El recreacionismo histórico es una actividad que propone la reconstrucción en vivo de un hecho o período histórico. Quiénes lo practican en la Argentina.
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Damas con corsé, encajes y faldas armadas, caballeros con galera, niños vestidos de época que bajan por una escalera señorial, toman aire sobre un antiguo muelle, participan de la resistencia a las Invasiones Inglesas. Como si entráramos en el túnel del tiempo, las personas se mueven, ríen, conversan, nos permiten espiar la historia como si cobraran vida las imágenes que estudiamos en los libros. No se trata de ciencia ficción sino de recreacionismo histórico, una práctica que propone la reconstrucción en vivo de un hecho o período histórico. En la Argentina existen numerosas asociaciones que recrean escenas, acontecimientos o batallas, una de ellas es la Sociedad Victoriana Augusta Argentina que desde hace más de diez años se sumerge en las historias del pasado con trajes y costumbres de época.
Los movimientos de recreación histórica, “living history” o historia viviente proponen una experiencia inmersiva para viajar a través del tiempo. “Se trata de revivir la Historia, para entenderla mejor: cómo vivían, cómo pensaban, por qué llegaron a ese punto no sólo en los grandes acontecimientos históricos, sino también en las pequeñas cosas. Nos interesa difundir los aspectos civiles de la sociedad argentina en el XIX y principios del XX, que la sociedad moderna ignora”, explica Evangelina Ledesma Bussoli, fundadora en 2009 de la Sociedad Victoriana Augusta Argentina. La práctica no se identifica con una representación teatral ya que no hay libreto, y tampoco con el “cosplay” que adopta disfraces de personajes de ficción: “Hacemos énfasis tajante en ser recreadores: no somos cosplayers. No usamos disfraces”, enfatiza Evangelina.
La Sociedad se centra en la investigación y difusión de usos y costumbres de nuestro país entre 1790 y 1916, aproximadamente, en campos como la moda, gastronomía, etiqueta, artes, danza, música, ciencia y literatura. Es una filial de la Asociación Cultural Sociedad Victoriana Augusta de España y mantiene lazos otras agrupaciones de Italia, Chile, Brasil, Alemania, Inglaterra. La integran quince miembros, en su mayoría mujeres, que se reúnen por vocación en eventos sociales, colaboran con museos y participan de actos culturales. Revivieron la historia, por ejemplo, en la Noche de los Museos, en el Subte A, en el Conventillo de la Paloma, en el Palacio Ceci de Villa Devoto o en la conmemoración de hechos históricos como la Revolución de Mayo o las Invasiones Inglesas.
La costura es una de las pasiones que comparten, ya que en la mayoría de los casos confeccionan sus propios trajes. Matilde Cloutet se integró a la Sociedad Victoriana en 2019, pero desde hace muchos años toma cursos de diseño y confección de indumentaria de época, la sociedad le dio la oportunidad de llevar su pasión a la práctica. “Coso en mis ratos libres, el vestido de 1810, por ejemplo, me llevó cuatro meses. A veces coso en el colectivo mientras voy a trabajar con técnicas que los museos dicen que se trabajaban en esa época, tanto para cortarlo como para coserlo. Coso todos los detalles, me tomo la licencia de hacer los trabajos más voluminosos a máquina, pero los detalles siempre los hago a mano.”
El hilo invisible
Evangelina coincide en la dedicación a la confección de los vestidos: “Los trajes de época tienen un patronaje distinto al actual y mucho más enrevesado, no hay modo de que las modistas y costureras actuales puedan entender e interpretar esos patrones, de modo que decidimos hacer nuestra propia investigación, y justamente, el contacto con los recreadores internacionales ayuda mucho a la difusión del conocimiento, no sólo de la ropa, sino también de accesorios y elementos cotidianos que cayeron en desuso. Usamos telas de fibras naturales, tratamos de evitar las sintéticas”, asegura.
Las telas, los accesorios y los zapatos no son sencillos de conseguir y comprarlos afuera es muy costoso: “Realmente nos gustaría que aquí tuviéramos acceso a todo –agrega Evangelina– , pero por los costos y la escasez de artesanos especializados es muy difícil tener todo acá. La recreación histórica es un hobby caro. Es carísimo. Sarna con gusto no pica, dicen.”
La recreación es tan detallada que incluye la ropa interior que se usaba en cada época, Matilde Cloutet estudió corsetería histórica en el Museo del Traje: “Vestimos la ropa interior de época porque hace a la silueta, te das cuenta en las fotografías, se nota. Tener el corsé de cada época hace que la ropa se vea más real. Cuando usás el corsé te das cuenta por qué usaban telas delicadas como las sedas o los tules y no se rompían. La fuerza contra el cuerpo la hacía el corsé, la tela era como una cortina que lo tapizaba, no sufría nada.”
El corsé apretó los cuerpos de las mujeres durante siglos, Matilde cuenta su experiencia al vestirlos: “¿Como es de cómodo? Para mí es genial, no son como los corsés modernos que vestimos en los casamientos, la idea no es apretar la cintura para que estés más flaca sino lograr una silueta que se vea como reloj de arena o más andrógina, según la época. El corsé que usaba Elisabeth I de Inglaterra intentaba aplastar el pecho, era curvo hacia arriba y tapaba el pecho. En la época de María Antonieta, en cambio, se usaba el escote que destaca el pecho, el corsé de esa época es el más cómodo de todos. El victoriano es cómodo, pero en esa época lo que se enfatizaba era la figura del reloj de arena, el corsé en la cintura es real y lo demás es relleno en caderas y pecho.”
Un modo de vida
Para Santiago Pellegrini, un joven de 27 años célebre en las redes sociales como el “dandy millenial”, la indumentaria de época forma parte de la vida cotidiana: “Así vaya a comprar el pan al mercadito chino, voy vestido igual. Uso trajes de 1880 a 1940, la gran mayoría son prendas originales. Compro en ferias americanas, me regalan y encuentro mucho en la calle, lamentablemente mucha gente no conoce su valor. He encontrado sombreros y hasta un reloj. Ahora con el frío puedo sacar artillería pesada: galera, sobretodo y una capa que me hice con paño naval y cuello de astracán. El molde lo saqué de internet y lo cosí en una tarde a mano y con la ayuda de una máquina”.
Desde muy chico Santiago descubrió su pasión por lo antiguo: “Siempre me llamó la atención la música, la vestimenta, las antigüedades. A los 18 años dije esto es lo que quiero para mi vida y empecé de a poco a comprar cosas. El primer sombrero me lo compró mi mamá, después fui estudiando posibles combinaciones”, desde hace tiempo también comparte actividades con la SVAA. Santiago defiende su forma de vestir y su conexión con otros tiempos: “me gustaría que la gente se anime a romper el molde, que no le den mucha importancia a lo que vayan a decir, que sean felices con las decisiones que vayan a tomar. El mensaje sería que se animen a salir del molde y que sean auténticos.”
Santiago es uno de los pocos hombres que integran la asociación. La mayoría son mujeres que recrean a sus antecesoras: “Explicamos cómo fue realmente el papel de la mujer –aclara Evangelina– , no hacemos revisionismo ni miramos al pasado con la mentalidad del siglo XXI. La Historia es lo que es. Y así la mostramos. Tratamos de evitar términos modernos como empoderamiento, por ejemplo, y otras palabras de moda, que realmente en esta época sólo sucedía en muy pocos casos, que no se hacían extensivos al resto. La mujer entonces era básicamente la señora de la casa, su guardiana y la encargada de la familia. Históricamente el papel femenino era poco destacable, salvo excepciones, como he dicho, hubo algunas mujeres con espíritu fuerte que se han destacado en la sociedad argentina. También nos interesa recordarlas, y es por ello que la colaboración con los museos es muy importante para la Sociedad”.
Planes y actividades
En la página de Instagram de la Sociedad se puede ver a sus integrantes recreando también los oficios de trabajadoras de otras épocas como obreras, costureras, empleadas domésticas y hasta meretrices. La abogada Verónica Cicchi recrea a una costurera frente a una antigua máquina Singer y destaca la importancia de este oficio: “La historia del trabajo de las costureras está relacionada con los orígenes de la industria de la confección, con el feminismo temprano y la lucha por la igualdad de derechos. Fueron estas trabajadoras (de las fábricas textiles) las que el 8 de marzo de 1857 llevaron a cabo la primera manifestación pública exigiendo la igualdad de derechos, la reducción de su jornada laboral y mejores condiciones de trabajo. Lucha que aún continúa.”
Cuando termine la pandemia, la sociedad tiene muchos proyectos que integran la historia, la arquitectura y las antiguas costumbres: “Fomentamos el revivalismo histórico asociado al lugar y también pretendemos dar empuje al turismo –asegura Evangelina. Nos interesa alimentar y promover todo ello, que recordemos y sigamos realimentando la memoria, la conciencia de nuestros orígenes. Ahora colaboramos con el Palacio Ceci, en Villa Devoto, en CABA. Con nuestra presencia, que le da un toque a la historia del lugar, se logran recaudar fondos para restaurarlo. No queremos que destruyan ningún sitio histórico, y hay muchos que corren peligro, queremos colaborar con todos estos lugares y llamar la atención a los municipios y explorar las posibilidades emergentes. Las hay, créanme”.
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