Vaivén Gin es la destilería de Fernando Bosi, al norte de la provincia de Buenos Aires. La dirige con Magda Fernández, su mujer psicóloga y madre de su hijo Tomás.
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Enea Bosi, el papá de Fernando Bosi, conoció Rojas y compró un campo gracias a unos amigos que conoció en el Sebastiano Gaboto, el barco que lo trajo de Italia en la posguerra. “Siempre le gustó el campo. La historia familiar dice que cuando era chico, iba en tren, vio una vaca suelta y rompió un vidrio al sacar la cabeza por la ventana para mirarla mejor. Lo retaron porque tuvieron que pagarlo y no tenían un mango”, rememora Fernando sobre su padre, que nació en 1939 en Mantova y murió en 2017 en Buenos Aires. “Llegó a Sudamérica con Bolivia como destino inicial, pero a mi abuelo lo estafaron y tuvo que empezar de cero. Se vino a Buenos Aires y trabajó de camionero. Entonces mi papá sí pudo formarse: hizo un curso en bombas inyectoras de motores diésel en Brasil. Se convirtió en referente y le fue muy bien con su taller. Así fue como, siempre contactado con aquellos compatriotas que había conocido en el barco, llegó hasta Rojas y se compró este campo con uno de sus hermanos. Fue en la década del 80, cuando yo era chico”, relata Fernando mientras almorzamos un asado al pie de un naranjo en flor con aroma a azahar.
Estamos en Lourdes, su campo al noroeste de Rojas –al norte de la provincia de Buenos Aires–, y dónde funciona Vaivén, la destilería de gin que creó nuestro anfitrión. Anestesiólogo veterinario de perros y gatos, Fernando se crió en San Martín, vive en Martínez, pero el campo, que siempre le gustó mucho, lo hace cada vez más feliz. La pandemia influyó para que pase cada vez más tiempo en Rojas. “Esta zona era refugio de nativos. La estancia Miraflores, que está justo enfrente, fue la primera propiedad privada de la localidad, en tiempo de fortines. Mi papá le compró a un tal Figueroa, pero antes acá estaban los Carrasco que tenían muchísimas hectáreas”, detalla el veterinario devenido en destilador.
Con 42 años, Fernando está en pareja con Magdalena Fernández, que es madre de Teo. Juntos son papás de Tomás, de tres años. Él tuvo veterinarias por Boedo, Olivos y San Isidro, pero ahora vive de las vacas y la siembra. Como la mayoría en la zona, intercala trigo, soja y maíz en un campo que es chico, pero bien productivo. Magda, en tanto, es psicóloga y sabe de campo porque viene de una familia de tamberos. Pero es, además impulsora, socia y engranaje fundamental para que funcione Vaivén.
“Mi abuelo hacía vino y a mi me gustaba eso de hacer la propia bebida. Me anoté en un curso y empecé a destilar gin. Soy muy autodidacta. Lo hacía con un alambique chiquito”, anticipa Fernando mientras nos invita a pasar a la sala donde se produce la alquimia. Eso que tanto lo apasiona. “El arte está en el desarrollo de receta. El destilado es mágico. Tenés una sopa verde que de pronto se acomoda... Más allá de eso, es como cocinar”, apunta para desdramatizar.
Mientras festejamos su gin clásico, servido con tónica, cuenta que también se puede tomar como si fuera whisky, con hielo, o recién sacado del frezeer, como un limoncello. Tras un año de desarrollo de pruebas, asesorado por una enóloga y master distiller, llegó a este sabor inédito y bien concreto que llama Vaivén –“brillante idea de Magda”–, por esa placentera sensación de balancearse al compás de la marea.
“El gin es un alcohol neutro que se forma con los botánicos que le agregás”, explica. Lleva enebro (más del cincuenta por ciento), coriandro, regaliz e ingredientes que señala entre el parque y la huerta: cáscara de naranja, flores de azar secas, laurel, menta peperina, cedrón... “Siempre hay un botánico que se distingue: el nuestro es el piñón de araucaria, que va tostado. No lo usa nadie más”, se enorgullece Fernando, adepto a las fórmulas, las dosis y al laboratorio, como buen anestesiólogo. Pero además creativo, como buen músico. Contrabajista, más precisamente. “Le diseñé un gin a los Auténticos Decadentes, que son amigos míos. Ahora está en suspenso hasta que vuelvan de las giras. Y estoy creando a pedido un gin con habanero, que es un ají súper picante”, comenta y corre a chequear un reloj que le marca los tiempos del destilado.
Datos útiles
Vaivén Gin. En dirección a Carabelas, al noroeste de Rojas, desarrollaron un gin original, con piñones de araucaria. Lo destilan en la tranquilidad del campo, con creatividad y compromiso. Además, diseñan la bebida a pedido. Venden por Instagram y en vinerías. Camino viejo a Colón s/n. T: (11) 3909-7423. IG: @vaivengin
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