Al frente de un tradicional almacén, un complejo de cabañas y un deli, este trío de pioneras da batalla para impulsar a Chivilcoy en materia de turismo.
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“¿Cuántas calles hay en la ciudad?”, pregunta la guía, ya montada en su bici. “Más de trescientas”, responde alguien del grupo. “¿Y cuántas tienen nombres de mujeres?” La inquietud flota en el aire. Ansiosos por largarse a pedalear, los ciclistas no arriesgan números. “Son once en total”, anuncia ella. “Hoy vamos a conocer cinco”. Así comienza Buenas, santas, locas. Historias escondidas de mujeres, uno de los “platos fuertes” de Cicloturismo Curioso, bicicleteada mensual que recorre hitos y mitos locales. Aunque no todas las homenajeadas son oriundas de estos pagos, varias dejaron su impronta: Clarisa Villamil, fundadora del primer asilo de ancianos; la niña Patricia Leiva, en vías de ser beatificada; la Hermana Piedad, directora del colegio Misericordia y benefactora; Juana Manso –que encendió polémicas con sus discursos feministas precursores durante la recaudación de fondos para la biblioteca pública, la primera de la provincia, a la que donó más de cien libros– y una jovencísima Evita Duarte.
El turismo tiene cara de mujer
Mucho más cerca en el tiempo que aquellas pioneras, y con todos los cuidados que exige la pandemia, tres emprendedoras le vienen poniendo garra, originalidad y gracia al turismo chivilcoyano. María Elena Cura, Paola Corrao y María Gracia Centurión no se cansan de generar propuestas y ponerlas en práctica: paseos por el ejido urbano que conjugan historia y curiosidades, comidas sabrosas y superabundantes preparadas con ingredientes orgánicos, revalorización del tejido social y las maneras de relacionarse, cultivo de los saberes y tradiciones de los primeros inmigrantes. El trabajo que realizan junto a sus imprescindibles aliadas Gabriela Arias (arquitecta especialista en patrimonio) y Leticia Piaggi (guía de turismo) es tan potente y convocante que bien podrían apodarlas “Las 5 Fantásticas de Chivilcoy”.
Elena Cura
El Recreo
“Por acá pasaban todos, desde antes que llegara el tren. La hacienda entraba a tomar agua y los paisanos a tomar vino”, se ufana María Elena, bisnieta de los fundadores y memoria viva del Museo Almacén El Recreo. Los ojos se le iluminan cuando habla de su padre, el Pampa Cura, que ya cumplió 91 años y estuvo al frente del boliche durante décadas. “Mi papá vivió y me contó tantas cosas… y hay tanto para compartir acá que no te alcanzan los días”. Este año El Recreo cumple 140 y Elena cuenta que le gustaría festejarlo a lo grande, siempre que la pandemia lo permita. “Tal vez una orquesta tocando al aire libre como se estilaba antes, porque acá si algo sobra es espacio. Ya se nos va a ocurrir”, afirma con el espíritu tenaz que la caracteriza.
Aunque ya no se sirven bebidas en el mostrador, los objetos se conservan tal como estaban cuando la actual Avenida de la Tradición era el Camino Real que llevaba a Buenos Aires allá por 1881, cuando el genovés Carlos Rossi y su esposa María Duhagón abrieron el almacén y despacho de bebidas. No era raro ver a Honorio Pueyrredón acodado en el estaño antes de rumbear para su estancia La Ydalina en Los Toldos y se dice que por sus mesas pasaron los Hermanos Podestá, que estrenaron en Chivilcoy la primera versión dialogada del Juan Moreira.
Durante casi un siglo, El Recreo fue eje de la vida social chivilcoyana. “Los parroquianos se trenzaban en largas partidas de truco, no jugaban por dinero sino por latas de duraznos, que eran una rareza y tenían muchísimo valor. Los duraznos en almíbar le solucionaban el postre a más de uno”, dice Elena con picardía. “En El Recreo está la historia de Chivilcoy, pero no la de los libros. Acá quedó grabada la vida de la gente, sus maneras de encontrarse, sus gustos, sus broncas, sus tristezas. Una de las cosas más lindas, más maravillosas, que te da la pauta de cómo se vivía en el pueblo, cómo se compartía, era que los sábados a la tarde se abrían todas las ventanas de la casa y los vecinos acercaban sillas para escuchar óperas italianas en el gramófono. ¿Vos te imaginás lo que habrá sido eso?”, concluye.
El Recreo tuvo el primer teléfono de la zona, estafeta postal y hasta prestó servicio de peluquería. En la parte de atrás, rodeando un patio florido, se conservan las habitaciones donde vivieron hasta su muerte todos los hijos varones del matrimonio Rossi, solteros empedernidos, más una hermana que tampoco se casó. El progreso en forma de supermercado hizo que el almacén cerrara sus puertas en 1968. Fue cuando empezó a hacerse cargo El Pampa, hijo de José Cura e Ilda Carolina Rossi.
Del palo tradicionalista, el Pampa le dio su aspecto actual. Sus paredes resguardan maravillas que “te trasladan a un pasado no tan lejano, pero que revela un cambio sustancial. Porque aquí muchas veces la gente no se conocía por el nombre sino por el color del pelo, por el oficio, por dónde vivía. Tenemos el registro de compras al fiado de una tienda que anotaba a sus clientes como el de anteojos, el herrero, el gallego de la vuelta. ¡Qué sé yo! Épocas en que la palabra valía, y cómo”.
Avenida de la Tradición 75, Chivilcoy. T: (011) 5021-5805.
Paola Corrao
Raíces
A la hora de generar proyectos, Paola es imparable. “Siempre estoy haciendo cosas y cuando no puedo salir por la pandemia, me pongo a investigar en internet. Así salieron varias ideas para Cicloturismo Curioso, entre ellas Panza llena, corazón contento, una especie de viaje en el tiempo para saber qué comían nuestros antepasados y qué de todo eso llegó hasta nosotros. La galleta de campo que es casi un emblema de Chivilcoy, el helado, las torcacitas… Acá había más de once palomares para criar pichones y todavía quedan un par”.
La que les pone el contenido a los recorridos es Leticia, que conoce la ciudad como la palma de su mano y hace unas guiadas impecables.” Raíces, el hospedaje de campo de Paola, es el punto donde concluyen las bicicleteadas… con una merienda de La Bitácora, como no podía ser de otro modo. Desde que abrió su tranquera en 2018 –bajo el lema “vivir más simple y mejor”– se propone como una alternativa innovadora de alojamiento y turismo. “Raíces existe para que podamos reconectarnos entre nosotros y cultivar el amor por la naturaleza”, afirma. La propiedad está algo alejada del centro (aunque en Chivilcoy nada está demasiado lejos) y eso le otorga un encanto silvestre, con cantos de pájaros y olor a verde.
Tiene dos bungalows con cocina independiente, una espaciosa casa equipada con todas las comodidades y una piscina elevada en el centro del jardín. La huerta con compostera propone dos tareas complementarias: cosechar las frutas y hortalizas que luego se consumen y regresar a la tierra los residuos orgánicos. En el espacio de yoga semicubierto se dan clases y masajes holísticos. “Otra de nuestras actividades es la monta lúdica”, se entusiasma Paola. “Traemos los caballos y la gente los va conociendo de a poco; los miman, los cepillan y los ensillan antes de salir a cabalgar. Eso crea otra relación con el animal y con el entorno. Y eso es lo que busco en todo lo que hago: una nueva manera, más amorosa y más respetuosa, de relacionarnos con lo que nos rodea”.
José Hernández 73. T: (011) 4044 1197.
María Gracia Centurión
La Bitácora
María Gracia se enamoró a primera vista de la enorme casona situada en la esquina de Ceballos y Pueyrredón y le dijo a su esposo y socio, el chef Ezequiel D’Amelio: “Hay un montón de cosas que quiero hacer y vamos a reunirlas en este lugar”. Después de mucho esfuerzo y grandes reformas (ellos mismos revocaron y pintaron las paredes interminables), lograron imprimirle un estilo alegre y distendido al espacio y hace cuatro años inauguraron La bitácora-Cocina Deli. Un punto de encuentro para los chivilcoyanos: abre todos los días de la semana, desde las siete de la mañana hasta la medianoche. “Esto es un refugio a la hora de la siesta, la gente se sienta en las mesas de la vereda a leer un libro, acá nadie te apura, las amigas se juntan a tomar cafecito y charlar de sus cosas”, comenta.
Mientras Ezequiel se luce con sus ensaladas de falafel y tomates cherry y sus ya famosas hamburguesas (carne doble, veggies, salmón rosado), la pasión de María Gracia es la repostería: tortas colosales, mousses de dulce de leche con cubierta de pionono al cognac, budines de estación… “Si hay algo que me gusta es preparar mermeladas, hago infinidad de pruebas con la olla y la cuchara”, dice como plantando bandera esta alquimista de sabores y aromas que desde 2015 tiene su propia marca: Dulces Tentempié. También en esto le gusta innovar: su última creación fue uno de frutillas con pétalos de rosas. Estas delicias y muchas otras –aderezos, aceites, pimientos y berenjenas conservados sin conservantes, variedades de Rothenburger, la cerveza artesanal de Chivilcoy– están a la venta en el almacén de La bitácora, un “ramos generales de delicatessen” cuyos productos cumplen las dos consignas de la casa: ser ricos y saludables.
Pueyrredón 2, Chivilcoy. T: (02346) 42-2451.
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