Llegó a Salta después de un largo viaje por África y Brasil. Compró un terreno en los Valles Calchaquíes con la ilusión de tener un retiro tranquilo y terminó trabajando a tiempo completo y elaborando uno de los mejores vinos de la zona.
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“Cuando pisamos Cachi me enamoré del lugar”, asegura Christian Götz y cuenta: “Hace 16 años iniciamos un viaje con mi esposa que empezó por África, siguió por Brasil, Chile y finalmente llegamos a la Argentina. Como finalizábamos el viaje se me ocurrió comprarle a ella un souvenir: un pedazo de tierra en Cachi Adentro, tierra en la que nadie quería comprar en aquel tiempo porque no había nada, ni luz, ni agua ni señal de celular. Era un poco una locura pero a mí el lugar me había enamorado y pensábamos que podía ser un buen retiro para nuestras vidas. Nunca pensé que iba a terminar haciendo el vino que hago. El lugar no tenía nada”. Así empieza la historia de Götz en Argentina, un analista de sistemas que se dedicó a trabajar para los bancos de Zurich sin tener ningún contacto con la viticultura (más que beber buen vino de todo el mundo).
Hoy, en una finca a casi 2700 msnm, con las montañas custodiando las viñas, el proyecto Vinos Adentro comienza a dar que hablar por su expresión única y por la apuesta tan fuerte en cepas que tienen una expresión distinta en este terroir de Salta: el Torrontés y el Merlot.
Confesiones de un bodeguero novato
“Yo no pensaba hacer vino, no era la idea. Mi idea era un retiro, un seguro, quería huir del mundo occidental que me agobiaba y por eso empezamos ese viaje. Pero luego, ya instalados en Cachi, un amigo en Cafayate me dijo “¿por qué no ponés una viña?” y como yo era un poco ingeniero dije ‘Bueno’. El tema es que vendiendo solo la uva los números no me cerraban y se me ocurrió vinificarla y embotellarla. Lo que jamás imaginé era el vino que iba a salir de allí”.
Hoy Cachi esta cobrando mucha identidad en lo que respecta a los vinos. El Merlot en la región se da muy bien. En el año 2004, la película Entre Copas, destruyó la imagen del Merlot instalándolo como un vino demasiado estructurado y “pesado” en contraposición a los Pinot Noir californianos que trataban de abrirse paso en la historia a través de Hollywood. El resultado de ese lobby, fue que las ventas del Merlot cayeron precipitadamente en el mundo y que durante mucho tiempo la variedad se convirtió en mala palabra para determinados mercados. Pero lo cierto es que el Merlot es una variedad muy versátil que tiene muchas expresiones interesantes tanto de forma varietal como en cortes, y que en Cachi está dando resultados sorprendentes. La bodega Miraluna, por ejemplo, geográficamente enfrentada a la del suizo, comenzó con un proyecto turístico de cabañas, y también se vio sorprendida cuando al vinificar el Merlot de sus viñas se encontró con un vino distinto, delicado y fresco que podía salir a pelear la pelea por el podio.
Christian camina los cerros de su finca junto a sus dos perros, ellos responden fielmente a su silbido. Andinista desde muy joven, con tan solo 11 años subía las montañas más altas en Suiza junto a su padre. Con una vida muy ecléctica, el grueso de su carrera la hizo en informática, pero también trabajó en ONGs y en un Centro Cultural organizando conciertos de pop y punk rock.
– ¿Cómo llegaste a vinificar Merlot?
– “Era la cepa favorita de mi esposa, y yo estaba buscando un vino que me aportara acidez y un poco de estructura. Al principio fue muy difícil, no maduraba tan bien hasta que llegamos a una expresión como la que tenemos ahora. Lo mismo nos pasó apostando al Torrontés. Estamos a casi 3000 msnm que para un torrontés es muy alto. Yo quería hacerlo porque es una uva 100% argentina y del Valle. La gente me decía que tuviera cuidado ‘no va a madurar’, por eso lo plantamos en espaldero y no en parral como se estila. Nos salió un torrontés diferente, tiene bastante perfil floral y mineral. Era un riesgo que creo que valió mucho la pena.
Con muy bajas producciones, los vinos de Christian se encuentran únicamente en Argentina y en Suiza. Cuando vio que sus vinos tenían buenas perspectivas, fue a capacitarse a Europa. Hoy, después de la pandemia, dedica el tiempo completo a los viñedos de la manos de sus dos empleados.
– ¿Volverías a tu tierra natal?
– La idea era ir y volver, así lo pensé cuando en 2015 dejé de trabajar para Europa. Primero pasaba ocho meses en Suiza y el resto en Argentina, luego fue al revés, pasaba la mayor parte del tiempo en Cachi, pero después de la pandemia que me obligó a quedarme, ese ritmo se cortó. Hoy hacer los vinos me lleva todo el tiempo, no sé si es un gran negocio en relación a la cantidad de horas que pongo, pero es lo que me gusta hacer. Lo gracioso es que lo pensé como un retiro de vida y a mis 61 años trabajo más que nunca, el vino es muy demandante”.
– ¿Cuál es el potencial que ves en Cachi Adentro?
– Creo que aquí se produce de la mejor uva que hay en el país. El clima es ideal. Normalmente no llueve casi nunca. El clima seco hace que sea muy sana y no haya que curar enfermedades. La amplitud térmica y la altura dan vinos de muy buena calidad. Las pieles son más gruesas y en el vino, la piel lo es todo. Hace poco estuve en una cena con el crítico de vinos Tim Atkin y alguien le preguntó cuál era el futuro de la Argentina, cuál era el terroir que veía con mayor potencial, y el famoso puntuador respondió: “Cachi”. Eso hace que hoy todo el mundo busque estas tierras para poner viñedos y explorar lo que en mi caso se dio por completa casualidad.
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