vale $5.700.
- Reservas y más información: Vía Whatsapp al +54 9 11 6044-6699.
4. Origami y accesorios
Kami joyería vitrificada
La propuesta:
Son piezas de origami en papel orgánico plegado que, mediante un proceso de vitrificación, se rigidizan y cumplen las veces de piedras en joyería contemporánea. Hay aros y collares con distintas formas: sakura (cerezo japonés que representa la belleza de lo efímero), la grulla (símbolo de la paz), el colibrí (mensajero del cielo) y Godzilla (famoso animal ficticio), entre otros.
La historia:
Paula Nerome es argentina descendiente de madre japonesa: Ana Kazuko Maeshiro, quien es profesora de origami. Tanto en la casa como en el jardín de infantes, Paula practicaba este arte. Hace cuatro años incursionaron la técnica del vitrificado, para darle una textura diferente. Entonces surgió la idea de realizar piezas únicas en objetos pequeños y de ahí pasaron a la aplicación en joyas. Fundaron Kami Artcraft.
“Es papel orgánico plegado vitrificado con un polímero de vidrio líquido. se lo zambulle y se rigidiza y queda impermeable, a veces parece piedra, porcelana, vidrio y de cerca se de cerca se descubre la trama y los pliegues”, cuenta Paula.
Dónde:
Tienen un taller en Villa Urquiza: Triunvirato y Quesada, también tienda online. Las piezas se consiguen, además, en el Jardín Japonés, en Nueva Casa Japonesa-Balvanera-, Casa Alcorta –Palermo-, Kawai Club Café, Tich –Barrio Chino-, entre otros locales.
- Cuánto: Las joyas en acero quirúrgico valen $1.900 y en plata, entre $5.000 y $6.000.
- Más información: https://www.instagram.com/kami.artcraft/?hl=es y http://www.kamiartcraft.com/
5. Café y Animé
Ao Kuma + Ivrea
La propuesta:
Ao kuma (Ao= azul, kuma=oso) es una cafetería japonesa que cuenta con un sector de librería especializada en manga (historietas japonesas) publicados por Editorial Ivrea. La oferta gastronómica incluye una variedad de panificados, postres y tortas con ingredientes y técnicas niponas. La decoración y presentación de los platos se amolda al concepto kawaii (adorable ocute). Uno de los productos que más demanda tiene es el Melon Pan, pan de leche de con cubierta azucarada y distintos rellenos, llamado así debido al tamaño que se realiza en la cubierta que simula la cáscara de un melón escrito. Otras favoritas son la Kuma summer (cheesecake fría de frutilla y yogur) y la coffee matcha cake. Las bebidas a base de café y matcha (té verde japonés) en versiones frías y calientes.
El catálogo de la librería se centra en la publicación de mangas así como también historieta nacional y cómic norteamericano. Allí se pueden encontrar series clásicas como Dragon Ball, Saint Seiya, Caballeros del Zodíaco y obras modernas como Chainsaw, SpyxFamily, Deon Sayer y The Promised Neverland, entre otros.
La historia:
El proyecto nació a partir del sueño de tres amigos de toda la vida, Eiko Sakakibara, Graciela Escobar y Javier Heredia, quienes comparten una pasión por la cultura japonesa en general, heredada en el caso de Eiko y adquirida en el caso de Graciela y Javier. Luego de años de esperar el momento correcto y de mucho tiempo investigación en distintos viajes a grandes metrópolis gastronómicas, el anhelado plan pudo concretarse en diciembre de 2019.
“Aokuma es el esfuerzo mancomunado de un grupo de 14 personas tanto en la parte de cocina, barra, librería y en atención al cliente que trabajan incansablemente para ofrecer a nuestros clientes una experiencia agradable, relajada y novedosa”, explica Javier.
Los tres socios fundadores tienen roles bien definidos. Eiko –quien nació en Venezuela; es descendiente de madre japonesa y padre argentino- es la cocinera; Graciela –además de ser también pastelera- se encarga de las finanzas del proyecto y gerencia Editorial Ivrea. Javier Heredia lidera RRHH y es el creativo de Aokuma, maneja la estética desde el diseño gráfico y está al frente de la editorial de comics. Ivrea fue fundada en 1997 y con sedes en España y Finlandia.
“El sector de de mangas ofrece una variedad de contenidos con historias de acción, aventuras, fantasía, terror e incluso situaciones costumbristas con las que muchos lectores pueden identificarse. Nuestro público abarca un gran rango etario que va desde pre adolescente, jóvenes adultos y adultos mayores” dice Javier.
- Cuándo: Jueves a domingo de 14 a 19 horas.
- Dónde: Fray Justo Santa María de Oro 2280, Palermo
- Cuánto: Las infusiones como el macha café valen entre $770 y $990, según la variante. Los sándwiches (Tamago Sando, Kuma Grrr o Kuma Sando) van entre $950 y $1750. Las ediciones, según sus distintos formatos y acabados, están desde $990 hasta los $2800.
- Más información: https://www.instagram.com/aokumacafe/?hl=es
6. Comida y tragos
Himitsu Kichi + Amaterasu
La propuesta:
En Himitsu Kitchi se come a modo omakase (por sugerencia del chef), en un ambiente que simula una cueva y una mesa que es una gran barra elíptica; compartida por todos los comensales. La cocina, en el centro y a la vista, forma parte de la cena. Se sirven tiraditos salmón con espuma de edamame y wasabi; nigiris de langostinos con queso cítrico y de pulpitos, bañados en aceite de albahaca y peperoncino.
Pero eso no es todo, en la planta superior hay un bar secreto, Amaterasu. A cargo de los bartenders Matías Pana y Gonzalo Denami, es el paraíso de quienes aman la coctelería japonesa, especialmente el whisky. Algunas de las etiquetas son: Kikori, Nika Super Rare Old, KaMiKi y Hakushu.
La historia:
Jonny Rivas (emprendedor) y Esteban Leira (cocinero) se conocieron entrenando Jiu Jitsu y, después de mucho tiempo de amistad, se asociaron en el proyecto Himitsu Kichi.
Esteban, oriundo de Bragado, desde hace 20 años se dedica a la gastronomía japonesa. Jonny es emprendedor.
El chef empezó en la cocina de Midori y Azul Profundo; de ahí en más no paró de aprender y perfeccionar técnicas culinarias niponas. Estuvo en La Pescadorita, Nicky Harrison, Niño gordo –entre otros-, hasta que en marzo de 2022 abrió su propio restó.
- Cuándo: Martes a sábados, a partir de las 20.30 horas.
- Dónde: Costa Rica 5198, Palermo.
- Cuánto: Aproximadamente $7.000 por persona la cena Omakase y los whiskies van desde $4.000 a $20.000 la medida.
- Reservas: en forma on line
- Más información: Instagram
DE YAPA: Deco, arte y más
Casa Minka
La propuesta y su historia:
Visitar la auténtica casa japonesa en las afueras de la ciudad que Guillermo Bierregaard trajo desarmada desde Kyoto con la idea de desarrollar en Argentina alguna idea vinculada con el país donde había vivido por varios años. Allí es posible recorrer ambientes que contienen una colección de arte y artesanías niponas modernas. En esta casa-museo hay alrededor de 1.000 piezas en cerámica, porcelana, vidrio, hierro y metales, piedra, madera, fibras y hasta kimonos.
Para comprender mejor en qué consiste la experiencia, mejor dejarlo en palabras de su creador. Guillemo dice:
“Creo que para entender lo que verdaderamente se puede ver aquí requiere algún conocimiento de la cultura japonesa. Hay una parte que incluye la casa y el jardín, íntimamente ligados. Las formas que se ven, tanto en el jardín como en el edificio no pueden tener motivaciones exclusivamente visuales.
En un jardín, lo que importa es lo que expresa. En el edificio, la forma incluye la construcción, utilización, filosofía, tradición... todo orientado a satisfacer la diversidad de emociones humanas.
La decoración es parte de la construcción. En la Minka las vigas expuestas se traducen en una decoración arquitectónica. O sea, se ve la decoración como parte integrante de la construcción.
Se puede ver y entender que para crear un espacio que resulte agradable para habitar, el jardín debe ser diseñado desde el interior. Se puede ver el efecto de la naturaleza, con sus cambios de estaciones que invitan a descubrir los misterios mismos de esa naturaleza. En un arreglo de flores se puede descubrir el arte de la composición, de humanizar la flor y llevarla a lo arquitectónico.
Se puede ver y sentir el sacrificio de una flor mostrando su belleza en sus últimos momentos de su vida.
Se muestra una arquitectura filosófica porque una vivienda ordinaria alcanza un nivel que supera el aspecto técnico que responde sólo a la parte física y psicológica del ser humano. Pero para entenderlo mejor hay que aceptar la importancia de las necesidades fundamentales del ser humano por encima de las mejoras orientadas a la comodidad.
Hoy, la orientación del ser humano hacia los valores materiales no permite ver lo que es fundamental en su existencia.
O sea, lo importante de la Minka no es lo que se ve, sino lo que no se ve”.
- Cuándo: Los grupos (de por lo menos 10 personas) se conforman a demanda, para realizar una visita que dura aproximadamente horas.
- Dónde: Queda en Boulogne a 700 metros de la Panamericana y se puede llegar en los colectivos que hacen parada en Capitán Juan de San Martín. En Google map aparece como La Casa de Japón.
- Cuánto: Desde $1.500.
- Reservas y más información: https://www.instagram.com/reel/Ch3wvo6OhIl/?igshid=MDJmNzVkMjY%3D
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