Es un clásico de la Patagonia que está cerca de Bariloche y permanece en la misma familia hace cuatro generaciones. Ahora, además de recibir en verano, se reacondicionó para alojar visitantes de julio a octubre.
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“Mi familia siempre estuvo acostumbrada a vivir en el hotel durante todo el año. De abril a noviembre lo cerrábamos a los huéspedes para prepararnos para la temporada siguiente, pero adentro siempre quedaba algún Vereertbrugghen. Claro que notábamos que muchos visitantes se preguntaban cómo sería disfrutarlo en invierno... Era un tema que estaba latente”, comenta Diana Vereertbrugghen, cuarta generación de la familia que trabaja en el Hotel Tronador y encargada del Área Comercial y Reservas. Lo dice mientras celebra el anuncio formal de la apertura de invierno del Hotel Tronador, por primera vez en casi cien años y para esta temporada 2024.
“Gracias a las nuevas tecnologías, ahora podemos garantizar buen internet todo el año. Además, con los nuevos métodos de aislación ahora podemos ofrecer calefacción efectiva para un mejor confort. Estamos convencidos de que en los meses fríos el hotel tiene mucho encanto. A veces tocan días muy lindos y uno puede ir salir, pero otros invitan a quedarse adentro para disfrutar cosas ricas y un buen libro frente a la chimenea, mientras afuera nieva. Esta forma de vida permite desconectarse del mundo, para estar en consonancia con lo que propone el presente y la naturaleza”, reflexiona Diana sobre el hotel que se levantó en 1929, a orillas del lago Mascardi y a 60 kilómetros de San Carlos de Bariloche, y fue uno de los primeros del Parque Nacional Nahuel Huapi.
Cuenta que, abrir la ventana y ver todo nevado es una experiencia inolvidable. Que puede ser aún mejor con un buen desayuno en el salón del hotel. E incluso propone disfrutar algunas de las actividades que organizan, como salir por los jardines para deslizarse en culipatín o trineo, caminata con raquetas, salidas en 4x4 a la base del cerro Tronador, paseos en lancha y asados a orillas del lago Mascardi. Mientras que, como parte de la propuesta gastronómica, Diana señala que ofrecen las cuatro comidas como si se tratara de una gran casa familiar. “La cocina está abierta y quien desee puede participar y aprender de los sabores locales como trucha, cordero y frutos rojos, por ejemplo”, asegura la hija de Benito Vereertbrugghen, nieta de José “Pepe” Vereertbrugghen y Beatriz Ardüser, y bisnieta de Ben Vereertbrugghen.
La historia del Hotel Tronador dice que el primer Vereertbrugghen llegó de Bélgica a Bariloche en 1907. Se llamaba José Emmanuel y fue el primer médico de la ciudad. Con su familia, se asentaron en los alrededores del lago Gutiérrez, en una parcela de tierra que el gobierno de Julio A. Roca otorgaba a los inmigrantes.
Luego su hijo, Benito Vereertbrugghen, se animó a ser pionero en el extremo noroeste del lago Mascardi. Se asentó en esta zona en 1913, con Pedro Mesas, un baqueano que lo ayudó a llevar el ganado vacuno desde lago Gutiérrez, donde se había asentado su padre. Emprendedor y entusiasta, luego de diez años se hizo su casa, que luego sería la base del Hotel Tronador. Porque tras varios años como ganadero, en 1929 se asoció con un hotelero, Reinaldo Knapp, y comenzó a recibir huéspedes en su casa.
El negocio creció muchísimo, pero la primera construcción se quemó en 1933, poco después del nacimiento del primer hijo de Ben, José “Pepe” Vereertbrugghen (después vendría Andrés Benito “Andy” Vereertbrugghen). Con esfuerzo, lo reconstruyeron. Y siguieron adelante a lo largo de los años. Porque Pepe se casó con Beatriz Ardüser y tuvo tres hijos: Oscar, Benito (el papá de Diana) y Alejandro, que siempre siguieron apostando al lugar, y dieron diez nietos que aman y están involucrados con el hotel, tanto que Tomás y Marcos viven y trabajan allá.
Hotel Tronador. Reservas desde mediados de julio a fines de octubre. Se puedo optar por las habitaciones sueltas o en grupos de hasta catorce personas. En el primer caso no reciben niños menores de 12 años, en el otro sí. Ofrecen pensión completa. Cuentan con calefacción por chimeneas y radiadores de agua alimentados con caldera eléctrica y a leña. Desde u$s 135 por persona en base doble con pensión completa (sin bebidas alcohólicas), en grupos de hasta 12 personas. RP 82 s/n. T: +54 9 (11) 6573-3988.
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