Se destacan por el pinot noir, pero tienen un riesling que se agota. Los eligen gastronómicos como Pablo Rivero, del restaurante Don Julio.
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“Tenemos viñedos de 1937 y eso ¡no existe en Argentina! Nadie tiene viñas tan antiguas, que te aseguran un vino tan estructurado y maduro”, asegura Lucrecia –Luli– Barzi, que es una de las dueñas y está a cargo de la comunicación de Bodega Humberto Canale, en General Roca, Río Negro. Habla mientras caminamos por un sector de la plantación con parras altas de riesling y pinot noir. Parras que dan como resultado un vino que lleva la palabra “old” en la etiqueta y pone en valor la tradición vitivinícola de esta familia en el Alto Valle de Río Negro.
Lucrecia es hija de Guillermo Barzi, impulsor de esta bodega y sobrino nieto de Humberto Canale (el fundador). Madre de cuatro hijos y estudiante de sommelier en la CAVE, vive en Pilar (provincia de Buenos Aires), pero todas las temporadas se instala en este establecimiento con sus padres y hermanos. Germán Barzi, que es ingeniero industrial, tiene a su cargo la producción de fruta. Mientras que Guillermo Barzi (h) es licenciado en administración de empresas y controla el negocio vitivinícola. Todos antes trabajaron en algún otro lado, pero, por una cosa o por otra, terminaron siendo parte de esta empresa familiar que “no tiene inversionistas, es manejada por nosotros y nos permite vivir de esto”.
Orgullosa del trabajo del clan, Luli comparte la historia que la trae hasta acá. “Humberto Canale era mi tío bisabuelo y era sobrino de José, el fundador de la famosa fábrica de galletitas (que en 1875 había empezado con una panadería). Humberto llegó a Buenos Aires desde Génova, Italia, y a General Roca vino en 1909. Lo trajo uno de sus profesores de Ingeniería, Luis Huergo. Habían pasado solo 30 años de la Conquista del Desierto y venían a terminar el sistema de riego que el ingeniero César Cipolletti había empezado a diseñar y que había quedado inconcluso porque murió en el barco”, comenta Luli mientras comparte quesos y vinos en uno de los salones del establecimiento que conserva su estructura centenaria.
“Atraído por este lugar, Humberto compró 600 hectáreas y plantó vides, además de frutales. Fue un verdadero pionero y pensó a largo plazo. Tuvo tanta visión que apostó al cabernet, semillón y merlot, variedades que ahora también funcionan. Durante años trabajó la bodega y no tuvo hijos, pero sí sobrinos, como Manuel Luis Canale, que para todos era Manolo”, detalla Luli para seguir con el árbol genealógico. “Algunos años más tarde, llegó Guillermo Barzi, mi papá, impulsado por Manolo, que era su tío materno. En ese entonces, la principal actividad del establecimiento era el cultivo de frutas para proveer a la fábrica Canale, que tenía conservas. Con mucho trabajo y sacrificio, mi papá –apoyado por mi mamá, Inés García Oliver– se hizo cargo de estas tierras que a esa altura estaban un poco dejadas de lado y quedaban lejos de todo. Y, poco a poco, desarrolló una gran empresa que en los años 90 se equipó con maquinaria y dio el gran salto”, cuenta Luli sobre Guillermo padre, que hoy tiene 80 años y supervisa todo lo que pasa en establecimiento familiar de General Roca.
Mientras caminamos por las viñas más nuevas, Luli cuenta que 160 hectáreas están dedicadas al vino. Tienen pinot noir, merlot, malbec, riesling y sauvignon blanc, semillón, cabernet franc, cabernet sauvignon y petite verdot. “El pinot es uva complicada. Le dicen la uva de los reyes porque es delicada. Está apretada y si se infecta una se infectan varias”, comenta la futura enóloga sobre la cepa que tan bien se da entre Neuquén y Río Negro, cuyas tierras atraen a los grandes inversionistas de bodegas mendocinas. Y hay 350 hectáreas dedicadas a la fruta: manzana, pera, durazno y ciruela.
Cuando pasamos al sector de las piletas, donde el vino toma forma, Horacio Biblioni, enólogo de Bodega Humberto Canale, se suma a la charla. Cuenta que llaman “sala de maternidad” a este sector de la bodega que conserva el techo de varillas de sauce asentadas con barro. También vine a saludar Germán Barzi, con quien su hermana mantiene la costumbre de tratarse de usted. Dice que hasta el orujo se aprovecha para el compost y que son una bodega con certificación sustentable.
Sobre los contratiempos que imperan en el arte de hacer vino, Luli comenta: “Hay momentos más difíciles que otros. Te puede pasar, como nos pasó en noviembre el año pasado, que de un día para otro caiga una helada y se lleve la mitad de la cosecha. Fue una helada atípica. A veces podés combatirla inundando las viñas o con calor, pero esta fue demasiado larga. Acá estaba mi primo, Juan Martín Vidiri, que es ingeniero agrónomo y sufrió al ver cómo se helaba y caía el pámpano, que brota en primavera. Tuvimos que esperar al rebrote, pero es más débil”.
En la sala de barricas, donde hay merlot de 2022, Luli cuenta que producen 1.500.000 litros anuales y exportan el 40% de la producción a 27 países, principalmente a Brasil, España, Estados Unidos y Australia. Luego agrega: “Nuestro riesling –que es una variedad alemana– se agota muy seguido y es un orgullo. Sin embargo, mi mayor orgullo es que los Barzi somos respetados y queridos entre los bodegueros”. E infiere que el hecho de que Bodega Humberto Canale llegue a la mesa del multipremiado restaurante Don Julio, en Palermo, es consecuencia no solo de la calidad de los vinos, sino también del buen nombre de la familia en el ambiente gastronómico y vitivinícola. “Tenemos tres vinos tope de gama. Uno es Galgos, cuyas ganancias destinamos a la fundación protectora de animales de Isabel Estrada. Después está Barzi Canale, que es un blend. Y Dos Cielos, que es otro blend que resultó del trabajo conjunto que hicimos con bodega Lagarde. Eso no es común”, detalla Luli mientras nos despedimos, entre las viñas que lucen amarillas, a la espera de la poda que vendrá en invierno. Luego, en enero, será tiempo de desbrote, de uvas que crecen y de una nueva cosecha, entre febrero y abril, para completar el ciclo de este establecimiento que lleva cuatro generaciones dándole sentido al riego en el Alto Valle de Río Negro.
Datos útiles
Bodega Humberto Canale. Centenarios en el mercado vitivinícola, no solo organizan visitas guiadas por el establecimiento donde están las viñas y se procesa el vino, sino que además convocan a un after office los viernes que es exitoso y acaban de inaugurar un bistró de muy buen nivel, que abre con reserva de jueves a domingo. Coordinan, además, programas all inclusive para grupos cerrados de hasta 20 personas. La propuesta es pasar tres días descubriendo los encantos de la localidad, empezando por la bodega, luego el Valle de la Luna Rojo y una flotada por el río. Las visitas guiadas por la bodega son con reserva previa y están desde $2.500. Chacra 186. T: + 54 9 (298) 454-9396. IG: @bodegahcanale
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