Es cocinero, se crio en Bariloche y vive en El Chaltén desde 2006. Fanático confeso de Francis Mallmann asegura que Siete Fuegos es “su biblia” y se animó a hacer curanto en la estancia que tiene con vista al Fitz Roy.
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Ahí, en las 8000 hectáreas de estancia Bonanza, donde cualquiera ve la vista increíble del Fitz Roy y se queda boquiabierto, contemplando, Federico Echevarría vio unos puestos de chapa, como los de los gauchos que llevan la hacienda en verano, rústicos por fuera, pero muy cálidos por dentro y con grandes ventanales, para que la silueta del monte se vea desde la cama, y hasta del baño. Como profesional de la gastronomía, y devoto de Francis Mallmann, pensó que también era un buen sitio para servir curanto, y lo hizo.
En la estancia, todas las comidas –desde el desayuno hasta la cena– se preparan con leña y se sirven en el salón comedor decorado con bancos de madera y cueros de oveja, y acompañados de una atractiva carta de vinos.
Un poco más allá, en el lugar en el que su socio y amigo Walter Gómez –el dueño de la estancia– carneaba los animales, montó, junto con otros socios, el primer glamping de la zona, Patagonia Eco Domes, nueve domos con baño privado (y esa vista al Fitz Roy que sabe aprovechar), y salida a los senderos del Parque Nacional Los Glaciares.
Tiene entre manos otro proyecto dentro de la estancia, Vizcacha Camp, que también incluirá domos deluxe pero sin baño en suite. “Me gusta la idea de un sitio con mucho confort, pero que mantenga la sensación de la carpa en la montaña, de tener que salir afuera y sentir el frío para ir al baño”, ríe. “De volver a la cama con ese chucho de frío, y lleno de sensaciones dentro” resume.
En su incansable lista, sus socios son fundamentales. Su intención es crear, poner en marcha, y seguir adelante, con el próximo proyecto. “Son mis amigos, mis compañeros, mis consejeros, mi familia, son todo. Sin ellos no podría haber hecho ni la mitad de lo que hice, estoy rodeado de buena gente y eso me da alas para seguir volando. Le pongo pasión a todo lo que emprendo. Trato de crear cosas lindas, dentro de mis posibilidades, pensando en que la gente pueda disfrutarlas. Las cosas buenas no fallan”, asegura.
Bonanza, con su porción de río de las Vueltas donde proponen bajar en kayak, sus miles de hectáreas para cabalgatas, bicicletas y hasta acceso al glaciar Bonete, es un festival para la creatividad de Federico. Por lo pronto, para esta nueva temporada estrena una flamante vía ferrata y nuevos menús de actividades. Quienes quieran alojarse, tienen además de los puestos de veranada, el rancho de Lita y Pirulo –los padres de Walter, que fallecieron en un accidente hace unos 20 años– y al que, en honor a ellos, decidó bautizar La Ponderosa, como el rancho de la serie televisiva. Es una casa de dos habitaciones, ideal para familias. “A Lita, la mamá de Walter, le gustaba mucho Bonanza, por eso le puso el nombre a la estancia”, explica Federico.
Los Gómez fueron pobladores pioneros de la zona. “Llegar hasta aquí llevaba más de diez horas desde El Calafate (hoy lleva sólo dos), había que vadear ríos, cruzar en balsa y andar por huellas. Con mucho esfuerzo ellos poblaron este lugar, y hoy es Walter quien continúa su sueño”, evoca.
Busca tu destino
Federico arrancó estudiando medicina en Buenos Aires. No duró mucho. Al mes estaba trabajando en el bar Henry J. Bean, y le comunicó a su padre que no iba a continuar con la facultad, “pero ya tengo laburo”, se atajó. Estudió gastronomía, tuvo otros emprendimientos hasta que, de paso por la FIT (Feria Internacional de Turismo), decidió alquilar Ahonikenk, un bar que ahora es un clásico del pueblo, sin haberlo visto (ni al bar, ni al pueblo).
Llegó a El Chaltén en 2006. Su padre, Eduardo, que vivía entonces en la localidad de Perito Moreno le había hablado bien del destino. Y Federico se animó a apostar. “Me trajo mi viejo con su camioneta. En esa época, el pueblo tenía 400 habitantes. Ahonikenk era un lugar construido con mucho esfuerzo por Gonzalo Barrientos y su familia”, recuerda. Poco a poco, con la ayuda de su ex mujer Natalia y su socio Adrián, lo convirtieron en una fonda honesta, que sirve las mejores milanesas y guisos de la zona. Y abrió más: La Oveja Negra, especializado en carnes, y la novedad de esta temporada: Butch Bar de Carnes.
Sin embargo, su proyecto más adrenalínico inaugurará en 2023. Se trata de cuatro cápsulas transparentes que penderán de los peñascos de la estancia (y con vista al Fitz Roy, por supuesto). “La idea surgió con mi amigo Fabricio Taub y la artista visual Rosario Alvarez Gardiol. Ellos me hablaron de un hotel colgante. El Chaltén, al ser un pueblo de escaladores, era el lugar adecuado. Sólo faltaba quién lo construiría, y como todo en la vida, cuando desea algo mucho, aparecieron Luis Aparicio y Ezequiel Ruete, dos ingenieros montañistas, los únicos locos que podían llevar adelante esta idea”, se entusiasma. Estarán organizadas de forma vertical, en tres compartimentos, arriba de todo la cama; en el medio un pequeño baño y un living; y debajo de todo un módulo con red al vacío, para disfrutar la experiencia de un vivac, sólo apto para intrépidos.
Cada cápsula tendrá su propio guía de montaña, que asistirá con el acceso, y ofrecerá la posibilidad de bajar haciendo rappel. Un check out no convencional, a la medida de quien impulsa el proyecto.
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